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Era el segundo día consecutivo que Alejandro despertaba en la cama de Fargan. 

Abrió los ojos con tranquilidad, sintiendo el peso del otro sobre su cuerpo. Tenía el brazo de Fargan rodeándolo por el hombro, sentía el cuerpo del mayor pegado al suyo.

No estaba acostumbrado a despertar en camas ajenas, no estaba del todo cómodo. Sentía como su respiración comenzaba a agitarse en busca de un poco más de oxígeno. Sus ojos analizaron cada rincón de la habitación hasta que visualizó una ventana por la que se colaba el mínimo de luz gracias a la cortina.

Se levantó sin ningún cuidado, provocando que el mayor refunfuñara aún sin despertar del todo, al menos hasta que la luz del sol le caló los ojos gracias al movimiento abrupto por parte de Alex de abrir la cortina de un tirón.

- ¿Pero qué...? - Alex abrió la ventana de inmediato y a pesar de que el aire era gélido fuera, inhalo tanto como pudo hasta que sus pulmones ardieron. - ¿Qué coño haces? - terminó de preguntar Fargan mientras se frotaba los ojos.

- Con razón siempre llegas tarde - le respondió Alex una vez que se recuperó - Con esas cortinas no entra nada de sol. - se quejó antes de volver a cerrar la ventana. 

- Estas loco - se limitó a decir el mayor, bostezó pesadamente y se agacho a recoger su ropa interior del suelo. Con eso únicamente salió de la habitación rumbo al baño. 

Mientras tanto, el comisario se vistió completamente. Para cuando Fargan volvió, Alex ya estaba sentado en la orilla de la revuelta cama poniéndose los zapatos.

- ¿Ya te vas? - se recargó en el marco de la puerta.

- Vamos tarde al trabajo - Fargan revisó su reloj de pared, eran únicamente las 8:30am

- ¿No quieres desayunar primero al menos? - el día anterior incluso le había hecho el desayuno. Pero claro, el día anterior se habían despertado mucho más temprano.

- Podemos pasar a la cafetería de camino - terminó de abrocharse y se enderezó. - Iré a mi casa a tomar una ducha rápida, vuelvo por ti en 20 minutos - dando ordenes desde temprano.

- Puedes ducharte aquí si quieres - sugirió con coquetería. Alex sonrió. 

- Te lo agradezco, pero tengo el presentimiento de que no tienes ropa de mi talla para que pueda cambiarme - caminó hasta la puerta en la que Fargan estaba recargado y se puso de puntillas para depositar un beso en la mejilla del mayor - 20 minutos - repitió antes de volver a alejarse. 

Fargan se quedó completamente quieto, escuchando los pasaos de su jefe alejándose para posteriormente oír la puerta abrirse y cerrarse. Suspiró como bobo enamorado, luego sacudió la cabeza y su sonrisa desapareció. 

Alejandro había sido muy claro, sin compromisos. Y no es como si sintiera algo, simplemente la había pasado bastante bien estas ultimas noches.

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Como Alex prometió, a los 20 minutos exactos ya se encontraba tocando el claxon frente al departamento de David, quien recién estaba terminando de vestirse. Ni siquiera le dio tiempo de peinarse, así que salió corriendo con la goma del pelo en la boca mientras intentaba acomodarse el cabello con las manos.  

- Que ya voy - le dijo una vez que se adentró en el auto - Que puntual - reclamó y terminó de agarrarse el cabello.

- Pues si, ya verás la que nos va a echar Samuel ahora por llegar tarde - arrancó el coche.

- Me prometiste café - le recordó y Alex bufó. Le hubiera dicho que no, pero él también necesitaba la cafeína. 

Luego de perder un poco más de tiempo en la cafetería llegaron a la comisaría. Alex no se había equivocado, a penas llegaron Samuel ya los estaba esperando frente a la oficina del comisario.

Protector of Your Love //Fargexby//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora