Capítulo 10 Parte 1

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Nada era mejor que un café dominguero, y en eso todas estábamos de acuerdo, por eso era tradición tomarnos una buena dosis de cafeína todos los domingos a las diez en punto cuando Korts no estaba lleno hasta las narices. Ser la única cafetería decente en Hamilton le había otorgado un papel primordial en este pequeño pueblo y eso significaba que estaba llena todo el tiempo.

Menos los domingos por la mañana, claro.

Era nuestra primera parada en cuanto Cher conseguía sacar a Luce de su cama luego de esperarlas por diez años en la sala de estar de su casa teniendo conversaciones incómodas sobre fútbol con su padre. La verdad era que no entendía de fútbol, y él se estresaba mucho cuando no conseguía hacerme entender un término que según él era “básico para un niño de seis meses”.

—Dios, volver a la escuela mañana no me hace ni una pizca de gracia. No puedo creer que ya pasó navidad y año nuevo —gimió Cher, mirando su café con lástima como si creyera que eso fuera a hacer que el vaso se llenara mágicamente. La verdad era que era muy holgazana como para levantarse e ir por otro, sobre todo cuando estaba muriéndose por el chico que atendía. Ella podía parecer extrovertida y lanzar comentarios por lo menos dos veces cada hora sobre cómo se va a tirar a mi novio en cuanto yo baje la guardia, pero la verdad es que era muy tímida con los chicos.

—Amén por eso, hermana —dijo Luce como si estuviera borracha, y se tomó de un trago el resto de café que le quedaba.

Cher y yo intercambiamos miradas.

—No he terminado mis asignaciones —gemí, escondiendo mi cabeza entre mis brazos sobre la mesa—. Dije que las haría ayer y las terminaría hoy día.

—Nadie ha terminado sus asignaciones —Cher le pegó un manotazo en la cabeza a Luce para que reaccionara de su borrachera inducida por la cafeína, pero la chica estaba tan muerta de sueño que solo soltó un sonido extraño de sus labios que se entendió como awfvetealamierdadjd.

—Quizás deberíamos estar haciéndolas en vez de quejarnos —sugerí.

—¿Y qué fin tendría? Estoy perdida en trigonometría para siempre —dijo como si estuviera llorando, y luego comenzó a dramatizar un llanto de verdad.

—Oigan, no sé si debería decir algo —Luce levantó levemente su rostro y estaba hablando en un susurro—, pero hay un tío raro que ha estado mirando en nuestra dirección todo el rato desde ese auto… ¡No te gires, grandísima lerda!

Luce le dio un golpe a Cher y esta se lo devolvió. Me tomó un minuto entero tranquilizarlas.

—No sé si deba recordártelo, Luce, pero el café en realidad no puede emborracharte —le dije haciendo una mueca.

—Hablo en serio. Estoy segura de que está mirando hacia esta mesa. Además, no conozco a nadie en Hamilton que tenga ese auto.

—Quizás es un turista —Cher se encogió de hombros.

—¿Un turista en Hamilton? Qué graciosa, Cher, pero aún así eso no significa que nos esté mirando. Quizás alguien decidió adquirir un auto nuevo.

—No es alguien que conozca —insistió Luce.

Cher sacó su espejo portátil de su bolso infinito y lo abrió, fingiendo retocarse el cabello mientras miraba a través de él al hombre en el auto.

—Uh… no podría decir si está realmente mirándonos, pero no es de aquí, de eso estoy segura.

—Me da miedo girarme —hice un puchero—. No confío en ustedes, están zarpadas.

—No confíes en nosotras, confían en el espejo —Cher me entregó el espejo y tal como ella hizo fingí retocarme el cabello. El hombre tendría unos cuarenta años y usaba un gorro que no cubría con éxito lo que parecía una melena color negra. No podía decirlo con claridad, pero sí parecía como si estuviera mirando hacia acá, aunque a esta distancia era difícil saberlo.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora