Capítulo 13: Revelaciones - Parte 2

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Justin no llegó a clases durante el resto del día,

No recibí respuesta al mensaje de “¿Dónde estás?” durante todo el día, ni siquiera cuando las clases terminaron a las tres de la tarde, pero a eso de las seis recibí un mensaje que decía que estaba arreglando algunos asuntos. De nuevo muy críptico y frustrante. ¿Es qué simplemente no podía conseguir que confiara en mí? De todos modos, no me detuve a darle más vueltas a eso, porque seguía sin poder sacudirme este mal presentimiento. Sabía que probablemente estaba siendo paranoica pero era inevitable.

Me costó sucumbir al sueño con el tema de Justin dando vueltas en mi cabeza junto con este mal presentimiento, pero finalmente pude quedarme dormida a eso de la una de la madrugada cuando mis ojos ya no aguantaban más el peso de mis párpados y no me quedó otra opción.

***

Había un incesable chirrido en el piso de abajo, el mismo que siempre había cuando alguien estaba caminando sobre él con demasiada precaución que nunca servía de nada. Por un momento pensé que eran la humedad y el viento haciendo de las suyas, pero el sonido no cesaba y hubo un momento en el que escuché ese tablón que estaba especialmente malo chillar con fuerza, un chillido que la humedad no podría causar, y menos el viento.

Mi corazón empezó a latir con fuerza contra mi pecho, y me di cuenta de que no podía moverme, ni siquiera podía pestañear mientras mi sentido de la audición se agudizaba.

Hubo un susurro.

Y luego una respuesta.

Con el corazón en la boca y los ojos muy abiertos por el shock y el miedo, me las arreglé para bajarme de la cama con cuidado de no pisar demasiado fuerte. Los pensamientos se arremolinaron como una ráfaga dentro de mi cabeza. ¿Me escondía en el closet o me arriesgaba a hacer ruido y llamar a la policía?

Maldita sea, maldita sea.

Y justo cuando me decidí por la opción de la policía, alguien abrió la puerta de una patada, y yo grité tan fuerte que sentí mi garganta a carne viva, pero ya era muy tarde para correr.

Un hombre me agarró por el brazo y me embistió contra la pared. Chillé de dolor y traté de zafarme de su agarre, pero era tan duro como el concreto, y no conseguí moverme. Intenté gritar de nuevo pero su mano libre tapó mi boca, y ya no había posibilidades de ningún movimiento. Pánico puro fluyó a través de mi cuerpo mientras el hombre me evaluaba.

—¿Es ella? —preguntó el otro hombre, mirándome con una curiosidad morbosa mientras sonreía ladeadamente. Quise sacudirme y gritar y llorar y gritar de nuevo, pero estaba atrapada, y me sentía impotente y destruida.

Pero eso no impidió que lo siguiera intentando.

Aunque sin éxito.

—Definitivamente es ella —respondió el hombre que me sostenía, y volvió su mirada hacia mí—. ¿Sabes lo mucho que nos costó encontrarte, cariño?

—¡No sé de qué estás hablando! —lloriqueé—. ¡No los conozco!

—Pero nosotros a ti sí, Grey. ¿O debería decir Proyecto 127?

Estos tíos estaban locos.

—¡No sé de qué demonios están hablando! —lloriqueé de nuevo. ¿Proyecto 127? ¿Es que acaso se les había zafado un tornillo?

—Por supuesto que no lo sabe —el tipo que no me estaba sosteniendo se rio con amargura—. Probablemente se lo ocultaron.

—Bueno, no me importa si lo sabe o no —dijo y tironeó de mí hacia la puerta. Intenté resistirme, pero no hubo caso, era demasiado fuerte y yo estaba demasiado asustada como para siquiera ponerme a pensar qué demonios querían de mí y por qué me habían llamado Proyecto 127.

Con lágrimas corriendo por mis ojos, me dije que no tendría más oportunidades para escapar que esta, y que no perdería nada por intentar, así que reuniendo valor como pude, mordí la mano que estaba otra vez en mi boca hasta que el agarre se deshizo en un grito de dolor y estuve libre. Empujé al hombre número dos y salí de la habitación tan rápido como pude y saltando los escalones de dos en dos.

Jadeando, solo llegué hasta la mitad del salón cuando una bala rebotó contra la pared delante de mí.

—Detente o la próxima irá directo a ti —dijo uno, con voz gélida y demasiado sincera. Mi cuerpo se tensó y me detuve, girándome apenas. Tenía una pistola con silenciador apuntando directamente hacia mi rostro. Si me mataba, nadie iba a escuchar el disparo.

No tenía escapatoria alguna.

—Ahora vas a ser una chica buena —murmuró, avanzando hacia mí, con la pistola cada vez más cerca de mi cara—, y vas a hacer caso a todo lo que yo diga sin chistar, porque comenzaré por darte un disparo en ambas piernas para que no puedas correr y si llegaras a intentar gritar voy a meterte un tiro entre las cejas. ¿Nos hemos entendido, ________?

Esas palabras hicieron que mi cuerpo se congelara automáticamente.

—Aunque pensándolo bien —dijo ahora, moviendo la mira de la pistola hasta que apuntó mi muslo. Joder—, será más fácil incapacitarte ahora.

Cerré mis ojos con fuerza, preparándome para el impacto inminente.

Una bala resonó, pero por alguna razón no sentí dolor… no sentí nada.

Y entonces alguien me empujó hacia al lado.

Todo pasó muy rápido, quizás incluso en el tiempo que me tomó caer al suelo lejos de la zona de conflicto. Sonó un disparo más y ambos hombres estaban entonces en el suelo con un gran charco de sangre debajo de ellos, y solo no pude gritar porque todo se deshizo como en un sueño.

Esto no podía ser real.

Entonces miré hacia arriba, a través de lágrimas y cabellos esparramados delante de mis ojos.

Justin.

Su rostro parecía un poco consternado, y me evaluaron con algo de pánico en cuanto pareció asegurarse de que no había más peligro. No hizo ademán de acercarse a mí, y la tensión dejó parte de su rostro en cuanto pareció asegurarse de qué seguía entera.

Pero no, no era así, no estaba entera. Estaba jodidamente asustada porque acaba de presenciar a mi novio matar a dos tipos a sangre fría, y no veía ningún indicio en sus ojos de que le importara. Lucía como si ya hubiera hecho esto las suficientes veces como para acostumbrarse.

Y no había espacio para más preguntas en mi cabeza.

—¿Justin? —mi voz salió irregular, en un susurro, y con tan solo decir su nombre era como si le estuviera preguntando si esto era real, si de verdad había pasado. Era más como una súplica, necesitaba que me dijera que esto no era real.

¿Quiénes eran esos hombres?

¿Quién era él?

Me miró unos segundos más sin decir nada en absoluto antes de cerrar sus ojos con fuerza. Quería que viniera a abrazarme y a decirme que todo iba a estar bien, pero también me daba miedo que se acercara. Estaba tan asustada… no sabía qué estaba pasando. Volvió a mirarme, esta vez con una mirada algo perdida.

Se llevó su celular a la oreja, y sus ojos volvieron a cerrarse con fuerza otra vez. Afligidos.

—Base, aquí Bieber. El Proyecto 127 se ha visto comprometido.

Nota: Bueno, desde ahora todo cambia, así que en honor a eso los capítulos desde ahora llevarán nombre :)

Otra nota: Gracias por comentar aunque sea un simple "síguela", significa mucho :)

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora