- Debiste ver a Mangel caer sobre la nieve, te habrías reído muchísimo - Rubén y Alex soltaron una carcajada más. Hace horas que hablaban sin para de cómo les había ido en la vida. Más Rubén que Alejandro, cabe destacar.
Hasta el momento Alex se había enterado de que Rub se había graduado de la carrera de animación en una de las mejores universidades de Noruega, pero ni eso le había garantizado el éxito que esperaba. También le contó que durante su estancia en el país montañoso y nevado, su amigo Mangel había ido a visitarle un mínimo de una vez por año.
Hace casi tres años que Rub había vuelto a la ciudad y durante un tiempo había compartido residencia con Mangel, pero al chico se le había presentado una oportunidad de trabajo en otra parte del país y se había marchado hace unos meses.
Alex escuchó atento cada uno de los detalles, hacía comentarios y bromas de vez en cuando y se le retorcían las entrañas de saber que él pudo estar en cada uno de esos momentos... Pero no fue posible.
Fargan también había puesto atención durante un rato, luego se dio cuenta de que no entendía ni tampoco le interesaba la vida de aquél chico. No lograba comprender las bromas locales, ni porque se reían cuando lo hacían. No sabía quien era Mangel ni que hacía el rubio en Noruega, ni tampoco porque a Alex le interesaba tanto saber de sus inútiles intentos de conseguir empleo.
Simplemente había perdido el rumbo de la conversación. Se levantó en repetidas ocasiones al baño, bostezó barias veces para expresar su aburrimiento, incluso se recostó a lo largo del sofá y dejó caer su cabeza sobre el regazo de Alex para buscar una reacción y que el menor le hiciera el mínimo caso.
Sinceramente esperaba algún reclamo o riña por parte del menor, pero se llevó una sorpresa cuando Alex simplemente bajó una de sus manos hasta su cabello y empezó a frotarlo con cuidado mientras seguía su conversación con su viejo amigo.
Fargan no se quejó, permitió que el otro enredara sus finos dedos en su cabello y frotara su suave palma contra su cuero cabelludo. Se sentía bien. Las caricias eventualmente lograron hacer que el moreno se quedara profundamente dormido en el regazo de Alejandro accidentalmente. Y aunque Rubén no hizo ningún comentario, tampoco pasó por alto aquél gesto.
- Creo que ya hablamos mucho de mí - dijo Rubén - Cuéntame que tal te ha tratado la vida - pidió y notó como la sonrisa de Alex se esfumaba.
- Bueno... - finalmente, luego de horas, agachó la vista a su regazo para ver el pacífico rostro del mayor. - No creo que sea el momento para hablar de eso - y no porque no quisiera, sino porque temía que Fargan no estuviera verdaderamente dormido. - Mi historia no es tan divertida como la tuya - cuando elevó la vista se dio cuenta de que Rub lo miraba con una mueca dolida también.
- No sabes cuanto lamento escuchar eso - le confesó y su mirada titubeó momentáneamente antes de regresarla a la del ahora comisario. - Después de todo lo que pasaste cuando éramos jóvenes... - se llevó la mano al cabello - Esperaba que obtuvieras lo que merecías... - sus ojos se cristalizaron - Que fueras feliz - un escalofrío le sacudió el cuerpo a Alex y entonces se dio cuenta de una cosa.
La vida no había sido justa con él...
No, la vida no tenía la culpa, era él el que no se había permitido ser feliz. Nunca sintió que lo mereciera.
Al ver la repentina expresión dolida de Alejandro, Rubén prefirió desviar el tema.
- Bueno, ¿Vas a contarme cómo conociste a este muchachote o qué? - volvió a sonreír y a los pocos segundos Alex lo imitó.
- Esa es una buena historia... Pero con ella vienen otros temas. - le advirtió con picardía en la mirada.
- ¿Estáis liados? Es que lo sabía - Rub esperaba que Alex reaccionara con una riña, pero simplemente se sonrojó y lo que es peor aún, no lo negó. - ¿Es enserio? - preguntó ahora con más seriedad, pero igual picardía.
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Protector of Your Love //Fargexby//
FanfictionAlejandro es el mejor oficial de la ciudad. Con el puesto bien merecido de comisario se encargaba de limpiar las calles del crimen organizado. Por desgracia, el odio que se ha ganado por lo bien que hace su trabajo lo obligan a buscarse un compañer...