XXIII

701 85 99
                                    


- ¿Alex? - hace más de 2 minutos que el menor no reaccionaba. Estaba ahí, simplemente pasmado, con las manos sobre el volante mirando a la nada. - ¿Hola? - finalmente Fargan pasó una de sus manos por enfrente suyo para hacerlo reaccionar .

- Ah, perdón ¿Dijiste algo? - Alex parpadeó repetidas veces al volver a la realidad. 

- ¿Seguro que todo está bien? - esta vez había preocupación en la voz de su compañero, después de todo, se había quedado callado y quieto de un momento para otro. 

- Si, yo solo... - despegó las manos del volante y se frotó los ojos. - Estaba recordando algo... - confesó - Mejor dicho, a alguien - sonrió momentáneamente, pero su sonrisa se convirtió en una mueca de tristeza casi de inmediato - En fin - sacudió la cabeza. - a trabajar - 

Fargan no dijo nada más, no quería ser muy insistente porque conocía el carácter de su jefe, pero no se quedó satisfecho con su respuesta. "Dale tiempo" repetía en su cabeza con la esperanza de que un día le compartiese sus pensamientos. 

.

.

.

Rub... ¿Hace cuanto que no le dedicaba un pensamiento siquiera? ¿Y por qué lo había hecho ahora tan repentinamente? 

Alex se dejó caer sobre su cama pesadamente. Finalmente había salido de servicio y tenía tiempo para sus pensamientos personales. Había decidido tomarse la noche para él. 

Sin Fargan. Sin Luis. Sin Samuel. Sin nadie. 

Pero volviendo al pensamiento anterior... Sentía una fuerte presión en el pecho ahora que recordaba a su ex mejor amigo.

Ex porque tenía años sin saber nada de él. 

Al principio habían cumplido su promesa: se escribían todos los días, Alex siempre le contaba su día a través de un WhatsApp cada noche, aunque omitiendo las cosas malas. Rubén le respondía esos mensajes con entusiasmo y le contaba sus aventuras en Noruega. 

Había sido así hasta que sus compañeros de la academia se habían percatado de que era con él con quien intercambiaba mensajes con tanta alegría. Los imbéciles no desistieron a la idea de que el chico era su pareja, y no desaprovechaban la oportunidad de burlarse de él por ello. 

No debió sorprenderle tanto cuando un día Rub no contestó más a sus mensajes y se percató de que le había bloqueado.

Todos los mensajes que compartían se habían desvanecido y aunque Alex trató de contactarlo por cualquier medio, jamás logró que Rub volviera a contestar sus mensajes o llamadas. 

Más tarde se enteró que alguien había tomado su teléfono mientras dormía y había escrito cosas hirientes a su amigo, las suficientes como para que éste decidiera que ya no quería saber nada de él. Pero esa confesión llegó demasiado tarde, cuando el orgullo de Alejandro había crecido tanto que ya no pensaba seguir rogando por ser escuchado. 

Ahora estaba arrepentido, sentía que quizá debió luchar más por esa amistad... Pero había pasado tanto tiempo ya...

- Que diablos - dejó su frustración de lado y se levantó de la cama, yendo directo a su ordenador portátil. 

Esperó con impaciencia a que la maquina encendiera y en cuanto lo hizo entró al navegador. Era un agente, sabía perfectamente como buscar a alguien por internet. 

No le costó demasiado encontrar sus redes sociales, pero no había demasiadas cosas en ellas, el chico no había sido nunca muy activo en redes ahora que lo pensaba. Dio un golpe a la maquina con frustración nuevamente hasta que se le ocurrió algo. 

Protector of Your Love //Fargexby//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora