Capítulo 5 Parte 1

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Cuando le entregué su cuaderno de matemáticas al otro día, al parecer Justin aún no había superado lo que fuera que hubiera pasado ayer, porque apenas me miró y todo lo que pude conseguir de él fue un saludo que me dio de pura cortesía, así que supuse que lo que sea que había pasado entre nosotros ya no era una idea que le siguiera atrayendo. Ni siquiera sabía por qué le había atraído al principio, pero estaba demasiado enojada como para pensar en eso.

¿Qué demonios era lo que estaba mal con ese chico? Porque hasta donde yo sabía la gente no podía simplemente enojarse y dejarte de hablar sin razón aparente. Yo no estaba para ese tipo de juegos y no me importaba cuánto me gustara, no iba a andarle detrás y no iba a preguntarle qué era lo que sucedía, que hiciera lo que le diera la maldita gana. No importaba.

Lamentablemente sí importaba. No pude dejar de obsesionarme el resto del día con Justin y su actitud críptica, así como Luce y Cher no dejaron de obsesionarse conmigo y con él. Les expliqué que no había nada entre nosotros, que solo por alguna loca razón nos habíamos besado y no pasaría de nuevo, porque estaba realmente enojada con él como para pensar en besarlo.

Bueno, quizás no lo suficientemente enojada, pero estaba lo suficientemente enojada como para pensar en besarlo pero no hacer nada al respecto.

Cuando la jornada escolar finalmente terminó a eso de las tres, me di cuenta de que no iba a atrapar ningún respiro mientras tuviera tres exámenes importantes mañana y un complejo de obsesión con Justin Bieber. Por suerte, este era uno de esos extraños días soleados en esta época del año en Hamilton, así que había preferido evitar venir en auto y ahora tenía unos cuantos minutos de paz mental hasta llegar a mi casa y comenzar a estudiar como loca.

Mientras caminaba a través de las solitarias aceras de Hamilton, el vago sonido de un motor se escuchó a distancia, cada vez acercándose más, hasta que el estruendoso motor se hizo notar como una señal de neón. Sabía que era una motocicleta, y sabía quién era la única persona en Hamilton que abandonaría la seguridad de un auto por la de una moto.

Él se detuvo junto a mí.

—Hey —murmuró.

Me detuve, mirándole con indiferencia.

—Vaya, mira quien finalmente dejó de darse tanta importancia y se dignó a hablarme —rodé los ojos, y volví a caminar, sin mirarlo.

Por supuesto, él me siguió. Incluso aunque estaba bastante enojada con él, estaba también gratamente sorprendida y algo entusiasmada de que estuviera hablándome. Durante todo el día había llegado a pensar que quizás estaba ignorándome para que yo dejara de molestarlo o algo por el estilo. No es como si estuviera molestándolo, de todos modos él había sido él que había venido a mí todas las veces. Yo solo le había ofrecido un viaje en auto en un día lluvioso, nada más.

—Lo siento, ________. No estaba ignorándote, es solo que anoche me pasó algo y no tenía muchas ganas de hablar con alguien.

—Nunca hablas con nadie —lo miré de reojo.

—No lo hacía hasta que hablé contigo. Estoy acostumbrado al silencio, a veces prefiero estar solo.

—Espero que esta sea una de esas veces porque realmente tengo que llegar rápido a mi casa y hacer las asignaciones que nos dieron. Deberías hacer lo mismo.

—Puedo ayudarte con las asignaciones —me dijo.

—¿Ayudarme con mis asignaciones? —me detuve y arqueé una ceja hacia él.

—Creo que estás pensando todo mal otra vez —su sonrisa se expandió—. Pero si tienes una idea mejor estoy dispuesto a aceptar sugerencias.

—No estaba sugiriendo nada —murmuré fastidiada—. ¿Y en qué se supone que vas a ayudarme?

—Matemáticas hoy día fue realmente un suplicio para todo el mundo.

Suspiré. Justin tenía razón: todo el mundo había quedado colgado y eso me incluía, por eso la profesora nos había mandado una sarta de ejercicios para que pudiéramos entender algo, pero la verdad era que nadie estaba seguro de por dónde empezar, excepto los chicos como Justin. Todo aquel que tomaba trigonometría avanzada tenía una capacidad logística cincuenta veces mayor a la de nosotros los mortales promedio. Justin era uno de ellos, aunque no lo pareciera. En realidad, era bastante difícil de creer que alguien como él fuera una especie de cerebrito y no ocupe lentes y camisas dentro de los pantalones. Era una contradicción: el chico malo y el nerd de la clase. No había mucho sentido en eso, pero creo que era una de las razones por las que me gustaba de esa manera obsesiva. En Biología había demostrado que era más inteligente que el promedio; mientras que yo y el resto del alumnado no teníamos idea de nada, él se apresuró con el proyecto y lo terminó antes de que a alguien siquiera se le ocurriera qué poner luego de su nombre, explicándome todo el proceso y haciéndome entender mejor de lo que nunca le entendí a un profesor en toda mi vida.

Me gustaba que él fuera inteligente. Nunca me había sentido atraída por los idiotas de grandes músculos como la mayoría de la población femenina. A pesar de que muchas chicas se morían por Justin, probablemente ni la mitad sabía que él era mucho más que una cara y cuerpo bonito. Me gustaba el misterio de Justin, me gustaba que pareciera callado para la mayoría del mundo pero que en realidad dijera tanta estupidez junta que siempre daba en el clavo para hacerme sonrojar. También me gustaba su motocicleta, sus habituales chaquetas de cuero y su cabello que amanecía con una dirección diferente cada día. Mi único inconveniente eran las chicas universitarias, lo demás estaba más que bien.

—Me las arreglaré de alguna forma —rodé los ojos y seguí caminando—. De todos modos, ¿no tienes nada más importante que hacer que acosar a una chica que camina a su casa?

—No, así que no importa qué tan la difícil te hagas, seguiré acosándote.

Suspirando, me detuve y lo enfrenté.

—Eres un poco molesto a veces, ¿por qué no vas a conseguirte a una universitaria de tu agrado y me dejas en paz? —no sé de dónde salió eso, pero tuve que girarme rápidamente para que el no viera mis mejillas sonrojadas.

—¿Fueron celos lo que escuché ahí? —podía sentir su sonrisa, y ni siquiera lo veía.

—Uh… claro, me muero de envidia —ya que no servía para mentir, probé con el sarcasmo. En teoría, no estaba mintiendo, ¿verdad?

—Pueden ser universitarias, pero créeme, no son ni la mitad de divertidas que tú —Divertidas no era el adjetivo que me habría gustado escuchar. Que tal Guapas, eso hubiera sido bastante bueno, el único problema es que yo podía de verdad ser más divertida que las universitarias, pero de ninguna manera más guapa.

Lo miré de reojo, frunciéndole el ceño.

—Me alegra saber que te entretengo.

—Eres una fuente de entretenimiento absoluto.

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Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora