Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)

Capítulo 18: Bienvenidos a Lakeville - Parte 2

Aún no amanecía cuando desperté al otro día.

Justin estaba durmiendo plácidamente a mi lado, a pesar de que yo estaba totalmente encima de él como si fuera mi nuevo colchón personal.

Desperezándome y teniendo cuidado de no despertarlo, tuve que maniobrar como una profesional para poder salirme de encima sin aplastarlo más. Nadie quería ser despertado a las cinco de la mañana de esa manera, porque esa hora era.

Culpaba al hecho de haberme dormido tan temprano. Pensé que me despertaría en algún momento antes de la media noche, casi como si hubiera sido una siesta, de todos modos me había dormido temprano, pero ni siquiera Justin, que probablemente se había dado varias vueltas luego de que yo me durmiera me había despertado.

Generalmente mi dormir no era tan profundo, pero la inconsciencia era un buen lugar para recuperarme emocional y físicamente de todo esto.

—¿_________?

—Lo siento, te desperté —murmuré apenada.

—No te preocupes, ya he dormido suficiente, de todos modos.

La voz ronca de Justin al despertar era algo que no conseguía superar todavía. Era sexy, demasiado sexy para tan temprano por la mañana.

—Son solo las cinco de la madrugada.

—Me dormí poco después que tú —dijo y se sentó en la cama. Su polera se subió levemente cuando se estiró para levantarse y tuve una muy agradable vista de la excesivamente marcada V en sus caderas, por suerte él estaba lo suficientemente dormido aún como para no notar mi acosamiento visual.

Si algún día lo veía sin playera, iba a infartar.

¿Por qué no lo había visto sin playera todavía?

Frunciendo el ceño ante el pensamiento, Justin me miró inclinando su rostro levemente, interrogativo. Para ser él, era bastante impresionante que no supiera qué estaba pensando.

—¿Qué pasa por esa cabecita tuya?

—No te lo diré.

—Vaya, estoy orgulloso de que hayas aprendido tu lección sobre no mentirme.

—Me alegro haberla aprendido, así cada vez que me preguntes te responderé que no te diré.

—Ah, no te preocupes, sé que tienen que ver conmigo porque no me quieres decir. La pregunta es qué demonios estás pensando, aunque conociéndote, probablemente ya lo sé —me sonrió burlonamente.

—Creo que te odio.

—Entonces, ¿qué hacemos despiertos a las cinco de la mañana?

—No lo sé, creo que simplemente voy a llenarte de más preguntas.

—¿Todavía tienes más?

—Tengo miles, solo que cada vez que te las quiero decir las olvido.

—No me parece como que se te hayan olvidado.

—Porque te pregunté lo principal, pero sigo olvidando muchas más.

—Bien, dispara.

—El arma que estaba en tu casa era real —fue más una afirmación que una pregunta.

—Lo era.

—¿Y por qué estabas tan nervioso de que estuviera en tu casa?

—Hay… muchas cosas, y ya viste lo que pasó, encontraste la pistola. Había un sinfín de cosas que podrías haber encontrado y habrías creído que soy un psicópata.