Las semanas iban pasando y con ellas un montón de situaciones.
La relación de Alex y Fargan no podía ir mejor. Si bien seguían teniendo una relación profesional y carnal, ahora había algo más.
La confianza que Alejandro sentía hacia su compañero se hacía cada vez más grande. Ya no temía contarle nada, y si bien el mayor pocas veces le comprendía, siempre le escuchaba y le apoyaba. Tal y como había prometido.
Las pesadillas habían disminuido también. Ya fuera por Wilson cuando pasaba las noches solo en casa, o por Fargan, que con el simple hecho de rodearle con los brazos y arrullarlo con el tenue latido de su corazón desaparecía cualquier miedo o inseguridad.
Pasó de ser su enemigo a ser su compañero. De su compañero se convirtió en su amante. Y ahora su amante y compañero podía ser considerado como su amigo.
Las sensaciones que el mayor le producían se volvían cada día más fuertes y sabía lo que eso significaba. Ya aceptaba su cariño por Fargan, pero sabía que eso se estaba convirtiendo en algo más.
Y por primera vez no tenía miedo.
Sabía que David se sentía igual y eso lo animaba a ser cada vez atrevido, más cariñoso, más él mismo.
Pasaba largas horas después del trabajo hablando con Rubén al respecto, cosa que ayudaba mucho al mencionado a evadir un tema que a él le agobiaba.
La relación de Rubén y Samuel también había progresado, en realidad. Tanto que Samuel conocía a la perfección los horarios del menor y ocasionalmente le llamaba para salir a comer, cenar o desayunar.
Por su parte, Rubén tampoco había desistido de su plan de conquista, y cada momento con Sam era claramente gratificante.
Todavía no estaba seguro de como un hombre tan fuerte e intimidante podía en realidad ser la cosa más dulce, divertida e interesante que había conocido hasta ahora.
Pero a pesar de ese enamoramiento tan fuerte que tenía, luego de pasar un agradable momento con el mayor no podía evitar pasar las siguientes horas comiéndose la cabeza con respecto a aquél misterioso chico de cabello blanco.
La duda se había vuelto tan insistente que finalmente había decidido resolverla.
- Sam - lo llamó con cautela mientras empujaba de un lado a otro con un tenedor la aceituna que no deseaba comer.
- Dime - respondió el otro a medio bocado. Esa noche el super le había invitado a cenar.
- ¿Puedo hacerte una pregunta muy... personal? - preguntó con los nervios revolcándole el estómago.
- ¿Qué pasa, Doblis? Creí que ya estábamos en ese punto de confianza. - le sonrió con sinceridad para tranquilizarlo - Cuéntame - pidió con una voz tan dulce que le produjo un escalofrío.
- Bueno, si ese es el caso - soltó el tenedor y apoyó ambos codos sobre la mesa para posteriormente dejar caer su cabeza sobre sus manos. - Espero que no te lo tomes a mal. - pensó en voz alta.
- ¿Por qué lo haría? - ladeó ligeramente la cabeza.
- Lo que pasa es... ¿Recuerdas la noche que me quedé en tu casa? - tentó.
- Si, fue en navidad ¿Por qué? - lo incitó a continuar.
- Bueno, me dejaste una nota y yo... la leí -
- Claro, esa era la idea - soltó una ligera risilla haciendo que el menor se sintiera estúpido.
- El punto es... - no paraba de hacer absurdas pausas - Bajo la nota había una fotografía - no hizo falta que dijera nada más para que la sonrisa de Samuel desapareciera y se removiera incómodo en su sitio - ¿Quién... ? - se planteó la idea de dejar el tema de lado al avistar una mueca en el rostro del otro, pero si no resolvía la duda no estaría tranquilo - ¿Quién es el de la foto? - formuló finalmente.
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Protector of Your Love //Fargexby//
FanfictionAlejandro es el mejor oficial de la ciudad. Con el puesto bien merecido de comisario se encargaba de limpiar las calles del crimen organizado. Por desgracia, el odio que se ha ganado por lo bien que hace su trabajo lo obligan a buscarse un compañer...