XI

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Había pasado una semana desde que Alex y Fargan habían realizado su trato, sin embargo, el menor no mostraba ningún interés en el castaño últimamente. 

Apenas salía de turno y llevaba a Fargan a casa desaparecía y no volvían a saber de él hasta la mañana siguiente. 

Al principio esto no generó ningún tipo de sospecha, pero su comportamiento estaba tan extraño, que el mayor no pudo evitar notarlo.

- Algo me dice que no estas durmiendo bien - sugirió Fargan tras el cuarto bostezo de Alex en los últimos 5 minutos. 

- No se de que me hablas - mintió mientras seguía revisando los datos en la pantalla de su ordenador. 

- Has estado muy cansado estos días, bostezas todo el tiempo y llevas unas ojeras que... - se interrumpió al ver la mueca de fastidio en la mirada de su jefe. - Solo quiero saber si todo está bien - inclinó ligeramente la cabeza de manera cautelosa.

- Estoy bien - se limitó a decir el otro y continúo tecleando. Hubo unos momentos de silencio antes de que Fargan volviera a hablar. 

- Además, no te has quedado a dormir conmigo últimamente - finalmente logró captar la atención del menor.

- Tu habitación es muy pequeña - inventó una excusa - Al igual que tu ventana - intentó que esto último pasara desapercibido, pero no había detalle que se le escapara al ex criminal.

- Bueno, entonces podrías llevarme a tu casa - sugirió de manera coqueta. Alex se removió en su asiento.

- Quizá luego - volvió a responder de manera cortante y regresó su atención al monitor.

La verdad es que las últimas noches las había pasado cazando a un traficante mexicano a espaldas de Fargan y de Samuel, solo intentaba justificarse para seguir con sus planes sin levantar sospechas. 

- Es usted muy tramposo, comisario - Fargan se cruzó de brazos y piernas en su asiento.

- ¿Qué quieres decir con eso? - le dedicó un corto vistazo al otro.

- ¿Necesitas que te recuerde tus propias palabras? - preguntó con pillería, Alex alzó la ceja invitándolo a continuar. - "Puedo ser tuyo cada que quieras" - su mirada ambarina se clavó en la del comisario - Te quiero ahora - esto último lo dijo con una voz más grave provocando un escalofrío que recorrió todo el cuerpo de Alejandro.

- No deberíamos estar hablando de esto en el trabajo - cambió de tema a la vez que apartaba la mirada, como siguieran de esa manera, terminaría cediendo. Escuchó como Fargan resoplaba. 

El silencio volvió a reinar el lugar hasta que el castaño se levantó de su asiento con intención de salir de la oficina.

- ¿A dónde vas? - era más curiosidad que reclamo.

- Solo iré a por un café - explicó el mayor. Alex asintió y acto seguido el otro abandonó la habitación. 

Aprovechó para soltar un sonoro suspiro y dejar caer la cabeza sobre el escritorio. Si Fargan supiera en lo que se estaba metiendo no dudaría en entrometerse, y Alex no quería que nadie metiera la cuchara en su trabajo esta vez. 

Hasta el momento todo estaba yendo a la perfección. Fran le había dado la información pertinente y estaba moviendo hilos para un encuentro con el mexicano, pronto tendría la oportunidad de llevar a cabo su plan y volver a sentirse fuerte. 

En cuanto sus pensamientos se apaciguaron volvió a levantar la cabeza. Un repentino mareo lo descolocó por completo, las paredes comenzaron a moverse, acercándose y alejándose ante su desenfocada vista, el aire abandonó sus pulmones y tuvo que jadear para recuperarlo.

Protector of Your Love //Fargexby//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora