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Fargan mentiría si dijera que la ausencia de cortinas no le agobiaba. No sabía que hora era, pero la inmensa luna se asomaba por el ventanal de la habitación, llenándola de luz e impidiéndole conciliar el sueño. En cambio podía escuchar la suave respiración de Alex a su lado, indicando que dormía profunda y tranquilamente.

Gracias al cansancio había sido capaz de dormir unas horas luego de terminar su noche con Alex, pero hace un rato que simplemente permanecía boca arriba sin poder pegar el ojo. 

Por un momento consideró el levantarse discretamente e irse a casa, luego giró para ver al comisario a su lado y se dio cuenta de que podía pasar horas mirando su pacífico rostro sin más.  

Soltó un suave suspiro y sonrió. Se había girado hacia su costado derecho, mirando al interior de la cama y quedando cara a cara con el de ojos azules, ahora cubiertos por sus pálidos párpados. 

Ese tranquilo rostro le había reventado el labio por la mañana y había echo las expresiones más eróticas que había visto en su vida hace unas cuantas horas. 

Sin darse cuenta su corazón comenzó a golpear con fuerza dentro de su pecho, tan fuerte que podía sentirlo e incluso escucharlo por la tranquilidad y el silencio que reinaban en el lugar. Su estómago cosquilleó y se obligó a sí mismo a cerrar los ojos con fuerza y volver a ponerse boca arriba. 

Estaba rompiendo el trato. No se suponía que debieran haber sentimientos involucrados, Alex lo había dejado claro, no le daría más de lo que ya le daba ahora, no le daría más que su cuerpo y el mayor estaba empezando a temer querer algo más...

Alejandro solo quería de él una cosa: sexo. Y eso no le molestaba especialmente, cualquier persona con la que hubiera estado antes se quedaba corta comparada con el placer que el menor le producía, pero eso no era lo único. 

Desde antes de su primer encuentro había notado que tenía una pequeña fascinación con el pequeño policía. Su personalidad aparentemente seria ocultaba algo que le generaba una curiosidad inexplicable, una que hubiese pagado por satisfacer de tener la oportunidad. 

Hizo una mueca. Le seguía doliendo que Alex aún no confiara en él, después de todo lo que estaba pasando y de que literalmente había hecho de todo para que el chico lo viera como una persona a la que contarle sus penas, alegrías y tragedias. En cambio, cuando se encontraba en momentos de crisis seguía huyendo de él y refugiándose en Samuel. 

No podía culparlo, a juzgar por su comportamiento podía deducir que se conocían de hace mucho tiempo. Compartían una historia y debía existir una autentica razón para que confiaran tanto el uno en el otro. Aún así, no podía evitar que su pecho doliera y se sintiera enojado cada vez que lo prefería a él. Por más fraternal que fuera su relación.

Se cansó de pensar, se levantó de la cama sin mucho cuidado, no le costó mucho tiempo encontrar su ropa interior aún con la luz apagada, así que simplemente se la colocó y salió de la habitación. No pensaba abandonar la vivienda, simplemente no toleraba más tiempo quedándose quieto y escuchando sus propios pensamientos. 

No estaba siendo racional, lo sabía bien, pero tampoco sabía de que otra manera se podía reaccionar en este tipo de situaciones, después de todo no es como si le hubiese pasado antes. Todo era tan nuevo para él. 

Abrió el mueble del que anteriormente Alex había sacado el tequila. No tenía muchas botellas, y ninguna de ellas era nueva, pero era suficiente para poder calmarse un poco. Tomó un vaso y se sirvió el alcohol con total familiaridad, como si el lugar fuera suyo. 

Se bebió todo de un trago y junto con una mueca de desagrado se volvió a servir. Estaba cansado de pensar, tenía las últimas semanas haciendo solo eso y no encontraba manera de detenerlo, peor tampoco parecía que el alcohol estuviera ayudando, así que lo dejó de lado. 

Protector of Your Love //Fargexby//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora