Capítulo 15: Estado de Vigilia - Parte 2

844 73 3
                                    

—Siempre ha habido algo en ti, _______ —llevó con sus dedos un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja, y luego su mano descansó sobre mi mejilla. El tacto y el calor de su piel fueron tan bienvenidos que no tuve la fuerza de apartarlo—. Una especie de luz. Cuando tenías 13 me exasperaba tener que estar detrás de ti todo el tiempo, pero era una obligación y tampoco quería que nada te sucediera. Cuando tenías 16 probablemente creía que solo eras… linda, no lo sé, no le prestaba importancia porque habías sido mi trabajo durante cuatro años y además estaba saliendo con universitarias.

—Increíble —me reí sin humor.

—Pero cuando cumpliste 17 tuve que hacerme visible en Hamilton luego de que aparecieran los primeros indicios de que podrían encontrarte. La clase de biología fue la primera vez que te vi de cerca y hablé contigo, y tengo que admitir que fue como verte por primera vez. Había una especie de luz en tus ojos cuando sonreías, y cuando te sonrojabas… y el hecho de que fueras la peor mentirosa existente.

>>Se suponía que tenía que acercarme a ti como amigo, pero le argumenté a Callie que eso sería lo suficientemente sospechoso considerando que todo el mundo sabía de mí en Hamilton. La verdad es que podría haberlo hecho de igual forma, pero no lo hice porque no quería hacerlo. Tu hermana por supuesto estaba furiosa, pero no le hice caso. Tampoco a Luke cuando me advirtió que tuviera cuidado. La verdad es que no quería tener cuidado porque desde el momento en que hablamos todo lo demás pareció perder sentido. Solo podía pensar en ti, todo el tiempo, eras lo único que veía incluso cuando no quería hacerlo.

—Justin… —murmuré, con los ojos bien abiertos por su discurso—. ¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno.

Parpadeé… esos era cuatro años más que yo, considerando que había logrado pasar fácil por alumno de secundaria de 18 años, era una gran cantidad.

—Y esto se vuelve cada vez más increíble —negué con la cabeza. Una sonrisa irónica en mis labios—. Justin… sinceramente ya no importa si te gusto o no te gusto. Tú también me gustas, y lo sabes, pero me mentiste. Tú y toda mi maldita familia, y si me has conocido durante tanto tiempo deberás saber que solo doy una oportunidad para que me mientan.

—________, no podía, joder. ¿Crees que no te habría dicho la verdad? También pienso que merecías saberla, pero no era mi decisión.

—No me importa —dije tan calmada que me sorprendió—. Me mentiste y eso es suficiente. Si no ibas a acercarte a mí con la verdad, no debiste haberte acercado en absoluto.

—Bien… es… es tu decisión —la voz de Justin pareció titubear, y era la primera vez que la escuchaba hacerlo. Él ya no me estaba mirando, estaba mirando a través de la ventana y tenía la mandíbula apretada.

Eso me hizo sentir una punzada en el pecho.

—Estaremos aquí hasta mañana —dijo ahora. Su voz estaba llena de profesionalismo y fue como hablar con un extraño—. Luego de eso tendremos que partir de nuevo.

—¿A dónde vamos?

—Tan lejos de New York y de Hamilton como sea posible. Ahora duerme, tenemos un largo viaje mañana. Iré a bañarme.

Pronunció todo eso sin mirarme ni una vez, y luego sacó unas cosas de su propia mochila y se metió al baño, cerrando la puerta con tanta fuerza detrás de sí que me hizo saltar, traicionando su aire de supuesta calma.

En cuanto escuché la ducha prenderse, me puse a sollozar de nuevo. Odiaba llorar, me hacía sentir débil, indefensa y vulnerable, y siempre que podía evitarlo lo hacía, solo que ahora no podía, tampoco estaba intentando. Descubrir que toda tu vida ha sido una mentira y que tus padres supuestamente muertos están en realidad vivos eran razones suficientes para llorar durante una semana entera sin que nadie se atreviera a objetar.

No sabía si estaba feliz con la noticia. Quizás lo estaba, pero la mayor parte de mí solo quería gritar y esconderse. Los había perdido cuando tenía apenas trece años, y lo había aceptado como parte de la vida natural, pero esto no era natural. Los muertos no vuelven a la vida, y definitivamente los padres no le mienten a sus hijas pequeñas haciéndoles creer que están muertos, no importa cuáles sean las razones detrás.

No podía parar de pensar en qué hubiera pasado si esta… gente de la Organización no me hubiera descubierto. ¿Habría vivido el resto mi vida creyendo que solo era otra adolescente normal de pueblo pequeño y que mis padres habían muerto en un incendio cuando era pequeña? Le diría a la gente: “fue hace mucho tiempo, ya no me afecta” y luego sonreiría y los rostros de mis padres se fundirían, borrosos en mi mente hacia mi subconsciencia, donde recordaría sin recordar realmente.

¿Y Justin? ¿Qué hay de Justin? Justin también era una mentira, incluso si le creyera que sentía algo por mí (y no lo hacía) sería demasiado para lidiar. ¿Cuándo acabaría su tarea? ¿Habría algún momento en el que tendría que parar de protegerme? ¿O sería algo de toda la vida también?

Era demasiado que asimilar para una adolescente de diecisiete años, era demasiado para cualquier humano en este planeta. No sabía qué hacer conmigo misma.

Me sentía perdida.

Justin se demoró más rato en la ducha de lo que una persona normal debería demorarse, y yo me la pasé llorando en silencio por más tiempo de lo que una persona normal debería llorar.

Y como Justin no salía nunca, y no había a nadie a quien hacer preguntas, me recosté en la cama y cerré mis ojos, cansada de llorar y porque me ardía tenerlos abiertos. Solo quería dormir y olvidarme de todo por un rato. Siempre funcionaba.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora