Capítulo 12

831 82 11
                                    

Justin me volvía loca en todos los ámbitos posibles, pero lo que más me volvía loca era el hecho de que fuera tan molestamente recatado. Aquí estaba pescando yo por uno que otro beso subido de tono pero él estaba siendo una presa escurridiza, y ya me estaba cansando de intentar. Al principio puede que no le tomara importancia en absoluto, luego simplemente fue una piedra en el camino, pero ahora estaba comenzando de verdad a pensar que no tenía los requisitos necesarios para hacer que un chico (sobre todo uno como Justin) me deseara en un nivel físico.

No quería dejar que me afectara, y había estado haciendo un buen trabajo, pero entre eso y el hecho de que jamás me contaba nada sobre él… estaba comenzando a pensar que esto… nosotros… de nuevo no estábamos yendo hacia ningún lugar. Por supuesto, era probable que él no fuera consciente de ello, pero yo lo era, y me molestaba. Y me dolía. Y me exasperaba y me ponía furiosa y me hacía ponerme a pensar en todas aquellas universitarias de piernas más largas y pechos más grandes que yo a las que probablemente se había tirado, y no me gustaba el sentimiento que producía. Los celos me molestaban, no me gustaba sentirlos y estar en camino de ser una novia psicópata. No quería sentir celos de sus conquistas anteriores, pero me estaba resultando muy difícil.

Y sobre todo, no quería que la pregunta “¿Qué es lo que alguien como él ve en alguien como yo?” comenzara a rondar por mi cabeza y comenzara a levantar dudas que no deberían estar ahí en primer lugar.

Quería sentirme segura con Justin… y lo hacía, solo que esa seguridad estaba comenzando a desmoronarse de apoco.

—Uh… creo que será mejor que me lleves a casa. Tengo una sarta de deberes para mañana —murmuré, levantándome de la cama en contra de mi voluntad. Guardaría por siempre en mi memoria la comodidad de la que había sido testigo, pero justo ahora necesitaba alejarme de Justin antes de que mis pensamientos se desbordaran más.

Está contigo, ________. Está. Contigo. Solo cálmate, si no quisiera, no estaría contigo.

Esas palabras me reconfortaron, pero solo un poco.

Justin se levantó también mirándome algo extrañado.

—¿Necesitas ayuda?

—Uh… no, no realmente.

—¿Segura? —me miró arqueando una ceja, obviamente no creyéndome.

Claro, ¿cómo olvidar el hecho de que no sabía mentir?

—Segura.

—_______... ¿qué está mal? Tienes la palabra “preocupación” dibujada por todo tu rostro.

—¿Qué? —me ruboricé—. No es cierto.

—Hey, no me mientas —rodeó la cama hasta quedar frente a mí. Sus manos se entrelazaron con las mías mientras su mirada de oro me miraba con tal intensidad que penetraba hasta mi alma—. Te pasa algo, y no te dejaré ir hasta que me digas qué es.

Estaba totalmente acorralada, porque ni todo el dinero del mundo haría que le dijera lo que de verdad me preocupaba. En realidad, no había nada en este mundo que lograra que le dijera, pero también tenía este mínimo inconveniente de no saber mentir.

A veces me salía una que otra mentirilla cuando las palabras eran cortas y monótonas. No habían emociones de por medio ni suficiente palabras que decir como para que alguien captara el tintineo en mi voz.

Con Justin era diferente, ni eso se le escapaba.

—Son… solo estupideces —negué con la cabeza. Al menos eso era cierto.

—Eso no me convence.

—Bueno, a mí tampoco me convencen tus respuestas cortantes cuando te pregunto sobre ti. Supongo que todos tenemos cosas que no queremos decirle a nadie.

Él me miró con exasperación, como si yo fuera una niñita de seis años que no entendía nada.

—Lo que sea que te preocupe, puedes decírmelo.

—Escúchame Justin. No. Es. Importante, en serio. Es… es estúpido y no quiero decírtelo. ¿Quieres la verdad? Ésa es.

—¿Quién es la desesperante ahora?

—Yo por supuesto. Ahora muévete, tengo que llegar a casa —me solté de sus manos bruscamente y me dirigí a la entrada. No había planeado sonar como si estuviera enojada, porque no lo estaba, pero sí estaba muy, muy frustrada, y al parecer la reacción de la frustración era idéntica a la de enojo.

Justin me siguió en silencio, y el silencio se mantuvo durante todo el tiempo hasta que llegamos a mi casa. Me bajé de la moto con velocidad atropellada.

—Nos vemos, Justin —murmuré, caminando de grandes zancadas hacia la entrada. Justin me llamó justo en la mitad del camino, y no me quedó otra que voltearme—. ¿Sí?

—¿Estás enojada por alguna razón conmigo?

—No estoy enojada contigo —suspiré. Lo decía en serio.

Me miró con los ojos entrecerrados, como si estuviera evaluando un indicio, el más mínimo que pudiera encontrar de una mentira. No lo encontró.

—Bueno, algo te pasa conmigo.

—No me pasa nada contigo.

—Bueno, ésa despedida fue bastante como “algo me pasa contigo”

Mierda. Un beso, no le había dado un beso de despedida. En realidad, estaba tan apresurada por alejarme de él que ni siquiera lo había recordado.

Si planeaba que él me dejara en paz, no lo iba a conseguir haciendo que se preocupara por estupideces.

—Yo… lo siento, tengo la cabeza en otra parte —me excusé y me devolví a él, arreglándomelas como pude para poderme de puntas de pies y besarlo. Al estar sentado sobre la moto era más accesible, pero seguía siendo un poco difícil. Justin me devolvió el beso y sus manos se posaron en mis caderas. No se movieron y tampoco me atrajo hacia él, parecía como si estuviera reteniéndome, como si creyera que me iba a apartar.

No lo iba a hacer, de todos modos.

Fue un beso de despedida más largo de lo normal, y cuando nos separamos, algo en el rostro de Justin me dijo que sabía exactamente que algo me pasaba con él. Al parecer besarme lo confirmó, pero no dijo nada luego de eso, y tampoco lo hice yo mientras avanzaba a paso decidido por la entrada.

Como siempre, no se fue hasta que estuve dentro de mi casa sana y salva, y un peso se me fue de encima de los hombros cuando ya no pude escuchar el sonido del motor de su moto, al mismo tiempo que una opresión en el pecho aparecía con intensidad. La misma que sentía cada vez que nos despedíamos, pero esta vez con más fuerza que nunca antes.

Y tenía un mal presentimiento.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora