No sabía cómo el jefe de mi hermana podía ser tan despreciable, pero estaba nuevamente sola.
En navidad.
Callie no había conseguido librarse de su trabajo. No estaba muy segura de qué demonios querían de una contadora un veinticuatro de diciembre, pero ya había llegado a un punto de mi vida en donde ni siquiera me desgastaba preguntando. Callie tampoco era buena explicándose, de todos modos.
Así que aquí estaba yo, tirada en mi sillón con una playera el triple de mi tamaño y que seguía oliendo a la fragancia de Justin incluso semanas después de que la haya olvidado, viendo un especial navideño de películas de Walt Disney y comiendo un pote de helado gigante sabor vainilla.
Pero no iba a empezar a quejarme por eso ahora; mi vida estaba lejos de ser perfecta, pero cada día se acercaba un poco más, y Justin Bieber era el causante de la mayor parte de mi felicidad. Luego del incidente con mi hermana hace mes y medio todo había sido corazones y flores. Con lo de no mentirme aclarado, todo estaba realmente bien. Justin era encantador… bueno, en su manera peculiar, claro.
Pero lamentablemente, al igual que el resto del mundo, tenía planes para navidad, por lo que también tenía que prescindir de él durante las fiestas, ya que iba a visitar a su hermano que aparentemente vivía en algún lugar demasiado lejos de Hamilton. Luce la estaba pasando con su padre biológico en Kansas (sí, Kansas) y Cher estaba con su madre biológica en alguna parte de Georgia, así que este era mi único panorama. Sola, con helado y viendo Mickey Descubre la Navidad. Realmente divertido.
A eso de las once mi tolerancia de Mickey y sus amigos ya había llegado a su tope máximo, además de que me había terminado un litro entero de helado de vainilla (eso no podía ser bueno para mi salud), por lo que decidí que era suficiente por hoy y me fui a dormir. Apagué rápidamente las luces de la sala de estar y subí aun más rápido las escaleras porque no me agradaba la oscuridad.
Mi pieza como siempre estaba más congelada que en la sala de estar. A pesar de que Hamilton no era realmente frío en el invierno, este había sido anormalmente helado, pero estaba demasiado poco animada como para ponerme algo además de la playera de Justin, así que solo atiné a cerrar las cortinas, tirarme en la cama y aspirar el aroma de la playera antes de que me dejara expuesta a los brazos del sueño.
***
Algo estaba tocando mi mejilla.
No estuve segura de si era un fantasma o un zancudo gigante hasta que abrí los ojos y Justin me dio el susto de mi vida. Por supuesto, él se estaba riendo mientras yo me llevaba la mano al corazón y respiraba agitadamente, con los ojos bien abiertos, mirándolo como para convencerme de que era real.
—Dios, ¿qué es lo que está mal contigo? —pregunté, entre jadeos. Mi corazón aún estaba palpitando muy fuerte como para calmarme. Pasaron unos segundos antes de que pudiera recién comenzar a emocionarme de ver que él estaba aquí. Ni siquiera sabía qué hora era, o cuanto había dormido.
—¿Conmigo? Tú eres quien está dormida a las doce de la noche, en navidad, y que deja toda las santas cerraduras de la puerta abiertas.
—¿Uh?
—Deberías ser más precavida —me advirtió, y se inclinó contra mí para besarme. Pasé mis brazos por su cuello, colgándome de él y haciendo que rápidamente hiciera el beso más profundo. No nos habíamos visto en dos días enteros, y eso era más tiempo del que habíamos pasado lejos el uno del otro desde que comenzamos a salir hace unas semanas.
Esa era la cosa acerca de Justin, él era adictivo. Entre más tenías, más necesitabas, algo así como una especie de droga muy sexy y con abdominales incluidos, y yo ya me podía considerar una adicta sin remedio alguno, pero no importaba, porque éramos exclusivos: nada de chicas universitarias pavoneándose por ahí, y a Justin no parecía importarle la ausencia de sexo… aunque eso ni siquiera era mi problema. Podía decir una y mil veces que estaba lista para dejar mi virginidad, pero mientras no llegara el momento nunca podría saber si iba a estar preparada. De todas formas, Justin nunca lo había dejado ir más allá de los besos como este que rápidamente estaba subiendo de intensidad.
Por un momento pensé que finalmente pasaríamos a la base de los toqueteos indebidos, pero justo en la mejor parte, separó sus labios de los míos y se tiró a mi lado en la cama, sobre las mantas mirando lo que llevaba puesto y entonces recordé vagamente que tenía puesta su playera.
—Veo que te ha gustado —murmuró, girándose para quedar de lado en la cama. Incluso en la oscuridad podía ver su sonrisa burlona.
Oh, esto solo iba a alimentar su ego.
—Es cómoda —intenté sonar lo más normal posible.
—Ajá, cómoda. ¿Por qué simplemente no admites que no puedes vivir sin mí?
—Ni en tus mejores sueños, Bieber —rodé los ojos.
—Mis mejores sueños tienen escenarios mucho mejores que tú admitiendo que no puedes vivir sin mí.
—¿Cómo te las arreglas para que todo lo que sale de tu boca suene sucio? —rodé mis ojos de nuevo.
—Es un superpoder —dijo simplemente, levantando su brazo hasta que lo dejó reposando sobre mi estómago. Incluso con las mantas y todo lo que se interponía entre nosotros, sentí mi piel quemar.
Riéndome, me di vuelta también para quedar de lado y enfrentarlo. Sus ojos mieles adornaban la oscuridad como oro, brillante y hermoso oro líquido, y como siempre me perdí en ellos.
—¿Qué haces aquí?
—No me sentí bien sabiendo que estabas sola en navidad, así que decidí volver temprano.
—Pensé que tu hermano vivía lejos.
—Luke vive lejos, sí, pero estaba con unos amigos así que tenía compañía entonces decidí venirme… en cambio tú… no puedo decir que estés muy bien. Había un pote de helado vacío en el living.
Me sonrojé.
—Bueno, algo tenía que hacer.
Justin se rio melodiosamente.
—Por qué no te vistes y vamos a hacer algo.
—¿Qué quieres hacer? Son las doce de la noche.
—La playa no queda muy lejos de aquí, ¿no? —preguntó Justin con una sonrisa ladeada.
—¿La playa? Perdiste la cabeza, Justin Bieber —negué con la cabeza, riendo.
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Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)
FanfictionJustin Bieber solo parece el típico chico malo del que ninguna secundaria de los Estados Unidos puede prescindir. _________ Grey no es de las chicas que son lo suficientemente listas para resaltar, pero sí de las que son lo suficientemente tontas co...