Diálogo

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Lisa


Estaba sentada esperando a que llegue Zeus, me mando a buscar, pero él ni siquiera se encontraba aquí.

Estaba jugando con mis dedos en lo que el llegaba, no sabía que me iba a decir o que iba a pasar.

—Hasta que al fin nos vemos —entro por la enorme puerta y me miró levantando una ceja.

—Buenos días —saludé con la poca educación que me quedaba.

—Bueno —se sentó—  a ver... —tomó el papiro que tenía al lado y se puso a leer— desobediencia, embuste y traición —remarcó la última palabra y me miró.

—Es lo que hay —respondí, intenté no bromear pero me causaba mucha gracia, reprimí mi risa.

—Aún no me explico por qué no te he cortado la cabeza —me miró fijamente— capaz tenga la respuesta pero no quiera afrontarla, ¿tú que piensas?

—Desde que nací había pasado más tiempo con usted que con mis padres —fui sincera— prácticamente me ha criado —respondí— esa puede ser la respuesta.

—En parte —asintió— puede ser uno de los factores —continuo— pero dejemos eso de lado y hablemos del tema que nos importa y es que vuelvas a la tierra.

—¿Voy a matar a tus sobrinos? —cuestioné y rio.

—Quería que mates a mi hermano, pero ya que te ofreces... —respondió y rodé los ojos— es una broma, estoy en buenos términos con ellos.

—Que bromista —respondí— ¿Cuáles términos? —estaba tentada en saberlo.

—Primero que nada me han pedido por ti y tus dos amigos —asentí— que los deje ir por ahí, raro pero ya lo he aceptado —dijo y sentí florecer la felicidad dentro mío— eso no quiere decir que no vas a volver al Olimpo y que no harás misiones —me informó— tienes responsabilidades que asumir y lo sabes.

—Claro que si —afirmé— conozco mis responsabilidades y las acepto.

—Ahora quiero que me digas bien y muy bien —hablo seriamente— lo que hay entre tú y ella —soltó— quiero saber toda la verdad, siempre me ven como el malo pero saben que Hades tiene el índice de maldad más alto en la galaxia, aunque nadie me crea.

—Somos novias —respondí y asintió, quería escuchar más— es más que seguro que ya lo sabes todo —negó.

—Se una parte —asentí— pero no conozco tu versión.

—Jennie y yo empezamos a salir, como lo prohibido es mejor, ya sabes, terminamos enamorándonos —entré en confianza— llevamos bastante tiempo juntas antes de que se sepa la verdad, unos cuantos meses la verdad —continúe— cuando supe que ya no la iba a volver a ver en toda la eternidad o hasta morir y con mis antecedentes —apunte el papiro— seguro y nos encontrábamos en el infierno o algo así —bromee— la verdad si me sentí muy mal, la primera persona que había amado ya no iba a estar conmigo y cosa que no es fácil, porque creo que todas las cosas divinas y sé que ella y yo tenemos un lazo muy especial, no lo podría tener con alguien más.

—Así que Jennie te ha enamorado —bromeo— extrañaba este tipo de charlas contigo —miró el papiro— casi pierdes a tu padre postizo —siguió.

Siempre le decía a Zeus que era mi padre postizo porque pasaba más tiempo con él que con mis padres y me había criado con él. Desde mi etapa de consciencia había pasado detrás suyo, creo que por eso había sido su favorita.

—Yo también —respondí— y así es —admití— estoy enamorada —lo solté con tranquilidad, al fin estaba en paz con él.

—Bueno, Jamie y Jennie también hablarán, así que creo que mañana ya podrás irte de nuevo allá y eso no es todo —asentí— tienes que pasar a retirar tus misiones.

—Muchas gracias —me levanté de la silla, estaba muy feliz la verdad.

No tuve más remedio que darme la vuelta e ir a abrazarlo, estaba feliz porque me perdonó.

—Por último, no vayas al inframundo —sonaba casi a una amenaza— lo tienes totalmente prohibido —hablo muy serio.

—Lo prometo —levanté la mano derecha.

—Ahora sí ve y dale buenas noticias a tus amigos —asentí y salí del lugar.





Tarde unos cuantos minutos en encontrar a Jin y a Rosé, ambos se fueron con otros ángeles. Cuando al fin los encontré, caminé hasta ellos con cara de poco amigos, sus semblantes cambiaron inmediatamente, pensaban que traía malas noticias.

—Y bueno, ¿Qué ha dicho? —me cuestionó Jin antes de llegar a ellos.

—Habla rápido —rogó Rosé.

—Y si mejor se los cuento en otro lugar —dije un poco apenada y ambos asintieron— en un lugar como la tierra —volví a decir y empecé a reír.

Ellos seguían pálidos, creo que no funcionó el chiste y ellos tenían ganas de asesinarme.

—Casi me muero de infarto —Jin soltó una risa nerviosa.

—Estoy entre llorar por el susto y reír por el chiste —agregó Rosé de forma sarcástica.

Reímos los tres y los abracé, al fin algo que festejar con mi trío.

Born to die |Jenlisa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora