Capítulo 8 Parte 2

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—Vamos, será divertido —me animó—, a pesar de lo helada que está esta habitación, hay por lo menos diez grados afuera. Aprovechemos el relativo calor antes de que el invierno vuelva a ser realmente frío otra vez.

—Justin estás loco —gemí, tapándome la cabeza con las mantas.

—Vamos, cariño. Será divertido, solo será un viaje de media hora —aseguró mientras bajaba las mantas, descubriendo mi rostro.

—Sé que si no te digo que sí solo seguirás insistiendo hasta que lo haga, así que me ahorraré tiempo. Ahora vete, tengo que vestirme.

—Siempre tienes que echarme en la mejor parte —rodó los ojos.

—Vamos —me reí—, solo apúrate.

Él me guiñó un ojo antes de cerrar la puerta detrás de sí. Sin perder tiempo, salté de la cama y agarré los vaqueros más ajustados que mi armario tenía para ofrecer, junto con una blusa turquesa trasparente y un polerón negro para no morirme de frío. No había posibilidad de lucir sexy en invierno, pero me las arreglé para no verme tan mal, incluso yo podía verme bien con la ropa adecuada.

La blusa transparentaba mi sujetador, y eso era lo más atrevido que alcanzaba a irme con un vestuario, pero algo era algo y no iba a ponerme quisquillosa ahora.

Hice mi maquillaje y lavé mis dientes en un tiempo record de cinco minutos, y encajando mis botas hasta la rodilla, bajé la escalera de pequeños saltitos hasta que llegué a Justin, y me lancé sobré él, besándolo sin razón aparente, solo porque podía. Cuando nos separamos, él me estaba sonriendo.

—¿Y eso?

—Gracias por venir —le sonreí—. Significa mucho.

—Lo que sea por ti —su sonrisa se expandió, y abrió la puerta para dejarme salir.

Justin tenía razón. No estaba frío y no corría ni una pizca de viento, y me sentía realmente feliz de que él estuviera aquí. Pensé que sería una mala navidad, pero él se estaba encargando de hacerla mejor, igual que el resto de cosas en mi vida. Él me hacía feliz, Justin realmente me hacía muy feliz.

Me abroché el polerón y me puse el casco que Justin me entregó antes de subirme a la moto, agarrándome bien de su cintura y tratando de encajar mis botas en el soporte de los pies. Abrí la visera de mi casco en cuanto la moto tomó velocidad, amando la sensación de libertad y del viento sobre mi cara, pero aun más importante, la cercanía que compartíamos cada vez que utilizábamos su medio de transporte habitual.

Llegar a la playa nos tomó aproximadamente 45 minutos, así que cuando nuestros pies finalmente tocaron la suave y espesa arena, ya eran pasada las una de la madrugada, y debido a la poca brisa las olas estaban calmadas, y el sonido del mar no era aterrador, sino relajante.

Caminamos tomados de la mano alrededor de la orilla, mojando nuestros pies descalzos hasta que decidimos sentarnos y disfrutar del cielo estrellado y el sonido del mar.

Justin comenzó a sacar algunas cosas de su mochila. Al parecer, había tenido planeado esto, porque incluso saco una manta para poner sobre la arena, más una cantidad infinita de comida y… dios… ¿qué demonios?

—Justin… ¿qué sucede contigo? —chillé, al ver que sacaba unos tubos que se veían muy parecidos a fuegos artificiales—. Dios, acabas de perder la cabeza.

Normalmente estaría gritándole que se deshiciera de ellos antes de provocar un incendio, pero no había casas ni gente cercana en todo el perímetro, y menos a esta hora, así que simplemente rodé los ojos cuando él me sonrió con suficiencia.

—Ya casi es año nuevo, mejor que empecemos a celebrar de antemano.

Miré con obsesión cada uno de sus movimientos mientras preparaba los fuegos artificiales a unos metros junto a la orilla de la playa, y cuando no pude resistir la tentación de verlo todo de cerca, di grandes zancadas hasta estar a su lado.

—¿Estás seguro de lo que haces?

—Muy seguro. Ven, ayúdame, hay que prender estos.

No estoy muy segura de que me llevó a recibir el encendedor que me extendió, menos de qué fue lo que me llevó a encender uno de los tubos luego de unas rápidas instrucciones. Justin me cogió de la mano y nos alejó mientras los fuegos comenzaban a estallar en el aire, en decenas de tamaños, colores y formas. Maravillada por la escena, no pude ni siquiera pestañar mientras veía el espectáculo de cerca. Hace años que no veía fuegos artificiales; en Hamilton ni siquiera tiraban para año nuevo, pero aquí estaba Justin Bieber, rompiendo todos los esquemas y reglas básicas de la sociedad de la manera más perfecta posible.

—Son tan lindos —murmuré, extasiada ante la explosión de colores en el cielo. Recordaba ver de lejos los fuegos artificiales que eran lanzados en Times Square todos los años cuando era pequeña, y eran hermosos, pero no podía compararse con la vista en primer plano de estos simples fuegos artificiales y la compañía de Justin.

El espectáculo de los fuegos artificiales duró unos minutos más hasta que el cielo volvió a ser solo negro salpicado de estrellas brillantes, y fue perfecto.

—Espero que eso haya compensado este día.

—Justin, habías compensado este día solo con estar aquí, pero… sí, definitivamente lo hizo.

—Ven, vamos a comer, estoy muriendo de hambre.

A pesar de que no me gustaba para nada beber, no porque no quisiera, sino porque realmente sabía asqueroso, Justin se las arregló para conseguir un vino que no sabía a uva agria, así que no fue difícil de consumir, estaba extrañamente delicioso, junto con el resto de snacks que había traído.

—Eres… una muy mala influencia, muy mala —alcé mi copa de vino hacia él. Era la segunda de la noche y ya comenzaba a sentirme extraña. Justin solo había tomado un cuarto de su copa ya que tenía que manejar de vuelta.

—Solo hay que disfrutar de los pequeños placeres de la vida —me sonrió.

—Tú definitivamente lo haces, ¿eh?

—Todo el tiempo.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora