La última vez que había estado en la habitación de Justin solo había tenido un atisbo de su cama y un poster de alguna banda que no conocía, así que al estar completamente dentro fue como ver una habitación distinta. A diferencia de mi habitación y la mayoría de las habitaciones de chicos de 18 años, la habitación de Justin estaba pulcramente ordenada y la cama no tenía ni siquiera una arruga. Había afiches de basquetball y fútbol americano esparcidos por las paredes, un ordenador sobre un escritorio junto a unos libros y cuadernos y una guitarra eléctrica en la esquina.
Ni siquiera sabía que él tocaba guitarra, pero debí haberme imaginado que ser perfecto involucraba necesariamente tocar algún instrumento.
La habitación era espaciosa, por lo menos el triple de la mía, y eso era mucho decir. Había una de esas sillas guays que colgaban desde el techo y un hockey de mesa. Madre mía, ¿qué más había metido aquí adentro?
—No sabía que tocaras guitarra —murmuré, pasando mis dedos por las cuerdas luego de casi tropezarme con el amplificador que estaba sigilosamente escondido entre la cama y la pared casi como si esperara que alguien terminara rompiéndose una pierna con él.
—Es un pasatiempo entretenido —se encogió de hombros desde el umbral de la puerta.
—Bueno, tienes que decirme, ¿en qué momento entre tu rutina de ejercicio, tu tiempo de cocinar y lo que sea que hagas para sacar tan buenas notas encuentras tiempo para tocar guitarra o hacer algo más?
—En realidad, no hago nada por sacar buenas notas, simplemente poner atención en clases.
—Me alegro de que ese método te funcione —murmuré, ahora distraída con la guitarra.
—¿A ti no?
—No en matemáticas, al menos. Nada que tenga que ver con cálculos.
—Me imaginé eso —me miró burlón, y yo rodé los ojos.
La tele de su habitación era incluso más grande que la de la sala de estar, y justo al lado tenía una PlayStation con una montaña de juegos detrás más grande que mi tamaño total.
Ah, los chicos y sus juguetes.
—Tienes una linda habitación aquí, Justin —murmuré mientras ponía la guitarra de vuelta a su lugar de origen.
La cama de Justin cedió a mi peso en cuanto me senté en ella, y dios sí que fue como si estuviera en el cielo y me hubiera recostado sobre una nube.
—Pero qué… madre mía, esto tiene que hacer estragos en tu columna vertebral —gemí mientras recostaba todo mi cuerpo en la cama, cerrando mis ojos y sintiendo una repentina oleada de cansancio que necesitaba ser apaciguado por esta dulce, dulce cama—. En el buen sentido.
—No me quejo, es un muy buen colchón —murmuró él avanzando dentro de la habitación y acostándose a mi lado. Apenas abrí los ojos para mirar con obsesión cada uno de sus movimientos, lo que era extraño porque generalmente ponía toda mi atención en él sin problema… pero por todos los universos, este maldito y delicioso colchón.
Dios, estaría feliz de llegar todas las tardes a mi cama si fuera así.
—¿Muy buen colchón? Qué eufemismo más grande, Justin —suspiré casi de felicidad—. Creo que podría casarme con esta cama. ¿Está eso mal?
Él se rio por lo bajo.
—Es un poco raro, sí.
—Mmm no me importa, aun quiero hacerlo. Creo que lo haré.
—Bueno, nadie te lo impide, adelante.
Me giré para quedar frente a Justin y uní mis labios con los de él sin ninguna razón aparente. Solo porque quería y porque podía y me gustaba casi tanto besarlo como me gustaba esta estúpida cama. Su brazo se enredó en mi cintura y me atrajo hacia él hasta que nuestras piernas se enredaron entre ellas.
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Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)
FanfictionJustin Bieber solo parece el típico chico malo del que ninguna secundaria de los Estados Unidos puede prescindir. _________ Grey no es de las chicas que son lo suficientemente listas para resaltar, pero sí de las que son lo suficientemente tontas co...