Capítulo 8 Parte 3

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Dejando la copa a un lado y adquiriendo una nueva valentía debido al vino me arrastré perezosamente hasta que estuvimos a tan solo centímetros de distancia, y uní mis labios con los suyos por enésima vez en la noche. Pude probar el sabor a vino de sus labios, ¿o quizás eran los míos? No estaba segura, pero sí estaba segura de que sabían tan bien como siempre lo hacían. Los brazos de Justin encontraron su camino alrededor de mi cintura, apretándome contra él. Su mano derecha se deslizó a través de mi espalda hasta mi nuca, empujando mi cabeza y profundizando el beso a proporciones desmedidas. Su lengua saqueó mi boca como pocas veces lo hacía, y lo disfruté casi como si creyera que esta era la última vez que iba a encontrarlo con su guardia baja.

Inclinándome más, nos rendimos a la fuerza de gravedad, recostándonos contra la arena hasta que todo mi peso estuvo sobre él. Justin pareció tensarse un momento, pero su preocupación se fue por arte de magia y se dejó llevar por mí.

Estaba lista para culpar al vino debido a cualquier percance que tuviéramos, a pesar de que nunca había estado más consciente de mis actos en mi vida. No sabía qué era lo que tenía Justin, que me hacía tirarme de cabeza contra aguas que desconocía totalmente como si estuviera segura de lo que hacía, como si estuviera lista para nadar en ellas incluso a contracorriente. No lo estaba, pero tampoco importaba demasiado, porque había hecho un reciente descubrimiento de que Justin estaba pervirtiendo mi mente de muchas maneras distintas, y necesitar pasar a la siguiente base era una de ellas.

No es que creyera que enrollarnos en la playa iba a pasar o que siquiera fuera muy higiénico, pero quería besarlo así, hasta que ambos nos quedáramos sin aliento. Y quería tocarlo, y quería que él me tocara, y quería mostrarle que podía conseguir más de mí de lo que ya estaba consiguiendo. Dios, sí, estaba siendo demasiado fácil. Ni siquiera llevábamos dos meses juntos, pero sentía como si esto fuera lo correcto. Quería que él me necesitara. Quizás estaba un poco decepcionada de que él no hubiera intentado nada más que besarme, porque estaba segura de que con una universitaria conseguía mucha más acción, pero no era eso lo que me molestaba. No estaba molesta porque probablemente esas chicas sí le daban lo que necesitaba, estaba molesta porque él no parecía necesitar eso de , lo cual no me daba muchas expectativas.

Pero de nuevo, no creía estar lista.

Lo que no significaba que no podíamos toquetearnos ni besarnos hasta quedarnos sin respiración o que no necesitara una señal que me dijera que él me deseaba de alguna forma.

Cuando sus manos se posaron en mis caderas, pensé que este era el momento en donde iba a apartarme y a decir un comentario burlón como que tenía que detenerme con el vino, pero en cambio, todo lo que hizo fue apretarme más contra él, y mi mente de pronto se volvió un remolino de sensaciones que no alcanzaba a descifrar. Definitivamente no lo que esperé.

Quizás debería haberme convertido en la persona racional de toda esta situación ahora que él no lo estaba siendo, pero se sentía tan bien estar así que no encontré la fuerza necesaria como para separarme y romper el momento. Solo esperaría a que él tomara las riendas de nuevo, pero no quería que comenzara a racionalizar ahora.

Nos hizo rodar en la arena, hasta que mi espalda fue la que estuvo contra esta y parte de su peso se cargó deliciosamente contra mi cuerpo, haciéndome suspirar contra sus labios.

Finalmente pude respirar apropiadamente cuando él dejó mis labios, pero eso solo duró aproximadamente dos segundos, porque comenzó a repartir besos y mordiscos a través de mi cuello, y entonces olvidé como respirar. Otra vez.

Cerré mis ojos y eché mi cabeza hacia atrás, dándole acceso libre a aquella parte de mi anatomía mientras mis manos ascendían a través de la musculosa espalda hasta que se encontraron con su cabello y mis dedos se enredaron entre las hebras castañas. Justin gruñó algo inteligible entre dientes antes de volver a acaparar mis labios con incluso más frenesí que antes, si es que eso era posible.

Nuestros cuerpos y labios se ajustaban de tal manera que pareciera como si hubiéramos nacido para estar juntos, y sí, sé que eso sonaba terriblemente cursi y que lo decían por lo menos 9 de cada 10 protagonistas de libros románticos, pero ahora entendía por qué esa frase era un cliché concurrido. Entendía completamente.

Entonces mi celular sonó.

Y lo ignoramos.

Entonces sonó otra vez. Y volvimos a ignorarlo.

Justin atrapó mi labio inferior entre sus dientes y una especie de gemido se escapó de mis labios.

Y entonces sonó otra vez.

            Y tuvimos que apartarnos.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora