La luz de la luna se colaba por el enorme ventanal de la habitación de Alejandro, siendo ésta la única fuente de iluminación dentro del cuarto.
La noche prometía ser fría, pero no para el par de compañeros que se encontraban sobre la cama de aquella habitación.
Fargan se encontraba sobre Alex, atacando sus labios de manera intensa, pero disfrutando de cada roce. Hace ya varios minutos que permanecían así, el comisario tenía sus manos enredadas en el cuello del otro, acercándolo más a su boca y disfrutando igualmente del que sentía, era el mejor beso que había recibido jamás.
Tan desesperado, pero placentero a la vez. Alex empezaba a menear la cadera, provocando roce entre su entrepierna y la ajena. Sin previo aviso se precipitó hacia adelante con una fuerza que aún costaba entender que tenía, dejando en un movimiento rápido a Fargan debajo de sí ahora.
El mayor se sorprendió, aún más cuando el comisario atacó su cuello para empezar a lamerlo mientras continuaba frotándose en su entrepierna sin ningún tipo de descaro.
A pesar de que la cabeza de David daba vueltas por los efectos del alcohol, estaba perfectamente consiente de lo que estaba sucediendo, aunque cuestionaba que Alejandro lo estuviera también dado su comportamiento. Un pinchazo de culpa le perforaba la piel, aunque desaparecía con las caricias que le brindaba el otro.
Mentiría si decía que no se había imaginado la situación, si decía que no había estado interesado en estar de esa manera con su jefe desde la primera vez que había puesto verdadera atención en sus preciosas facciones y delicada figura. Aunque esta no era la manera en la que se lo había imaginado, no estando ebrio.
- Espera - la culpa le llagó a la garganta y obligó al peli negro a apartarse de él.
- ¿Qué pasa? - Alex ladeó la cabeza con confusión, un gesto adorable a ojos de Fargan.
- No deberíamos hacer esto - fue directo - Estas ebrio y... - no logró terminar la frase, la risilla de Alex lo interrumpió. Elevó los ojos a los de su superior en un intento de preguntar cual era la gracia.
- Ay Fargan - empezó a decir, se inclinó sobre el mayor hasta que sus labios estuvieron lo suficientemente cerca del oído de su guardia. - No tienes de que preocuparte, al menos que pienses que podré arrepentirme de lo que pase esta noche - sonrió descaradamente, aunque estaba lejos del campo de vista del otro. Lamió detrás de su oreja solo para provocarlo, cosa que funcionó a la perfección.
Cada vello del cuerpo de David se erizó con ese simple acto, este chico lograba sacarlo de sus cabales a un nivel que no creía posible.
Lo que Fargan quizá desconocía es que incluso en este tipo de situaciones, al comisario le gustaba tener el control, sin importar su rol. Y lo que Alex quizá desconocía es que Fargan no era el tipo de persona que se dejaba manejar tan fácilmente.
Así que Alex continuó su labor y comenzó a desabotonar la camisa de su acompañante, con paciencia y cuidado, sabiendo que desesperaba al otro, justamente con esa intención, soltando jadeos contra su oído provocados por su propio movimiento de caderas.
Fargan, como quizá cualquier persona normal en ese momento, llevó sus manos a los muslos de Alejandro y le proporcionó un apretón. Aunque Alex respondió con un gimoteo, rápidamente tomó las manos del mayor entre las suyas para apartarlas de su cuerpo.
- Yo me encargo, no tienes porque hacer nada - le susurró al oído para luego deshacerse de su propia camisa. Fargan frunció el ceño, ¿Pretendía que tuvieran sexo sin que él hiciera nada?
- No creo que eso vaya a funcionar - se apresuró a reclamar. Alex gruñó ligeramente.
- ¿Por qué siempre tienes que ser tan terco? - lo regañó - ¿No puedes hacer simplemente lo que te digo? - el otro no respondió, de alguna manera había logrado hacerlo sentir mal.
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Protector of Your Love //Fargexby//
FanfictionAlejandro es el mejor oficial de la ciudad. Con el puesto bien merecido de comisario se encargaba de limpiar las calles del crimen organizado. Por desgracia, el odio que se ha ganado por lo bien que hace su trabajo lo obligan a buscarse un compañer...