XXXVI

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Lo cierto es que Samuel no era el mejor compañero durante una fiesta que le correspondiese a él controlar. Era un gran anfitrión, eso no lo dudaba. Pero era un pésimo compañero. 

Rubén había gozado su compañía durante un rato, si, pero pasadas unas horas el mayor empezó a hacer pequeñas desapariciones para recibir invitados, reabastecer alimentos y bebidas y encargarse de que no destrozaran la casa. 

Desapariciones que en principio no eran molestas, pero que terminaron por aburrir al rubio. Afortunadamente no se le complicaba relacionarse con más gente, y dado que Samuel se había ausentado hace un buen rato ya, empezó a socializar. 

Resulta que los agentes de policía no eran tan amargados como pensaba ¿Orean los acompañantes de los oficiales? La verdad no estaba del todo seguro. 

Se dio al tiempo de conocer poco a poco a los invitados y beber con ellos hasta convertirse en el alma de la fiesta, aunque quizá se propasó con la bebida. 

Tras un buen rato, Samuel escuchó por sobre la música unas estridentes carcajadas. Cuando giró para ubicarlas dio con un borracho Rubén que hacía el tonto ante un puño de invitados. 

Se sintió un poco culpable por un momento, se suponía que debía ser su acompañante, aunque se relajó un poco al ver que al menos se divertía. Eso lo alivió para seguir con sus labores de anfitrión.

Las horas siguieron pasando y pasada la media noche la fiesta se dio por terminada. Poco a poco los invitados fueron abandonando la casa. Todos excepto uno.

- ¡Hey! Al fin te encuentro - Rubén estaba claramente intoxicado en el momento en el que se recargó de manera amistosa en los hombros de Samuel - Me dejaste solo toda la noche. - se quejó.

- Ya, lo siento. Esto de montar una fiesta no es moco de pavo - se justificó, aunque no sabía si tenía caso. - Ya todos se están yendo, ¿Por qué no te vas a casa a descansar? - sugirió. 

- ¿Acaso me estás echando? - hizo un puchero.

- Para nada - se limitó a decir mientras buscaba a Alex entre las pocas personas que aún quedaban. Después de todo, si Rub seguía ahí era porque Alex también, ¿No? - Luzu - abordó al menor antes de que se fuera.

- Dígame, señor - respondió.

- No estamos en el trabajo, Luzu. No me llames así - aclaró en principio. - ¿Has visto a Alex? - el castaño negó con la cabeza.

- Hace un rato ya que no lo veo - se encogió de hombros.

- Yo si lo vi - intervino el compañero de su alumno. 

- ¿Me dirías dónde? - pidió el super. 

- Él y Fargan se fueron hace un buen rato ya, los vi salir por la puerta - Samuel dejó caer los hombros.

- Gracias - suspiró pesadamente y dejó que la pareja se fuera. 

- ¿Qué más da? - dijo Rub - Creo que debería irme acostumbrando a que me abandone por irse con su novio - tropezó con sus palabras por el alcohol.

- ¿Y ahora que hago contigo? - la casa ya estaba sola para ese momento. - Te llevaré a casa - sugirió.

- ¡Espera! - suplicó Rubén - ¿No me enseñarás a tu gatita? - pidió con ojos suplicantes a los que Sam no se pudo negar. 

- Vale, te la presentaré - sonrió sin saber que más hacer y lo dirigió hasta su habitación. 

Sacó una llave de la bolsa interior de su saco y abrió la puerta. Encendió la luz y de inmediato una gatita gris que reposaba sobre la cama hecha un ovillo levantó la cabeza.

Protector of Your Love //Fargexby//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora