Los días y las semanas pasaron, y ahora todo era diferente. Justin estaba extrañamente frío con todo el mundo, incluyéndome, pero temía presionarlo. Después de todo, su hermano había sido asesinado frente a nosotros. Quizá él no lo confesaría, pero presentía que se sentía culpable por no haber hecho nada. Lo cierto era que no habría nada que hubiese podido hacerse, pues estaba segura de que Justin hizo todo lo posible.
A veces, no importan cuánto quieras a una persona o si estás entrenado por la CIA; una bala en la cabeza hace el trabajo de manera eficiente.
Me había mantenido ocupada por más de mes y medio con mis clases de defensa personal y viendo a Akiva crecer. Esta vez, no era Justin mi maestro, sino que un verdadero profesor de artes marciales mixtas mezcladas con algún método de combate de la CIA. Hoy era mi lección de uso de armas, una que había pateado metódicamente los últimos días. Después de Luke, no estaba segura de cómo no tenerle miedo a un arma en mis manos, pero no quedaba de otra.
En la primera parte de la lección, me enseñaron lo básico de un arma: cómo armarla, cómo desarmarla, y en qué consistía cada una de sus partes. Eso nos tomó aproximadamente dos horas antes de que finalmente nos apareciéramos en el campo de tiro.
Tom, mi profesor durante la mayoría de las lecciones, estaba mostrándome cómo tomar el arma y cómo posicionarme en el suelo.
—Debes recordar que la mayoría de pistolas tiene retroceso. Como es tu primera clase, estaremos ocupando pistolas de aire comprimido sin munición real. —comentó, y yo asentí como si entendiera algo—. Nos preocuparemos mayormente de que sepas cómo cargarla, dispararla y posicionarte. ¿Está bien?
—¿No debemos usar audífonos para cubrir nuestros oídos? —pregunté tontamente recordando que eso hacían en las películas.
—No es necesario, __________. Las pistolas de aire comprimido no suenan tan fuerte. Mañana, cuando sean de verdad, sí los usaremos.
—Está bien.
Estuvimos una hora más con Tom afinando detalles. Al parecer, me había graduado con honores de la práctica de tiro con pistolas de mentira, pero mañana vendría lo bueno. Mientras tanto, necesitaba hablar con Justin.
Akiva me estaba esperando fuera de la sala de tiros, alejado de los ruidos fuertes. A sus casi 5 meses, era del porte de un perro grande, y aun le faltaba mucho por crecer. Nos habíamos vuelto inseparables, y con Callie y Justin demasiado ocupados en sus asuntos como para ponerme suficiente atención, últimamente era el único amigo que tenía, y como era un perro, no tendría que darle explicaciones sobre mi extraña vida, y menos abandonarlo como había hecho con todos mis amigos anteriores.
Era mejor no pensar en eso, la vida ya era muy difícil de por sí.
Caminamos con Akiva a través de los pasillos blindados de la sala de operaciones, pero Justin no estaba ahí.
Seguimos buscando por todos lados. Justin era difícil de encontrar últimamente, siempre estaba ocupado, al igual que Callie. Extrañaba aquellos días en los que me dormía y despertaba junto a su lado. Últimamente, apenas nos veíamos unas pocas horas a la semana, y el estatus de nuestra relación era incierto, pero pretendía cambiar eso. Estaba segura de que sus sentimientos no podían haberse desvanecido de la noche a la mañana. Le había dado espacio debido a la muerte de su hermano, pero dos meses eran espacio suficiente, y en vez de darle espacio para pensar creo que solo había creado distancia entre nosotros que nos estaba haciendo mal.
Finalmente lo encontré en el gimnasio. Estaba levantando pesas en una esquina alejada mientras escuchaba música. No notó nuestra presencia hasta que estuvimos a su lado.
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Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)
FanfictionJustin Bieber solo parece el típico chico malo del que ninguna secundaria de los Estados Unidos puede prescindir. _________ Grey no es de las chicas que son lo suficientemente listas para resaltar, pero sí de las que son lo suficientemente tontas co...