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- hey!- gritó Mía, aventando sus cosas al suelo para ir a ayudar al trigueño, o al menos algo parecido -dejalo en paz, Kyler!- reclamaba la chica a la vez que lo jalaba del brazo para separarlo del trigueño
-awww! Rhea necesita que su novia lo defienda...!- se burló el de ojos rasgados,  mirando con desdén a la chica - apártate si no quieres que te pase algo solo por jugar a la heroína

Mía se quedó de pie unos segundos, molesta; volviendo en si cuando escuchó al trigueño quejarse, le habían dado un golpe en el estómago, cosa que molestó a Mía en demasía.
- que lo dejes en paz!- reclamó de nueva cuenta, metiéndose en el pleito, a manotazos, rasguños y patadas, tratando de defender al trigueño, o al menos ayudarlo. Aunque ella misma no entendía por qué lo hacía, quizá era su "sentido de justicia" o una de esas cosas como de historia de superhéroes. Aunque no le duró mucho el gusto, pues la habían tomado de su cola de caballo y tirado al suelo, además de una bofetada, quejándose igual.
- tal para cual- se burló Kyler nuevamente- en serio no puedes defender a tu noviecita, Rhea? Y ella... igual de boba y débil que tú.
- ya te lo dije, imbecil... no es mi novio- espetó molesta, dándole una patada, para que así soltara al trigueño, llevándose ella una cachetada en el proceso, dejándola tirada en el suelo. Empujaron al trigueño hacia un auto, rompiendole uno de los faros traseros
-Hey...! Por qué no se meten con alguien de su tamaño?- reclamó una voz masculina desde otro punto en el estacionamiento, acercándose a donde estaba el altercado.
Algo le respondieron los adolescentes, con burla al rubio; quien arremetió con echarles en cara que eran unos cobardes al haber golpeado también a una chica, aumentando el jaleo entre el mayor y el grupo de abusivos.

-Mía...- llamaba el trigueño entre quejidos, tendido en el suelo.-Mia... estas bien?
- tú estás bien?-respondio ella, reincorporandose y acercándose a él.
- qué demo... - se autoinerrumpió el trigueño, que tenía la mirada fija en la pelea

- vamonos, Miguel...- ordenó Mía
-pero...
-vamonos, pero ya! Viene la policía...
-que...?
- que te levantes, muevas esos fideos que tienes por piernas y nos vayamos a casa!- regañó, a la vez que lo ayudaba a levantarse, tomándolo de los antebrazos para ayudarse a no caer de nueva cuenta.
Mía tomó la bolsa de plástico con sus compras y se echaron a correr, deteniéndose cosa de media cuadra después, al ver las patrullas cruzando con ellos y entrando a donde estaba el mini super.
Miguel miraba incrédulo a Mía al ver que como si hubiera adivinado, sabía que llegaría la policía. Cuando llegaron al complejo de departamentos se detuvieron unos momentos en una jardinera para tranquilizarse y recuperar el aliento, pues al ver las patrullas volvieron a echarse a correr.
- Mía... no te lastimaron?
- no, nada que no pueda enmascarar tras un "me caí en la acera, mamá"
- no les dirás en tu casa?- preguntó, algo asombrado
- tú les dirás en la tuya?- contraatacó la chica, sarcástica.
-...
- seh, debí suponerlo. Ahora, ven conmigo- dijo Mía levantándose y llevando de la mano al trigueño
- a donde vamos?
- el crimen perfecto es, aquel donde empiezas por no dejar evidencia, así que... vamos a limpiar evidencias, bien?- le explicaba mientras juntaba agua de la llave en una pequeña pileta que tenían las llaves de agua en Resseda.
- qué vas a...
- siéntate en esa llanta, recargate aquí y haz la cabeza hacia atrás...- indicó Mía mientras le ponía en el cuello y hombros unos trapos que ella misma había tendido a secar por la tarde, para empezar a ayudarlo a limpiar elnpepto de su negra cabellera
- como supiste que vendría la policía?- le preguntó curioso
- aparte de que era algo obvio por atacar a menores de edad, lo supe porque... digamos que es una suerte de don que tengo
- ves el futuro?
- no... más simple que eso, cuando eres la típica hija sobre protegida aprendes a distinguir sonidos, a diferenciar pasos... todo eso. Así que ya te imaginarás... escuché las sirenas a lo lejos y definitivamente no eran de ambulancia, y no tenían el volumen alto como cuando es un robo o cosa parecida.
- hija única? Vaya... entonces los niños que viven contigo...
- son mis primos. Es una locura, lo sé.
- por qué eres tan seria y aislada, Mía?
- la curiosidad mató al gato, Miguel... no intentes averiguar de más... ahora... listo. Aquí no pasó nada...- finalizó ella, mientras acababa de secar el cabello del trigueño
- no, Mía. Si pasó, y como...
- espera aquí... dame un momento...- ordenó Mía mientras entraba a su departamento a dejar rápidamente las bolsas de sus compras y buscar algo en su botiquín, al cabo de un par de minutos volvió con un frasquito de medicamento y unas botellas cuadradas
- toma, son mejores que el pepto; con una ahora y otra mañana en la mañana se sentirá mejor. Y... que tome esto, le ayudará a compensarse e hidratarse. Te  los compré e iba a dárselos cuando.. aparecieron esos imbeciles
- los conoces?
- son de los que te dije que te mantuviera alejado si querías mantener tu cara de niño bonito intacta. Dejame revisarte... - en ese momento, Mía se bloqueó momentáneamente al tener así de frente al trigueño, logrando encontrar sus miradas, Mía estaba en lo cierto, él tenía linda mirada... demasiado tierna.
-pasa algo?- preguntó, preocupado
-Todo en orden. Igual, solo diles que te caíste en la acera... con eso dejan de molestar normalmente. - se explicó, soltandolo y desviando su mirada a la vez que intentaba ocultar... que estaba sonrojada?
- Mía, yo...
-aja?- *por qué diablos siento como burbujitas? Tengo hambre pero... la sensación es diferwnte...*
- gracias. Y... no diré nada si tú no lo haces. Ok?- propuso él con una sonrisa, apretando la mano de ella, haciendo que así fuera por unos momentos, ella se desprendiera de esa máscara de chica dura e insensible, dejando a flote su verdadero ser, quien dejó salir una rapida sonrisa.
- te veré mañana en la escuela, Miguel. Como si no me quedara más remedio...- se despidió, intentando recuperar la compostura. Pero había fallado.

- Mía Hawtorne... estas resultando más interesante de lo que pensé- suspiró el trigueño, mientras la observaba subir la escalera y dirigirse a su departamento, para acto seguido, ir al suyo.






















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In Your Arms (Miguel Diaz/Cobra kai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora