El resto del camino no tuvo muchas cosas que resaltar. Connie y Reiner habían bromeado un poco entre ellos al principio, pero seguramente el cansancio por la actividad física los había dejado demasiado agotados como para conservar el buen humor de siempre. A Pieck le dolían músculos que no sabía que tenía, desde la pantorrilla a la espalda. Definitivamente deseaba aventurarse en las alturas como lo hacía Mikasa, pero tenía tiempo sin estar tan adolorida, y todavía faltaba esperar qué tal amanecería. Y todo eso después de apenas haber logrado balancearse y subir y bajar verticalmente.
Observó a sus compañeros: Reiner estaba ahora completamente dormido y roncando, un estado al que Connie se aproximaba rápidamente. Mikasa, en cambio, había sacado de su bolso una aguja con hilo parecía que iba a empezar a bordar, pero en vez de eso la mujer estaba viendo el camino por la ventana. Sus ojos eran preciosos, con esa forma y ese negro tan profundo, de verdad era hermosa, y aunque no era exactamente su tipo a Pieck le extrañó encontrarla tan diferente a la última vez que la vio.
Pieck se acordaba de un soldado. Una mujer fuerte, tosca, una Ackerman capaz de derribar a cuanto titan que se le pusiera enfrente, de cortar los miembros del titán de Porco. Quizá era el cabello corto que llevaba en ese entonces, quizá por la ropa masculina con que llevaba aquella noche que se reunieron los guerreros con la legión de reconocimiento, pero Mikasa Ackerman se veía completamente distinta, aún cuando todavía llevaba puesto el pantalón que Armin le prestó. Ahora, la persona a su lado era una mujer como cualquiera, amable, algo tímida y con un tono de voz más agudo al que recordaba.
Aunque claro, la primera vez que puso la vista en Jean éste estaba lanzándole lanzas relámpago y había asesinado a sus hombres, y lo primero que supo del dulce Armin fue cuando hizo estallar el muelle de Liberio.
Mikasa apretó la tela que llevaba entre las manos y por accidente se pinchó un dedo, lo que la hizo saltar en su asiento.
—¿Estás bien? —le preguntó Pieck.
—Sí, sí... es solo que... —las palabras se le ahogaron en la garganta y Mikasa devolvió su vista a su regazo—. Es que no puedo creer que esté regresando a este juego.
—Apuesto a que estarías mucho más cómoda en tu granja.
—No es eso. Fue muy duro vivir tanto tiempo escondida. Estoy feliz de poder ver de nuevo a Armin, Jean y Connie porque estaba demasiado sola, solo Historia me visitaba de vez en cuando —explicó masajeando distraídamente sus propios muslos, Pieck suspiró al darse cuenta de que incluso esa poderosa mujer estaba sufriendo de los dolores musculares producto del entrenamiento—. Pero quisiera poder estar con la gente que amo sin que haya ningún conflicto o peligro para ellos.
—Esperemos que las cosas se resuelvan. —La frase sonó tan trillada, tan vacía, pero trató de que Mikasa no notara su duda—. Estoy segura de que al menos uno de ellos elegirá quedarse.
Mikasa no le dijo nada, solo siguió mirando por la ventana. Sería una mentira decir que comprendía lo que ella sentía, pero podía imaginar. Pieck veía a su familia en los tiempos felices, cuando terminaba un periodo de conflictos, pero Mikasa estuvo sola todo ese tiempo y cuando pudo ver otra vez a la gente más cercana a ella era en parte porque necesitaban algo. Obviamente no era la única razón, Pieck sabía que los chicos habían extrañado a su amiga, pero de todas formas no estuvieron con ella en ese periodo de relativa paz.
El camino siguió y Mikasa hizo unas cuantas puntadas de color rojo en su tela, pero terminó por guardarla y dormitar recargando la cabeza en el vidrio. Pieck la contempló en silencio un rato y terminó por recargarse contra la otra ventanilla y cerrar los ojos.
Despertó cuando escuchó el sonido de la puerta de metal abriendo. Tenía lágrimas en los ojos, pero se las limpió rápidamente. Reiner seguía dormido y al voltear hacia adelante con el rostro ya seco se encontró con la mirada de Connie. El hombre se notaba ansioso, mordiendo las uñas de una mano y jugueteando con un botón de su camisa con la otra.
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La paz en Eldia (Fanfic de Attack On Titan)
FanfictionLos embajadores por la paz de las naciones aliadas llegan a la isla de Paradis para ejecutar el plan diseñado por la reina Historia y los embajadores Arlert y Azumabito con el fin de evitar los conflictos entre los eldianos y el resto del mundo. Por...