Tentación

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Lisa




Un hada se posó sobre mi hombro y sonreí, eran muy bonitas.

—Vete lejos de ella —susurró en mi oído y la miré— la bruja —se rio y volvió a volar.

Rosé me miró con cara de confusión

—¿Qué dijo? —preguntó y me encogí de hombros.

—No entendí muy bien —mentí.

¿Cómo que no me iba acercar? Por eso mismo iría hoy de nuevo al bosque a buscarla. Sé que quiere una pluma de mis alas, le daría un poder especial, ¿Cuál es el poder que quiere? Lo voy a descubrir.

—Lisa —se acercó Jin y lo miré— que si ya tienes los planos estudiados para la fiesta —habló y asentí.

—Si, ya los tengo todo aquí —apunté mi cabeza.

—Entonces ya estamos preparados —sonrió Rosé— deseo quiero tener esas cabezas en mis manos —sonrió.

—Yo también —dijo Jin emocionado.

—Los dejo iré a pasear —ambos me miraron.

—¿De nuevo? —preguntó Rosé y sonreí.

—Hay un lugar que me gusta mucho —sonreí y frunció el ceño— los llevaré a conocer en algún momento.

Salí de la casa y volé, mi destino Grindelwald.






Seguí el camino y me dirigí al cual días atrás me había quedado con aquella mujer, recordé por donde iba caminando la otra chica pero como era un poco oscuro no pude divisar del todo.

Me fui adentrando pero todo eran árboles y más árboles, cuando me iba a dar por vencida me encontré con dos niñas cerca de un árbol, estaban recogiendo frutas.

No serían niñas del pueblo, jamás estarían sin un adulto recorriendo estos lugares. Fui astuta y me acerqué a ellas.

—Hola —salude con una enorme sonrisa y ambas se giraron a verme.

—Hola —respondió temerosa una de ellas.

—¿Cómo están? —pregunté intentando parecer amable.

—Bien.. —respondió la otra— ¿Le podemos ayudar en algo? —preguntó.

—Eres muy linda —hablo la niña más pequeña, me acerqué un poco más.

—Tú también eres linda cariño —respondí y acaricié su cabello.

—Estaba recorriendo el bosque nada más —miré alrededor— pero tengo mucha hambre y bastante sed, ¿saben dónde puedo encontrar un lugar por aquí?  —pregunté y ambas se miraron.

—No... —iba hablar una de ellas y la otra le dio un manotazo.

—Sí, pero debemos pedir permiso —respondió la otra niña.

—Pueden llevarme y las espero afuera sin problema —intenté sonar amable y tierna.

—Nos alcanzas esas naranjas —la niña más pequeña apuntó el árbol— están muy altas —se las pasé— ahora sí, vamos —caminó frente a mi para seguirla.

Caminamos un poco más y luego se pararon en un lugar donde solo había plantas y varios árboles.

—Mejor espérenos dentro —me tomó de la mano para poder entrar.

Al pasar las plantas entramos a una casa, un aquelarre, lo supe inmediatamente.

—Ven —me guio— vamos al comedor —me tomó de la mano la otra niña para guiarme hasta el lugar.

—Niñas, por que tarda... —se giró la chica de la noche anterior— Jennie —levantó la voz llamando a alguien.

En menos de un minuto salió y la volví a ver, me miró confundida y su vista se dirigió a las niñas.

—¿Hicimos algo malo? —susurraron las niñas a la otra chica y ella negó.

Jennie o como la llamaban me tomó de la mano sin decir ninguna palabra me llevo por los pasillos, creo que ahora sí me estaba odiando, estaba enojada.

Abrió una de las puertas y con rabia me metió allí.

—¿Qué mierda haces en mi aquelarre? —preguntó un poco enfadada, sonreí.

—Es solo una visita —respondí sonriendo— ¿no te agrada mi presencia? —cuestioné.

—¿Me tienes que orillar a que te mate querida? —cuestionó y negué.

—Hace días me estabas coqueteando y hoy me quieres matar —suspiré— si que los brujos tienen cambios repentinos en sus decisiones —me burlé y negó.

—No que no traicionabas a los tuyos? —enarco.

—Como lo dijiste, contigo puedo hacer la excepción —respondí coqueta.

Que mierda estaba pasando conmigo, tenía que haber una explicación para esto. Ni siquiera entiendo porque vine hasta aquí, ¿los brujos pueden hacer hechizos para la atracción?

—¿Estás bien? —cuestionó pasando sus manos frente a mi cara y la miré confundida.

—Si —respondí, se rio— ¿De qué te ríes? —cuestioné.

—Te ves muy pero muy bonita así despistada —respondió y reprimí una sonrisa.

No es que no haya recibido halagos nunca, es más, lo recibo siempre.

—Bueno, solo venía a conocer uno de los tantos lugares donde se esconden mis enemigos —me acomode el flequillo y me giré para salir. Me tomó de la mano y me trajo hasta ella.

—Tu y yo podemos dejar de ser enemigas —miró mis labios— y si gustas podemos ser más que amigas —se acerco bastante, ya me encontraba muy nerviosa, no me moví.

Alguien golpeó la puerta y me alejé rápidamente de ella.

—Pasa —hablo con desgana y entro la chica— ¿Qué pasó Jisoo? —le cuestionó a la mujer, ya sabía su nombre, me miró y luego volvió su vista a Jennie.

—Solo venía a ver que estaba pasando —cerró la puerta.

—Todo controlado, no te preocupes —respondió Jennie y se acercó a la puerta— es más Lisa ya se va, ¿o no? —me preguntó.

—Sí, ya es tarde —asentí y salí de la habitación.

Caminamos por el pasillo y una vez más me encontré con las niñas, les sonreí y me despedí de ellas agitando la mano.

Cuando salí afuera Jennie me acompaño hasta la puerta.

—Nos vemos en la fiesta —le advertí de mi presencia antes de retirarme.

—Nos vemos Lalisa —cerró la puerta.

Born to die |Jenlisa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora