XXXVIII

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Maldito sea el momento en el que Alejandro decidió abrirle su corazón a Fargan.

Ahora la culpa no paraba de comérselo cada vez que el mayor le recalcaba lo feliz que se sentía de que al fin fuera totalmente sincero con él. 

Porque no lo estaba siendo. Aún había un detalle que no le decía al moreno y que bajo ninguna situación le pensaba decir. 

Después de todo, su orgullo seguía siendo más grande que una casa, y ahora mismo se encontraba bastante herido al haber confesado que necesitaba ayuda para cosas tan simples como dormir. 

Seguía encubriendo los movimientos de Luis y por supuesto que su plan seguía en marcha, pero los estúpidos sentimientos que tenía por su compañero lo estaban complicando. Seguía queriendo demostrar que era capaz de hacer las cosas por su cuenta sin correr ningún peligro. 

Eso sumado a que hace mucho que no tenía una de esas misiones complicadas que solo le otorgaban a él. La estúpida ciudad estaba demasiado tranquila y Alejandro estaba demasiado ansioso de acción. 

El sonido de su teléfono lo sacó de su ensimismamiento. Número anónimo.

- ¿Diga? - respondió con cautela. 

- Cuánto tiempo sin escucharte, guapo - Fran.

- ¿Qué pasa? - le regresó el tono de voz pillo, llamando la atención de su compañero.

- Pues eso, hace mucho que no te pones en contacto conmigo - 

- No hay nada interesante por estos días - refunfuñó con hastío. 

- Haberlo dicho antes, ya sabes que puedo conseguirte cosas buenas - le recordó. - ¿Qué tal va el último que te dejé? Por cierto - Alex se enderezó en el asiento, removiéndose incómodo.

- A paso de tortuga - codificó el mensaje. 

- Pues entonces te consigo en lo mientras otra cosa - insistió. 

Alex lo pensó por varios segundo, tratando de no chocar su mirada con la de Fargan, quien le miraba con una ceja levantada. 

- ¿Por qué no solo me dices que me extrañas y ya? - giró la silla, pero vio al moreno fruncir el ceño por el rabillo del ojo.

- En parte - acompañó la respuesta con una risilla - Sabes que no me gusta que estés aburrido. - tentó - hablo del trabajo, por supuesto - aclaró. - Creo que ya me reemplazaste con respecto a lo otro - Alex tragó saliva.

- No se de que me hablas - se hizo el tonto, pero sabía que Fran no le creía.

- Como digas, solo recuerda que yo te puedo ofrecer cosas que él no - Alex rodó los ojos. 

- ¿A si? ¿Qué cosas? - se vio tentado a decirle las tantas cosas en las que Fargan era definitivamente mejor. 

- Casos interesantes, por ejemplo - ahí si que lo desarmaba. - Solo para ti - susurró cerca del micrófono, haciendo que los vellos de su nuca se erizasen.

- No me tientes, que esa es otra historia - se negó a girar la silla para quedar frente a su compañero.

- Solo piénsalo, hay una o dos cosillas por ahí que se que te gustarían - 

- Hablaré con Sam - le aseguró.

- Vale, te llamo pronto - finalmente colgó. 

Dio vuelta a la silla suavemente, topándose con la acusadora mirada del otro. 

- Iré a buscar a Samuel - se levantó de su asiento. 

- ¿No tienes algo que contarme primero? - incitó el mayor.

Protector of Your Love //Fargexby//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora