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Un sobresalto y un escalofrío fue lo que despertó a Mikasa, empapada en sudor frío y temblando todavía por las imágenes que todavía rondaban su cabeza, remanentes del sueño de hacía pocos segundos. Tomó aire y lo dejó salir lentamente para calmar su respiración y latidos agitados. Se concentró en el olor a polvo a su alrededor, en el frío y el calor de las piernas contra las que descansaban sus pantorrillas.

—¿Mikasa? —preguntó Jean con voz grave y carrasposa—. ¿Estás bien?

—Sí, yo… sí, ¿tú qué tienes?

—Fiebre, quizás, siento el cuerpo cortado…

No hubo terminado de hablar cuando Mikasa saltó de la cama, como un resorte, y se posicionó a la cabecera de la cama sin importarle las protestas de sus magullados músculos. Tocó su propia mejilla con el torso de la mano y luego tocó con la misma región la frente de Jean. Grisha Jaeger se burlaba de Carla cuando hacía eso con Eren, le decía que calibraba el termómetro. La frente de Jean estaba templada y no estaba sudando nada.

—No tienes fiebre, ¿te sientes muy mal?

—Me duele el cuerpo y tengo mucho frío, ¿estás segura?

—Si tienes fiebre entonces yo también, pero no, creo que solo estás cansado. Y sí hace frío, yo también estoy helada.

—Menos mal, ¿puedes alcanzarme un vaso de agua?

Mikasa se levantó a traérselo, más consciente ahora de que necesitaba descansar. Pero por ahora estaba bien, podía descansar mañana. Tenía que estar lista en caso de que hubiera que llamar a un médico de emergencia. Claro, ya era algo urgente, pero mientras no notara ningún olor pútrido, la mujer estaba dispuesta a dejar que amaneciera.

—¿Habías estado durmiendo bien?
Le preguntó Mikasa a Jean cuando le separó el tarro de los labios. Jean estaba seguro de que (con esfuerzo) lo habría podido tomar él mismo, pero no objetó cuando ella se le acercó dispuesta a hacer el trabajo. Le tomó unos segundos responder porque no sabía si era bueno decir la verdad, pero claro, no era como si mentir le fuera a traer ningún beneficio.

—No, no duermo la noche después de quitar una vida. —Ambos se quedaron callados. No era el silencio cómodo que rodeaba a Mikasa normalmente, sino uno de tensión que Jean se sintió obligado a romper después de algunos segundos, arriesgándose a empeorar la situación—. En otras ocasiones había pensado que era porque estaba demasiado ocupado con otras cosas, porque el cansancio siempre está ahí, pero creo que es solo que mi mente no está preparada para dormir todavía, estoy pensando demasiado. Seguramente para mañana caiga rendido, porque de verdad necesito dormir, pero por ahora es complicado. No puedo.

Mikasa suspiró, a su manera tratando de que el silencio no fuera a cubrirlos otra vez. Entendía perfecto lo de la mente trabajando horas extras, pero cuando ella mató a aquel hombre para salvar a Eren —la primera vez que salvó a Eren, luego de que él la salvara— tenía una edad en la que no se puede prescindir del sueño. Recordaba montar el caballo aferrada al doctor Jaeger y también recordaba despertar a las puertas de su nuevo hogar en donde más tardó la discusión entre los esposos por la aparición de la pequeña huérfana en su casa que lo que pasó Carla Jaeger preparando una tina caliente para Mikasa. Qué frío hacía aquella vez.

—Perdona por hacerte levantarte por nada, no quería asustarte —Jean la sacó de sus pensamientos con la disculpa—. No te desperté, ¿verdad?

—Yo… No, no estaba…

—¿También tienes pesadillas? —Mikasa no dijo nada, solo se alejó un poco para dejar el tarro de donde lo tomó—. Si es Eren el que se te aparece entonces que se prepare porque cuando llegue al infierno porque le tengo preparada una tunda que no que imagina.

La paz en Eldia (Fanfic de Attack On Titan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora