- Así que usted es el famoso comisario Bravo - lo saludó un hombre alto de cabello obscuro y piel ligeramente tostada, de ojos obscuros vestido con vaqueros, una camiseta y una chaqueta de cuero color marrón.
Y no es que Alejandro se considerase prejuicioso, pero mentiría si decía que no esperaba a un hombre vestido de sombrero, botas y camisa a cuadros con acento marcado que dijera "wey" entre palabra y palabra.
- Tengo que admitir que esperaba que fuese mas... esto... - tartamudeó en busca de una palabra que no sonara grosera, pero Alex sabía perfectamente lo que quería decir.
- ¿Más alto? - completó la frase alzando la ceja en el trayecto. El mexicano carraspeó incómodo. - No te preocupes, no eres el primero - le ofreció una sonrisa tranquilizadora que le fue correspondida con otra de alivio.
- Me llamo Luis - le ofreció la mano a modo de presentación.
- Llámame Alejandro - le correspondió el saludo.
- Bueno, vayamos al grano - ambos tomaron asiento dentro del bar, en una zona apartada del resto. - Mi contacto me dijo que tu podría ayudarme - Alex asintió suavemente.
- Eso depende de lo que quieras - mantuvo la voz serena y suave.
- Estoy buscando hacerme de... contactos - Luis se inclinó levemente hacia adelante - En la policía, ya sabes - el menor volvió a asentir.
- Muy bien... Pero dime, ¿Con qué intenciones? - aunque el comisario ya sabía, gracias a Fran, las movidas que tenía el mexicano, igualmente se hizo el tonto. - ¿Qué negocios manejas exactamente? - lo bueno de ser pequeño es que fácilmente se ganaba la confianza de los demás con su rostro dulce y sus ojos azulados.
- Antes de decirle eso debo preguntar sus intenciones primero - aunque aparentemente Luis era lo suficientemente desconfiado. - Después de todo, usted es la ley - se encogió de hombros - No le puedo decir mis movidas así como así - por más exageradamente lindo que fuera.
- Comprensible - Alex sonrió con malicia. - Voy a suponer que has escuchado de mi reputación - vio a Luis asentir - Me ha costado demasiado llegar hasta ese punto - se sincero por un momento, solo uno - Aún así mi esfuerzo no ha sido suficiente para llegar hasta donde quiero. - mintió.
- ¿Y a dónde quieres llegar? - volvió a sonreír.
- Quiero la superintendencia - el mexicano abrió los ojos con sorpresa - desafortunadamente me tengo que deshacer de mi actual jefe para conseguirla - se encogió de hombros como si sus palabras no tuvieran importancia alguna.
- Eso es bastante ambicioso - reconoció el de ojos obscuros.
- Esto sería un ganar-ganar - continuó Alex, intentando ser lo más convincente posible. - Si me tienes como aliado me puedo hacer de la vista gorda con los temas que tu manejes, a cambio de que me presentes a las personas adecuadas - su sonrisa no dejaba lugar a la duda.
- Bien, me agrada tu idea - eso, muerde el cebo - ¿Crees que podría mover mi mercancía por la zona sin que tu gente me siga? - se tronó los dedos.
- Déjamelo a mí - respondió despreocupado.
- ¿Realmente puedo confiar en ti? - lo analizó con la mirada.
- Eso depende, ¿Confía en el contacto que te mandó conmigo? - era una pregunta trampa, le agenciaba toda la responsabilidad a Fran, aunque sabía que su informante no era estúpido, tenía la labia para lograr que los demás confiaran en él sin tener que darles nombre y cara. Usando únicamente un seudónimo.
- No tengo motivos para desconfiar de Staxx - se encogió de hombros y Alex sonrió.
- ¿Entonces tenemos un trato? - extendió la mano reprimiendo una sonrisa. Luis no respondió, estrechó su mano y cerraron el trato.
ESTÁS LEYENDO
Protector of Your Love //Fargexby//
FanfictionAlejandro es el mejor oficial de la ciudad. Con el puesto bien merecido de comisario se encargaba de limpiar las calles del crimen organizado. Por desgracia, el odio que se ha ganado por lo bien que hace su trabajo lo obligan a buscarse un compañer...