Para la sorpresa de Alejandro, Fargan ya lo estaba esperando en la puerta de su edificio cuando bajó a las 7:00am en punto.
- Buenos días - fue lo primero que dijo al entrar al choche.
- Buen día - respondió Fargan antes de ponerse en marcha a la comisaría.
Un incómodo silencio se levantó entre ambos. Fargan no se atrevió a decir nada sabiendo que su jefe en cualquier momento sacaría el tema que tanto había evitado y que finalmente había accedido a compartir. Alex simplemente se sentía avergonzado, su comportamiento del día anterior había resultado más transparente del que hubiera querido.
- ¿Quieres pasar por un café? - preguntó Fargan con cautela y con la intención de romper el silencio incómodo.
- No estaría mal - Alex soltó un largo suspiro, si su compañero no sacaba el tema, no sería él quien lo comentase.
De camino pasaron a una cafetería, no tardaron más de 10 minutos en volver a ponerse en marcha hacia su trabajo. Al llegar a la oficina la tensión se sentía tan fuerte entre ellos que ni siquiera Luzu se atrevió a saludarlos.
Fueron directos a la oficina, había temas pendientes que atender, los dos lo sabían, pero ninguno se había atrevido a romper el hielo, y por esta vez, Fargan no sería el primero en hacerlo.
- Bueno - Alex soltó un largo suspiro. - Tenemos que hablar - Fargan se removió incómodo - Lo prometiste - resaltó el menor antes de que el moreno se hiciera para atrás.
- Lo se... - fue su turno de suspirar, no se encontraba listo para hacer esto, pero siendo sincero, tampoco estaba dispuesto a continuar amargado.
- ¿Fue algo que hice o dije? - esa era la duda que más vueltas daba en la cabeza del comisario. - ¿Estas molesto conmigo? - Fargan levantó la vista para mirarlo fijamente.
- No... - titubeó - bueno, si - decidió ser sincero, así todo sería más simple. Se apresuró a seguir hablando en cuanto vio la mueca de Alex. - Escucha, lo que dijiste aquella vez en el restaurante... - Alex ladeó la cabeza con confusión. No lo recordaba - cuando hablábamos... de nuestra familia. - el menor torció el gesto.
- Yo... lamento que... - aunque sinceramente no sabía por qué debía disculparse, quería enmendar las cosas con su compañero.
- No te disculpes por algo al azar, déjame terminar - pidió - Me sinceré contigo, te hablé de algo que no le había contado a nadie, ¡Jamás! - se removió en su asiento - y tu... Tu fuiste muy... - no encontraba la palabra adecuada para describirlo.
- No soy bueno con las palabras... - se limitó a decir.
- No, si eso me queda bastante claro. - el comentario resulto más agresivo de lo que Fargan hubiese querido, pero no se disculpó - Te confié algo que no me atrevería a confiarle a nadie más en esta vida y en cambio tu... - se volvió a tragar el nudo que comenzaba a formarse en su garganta - Mira, lo que sufriste en tu casa es horrible, no me atrevería a minimizar tu situación ni compararla con la mía, pero... - suspiró - no puedo evitar pensar eso que dijiste. No me cabe en la cabeza como puedes decirme que fui afortunado de no tener una familia solo porque no soportabas a la tuya. - sus ojos se cristalizaron y Alex sintió como si le metieran un puñetazo en el rostro.
Había sido un total insensible y ni siquiera lo había notado.
- Yo no tuve una cama cómoda donde dormir, ni comida caliente esperándome en casa, no tuve acceso a una educación digna - no fue capaz de retener las silenciosas lágrimas que resbalaron por sus mejillas, Alex sintió la necesidad de secarlas, pero no lo hizo - No me volví un criminal por gusto, pero nadie me dio la oportunidad de ser alguien más... Alguien mejor - se mordió el labio para retener un sollozo - Lamento tanto que sintieras que escapar de tu hogar era la única manera de sentirte bien, y de verdad lamento que tus padres fueran unos cretinos - enjuagó sus lágrimas con el dorso de su mano - Pero no te atrevas a decir que fui afortunado - a pesar de que tenía los ojos inundados, los fijó en los zafiros de su jefe - lo último que he tenido en esta puta vida, es fortuna - concluyó finalmente.
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Protector of Your Love //Fargexby//
FanfictionAlejandro es el mejor oficial de la ciudad. Con el puesto bien merecido de comisario se encargaba de limpiar las calles del crimen organizado. Por desgracia, el odio que se ha ganado por lo bien que hace su trabajo lo obligan a buscarse un compañer...