Capítulo 15: Estado de Vigilia - Parte 1

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Hay un cierto momento entre el sueño y la vigilia en el que no puedes distinguir qué es real y qué no lo es. Te encuentras en la delgada línea que divide la consciencia de la inconsciencia. Puedes escuchar lo que sucede a tu alrededor, pero al mismo tiempo se mezcla con imágenes, sonidos y olores que en realidad están haciendo eco dentro de tu cabeza en forma de sueños. Es como encontrarse en dos realidades paralelas a la vez. Lo real y lo irreal. Lo cierto y lo incierto, ¿y lo peor de todo? Cada vez que intentas abrir tus ojos, es como intentar levantar una tonelada con solo la fuerza de tus párpados.

No sabía en cuál de esos dos lugares me encontraba, solo sabía que todo se había desmoronado de pronto. Veía colores, escuchaba sonidos, escuchaba mis lágrimas y sentía la mano de Justin apretar la mía.

Pero solo veía oscuridad, y no podía despertarme.

Oscuridad, oscuridad y oscuridad de recuerdos infinitos y fugaces.

Nunca me había costado rehacer el rostro de mis padres y recordarlos ese exacto instante en el que tus ojos se cierran y te pierdes al sueño. De alguna manera, ahora no podía recordarlos, porque en cuanto supe la verdad, me di cuenta de que mis recuerdos estaban manipulados, porque yo tenía memorias de unos padres cariñosos que habían muerto hace años, no de dos científicos que habían creado un suero que podría destruir miles de vidas y que además estaban vivos.

¿Cuánto tiempo estuve quieta, estática y mirando a un punto fijo como si estuviera esperando pacientemente a despertarme cuando en realidad la locura se estaba desatando dentro de mí?

No lo sabía, pero supe cuándo terminó ese ciclo cuando empecé a llorar. Fuerte, duro, crudo y comencé a gritar. Estaba gritando… creo que estaba gritando.

Quería gritar.

Lloré durante un largo rato. Lloré hasta que el rostro y la cabeza me dolían tanto que pensé que iba a explotar o que iba a vomitar. Ninguna de las dos cosas llegó a pasar, pero estoy segura de que estuve cerca de alguna de las dos. Justin no había dicho nada durante todo el rato y me había dejado llorar en paz, pero me había sostenido entre sus brazos como si no quisiera soltarme nunca, y me sentía tan desprotegida que incluso cuando ya no sabía qué pensar de él solo quería que me sostuviera por siempre, sin parar, fuerte, firme.

—No puede ser que estén vivos —fueron las primeras palabras pronunciadas durante largo rato, y no pude evitar pensar que sonaba como una loca salida del manicomio.

El llanto se convirtió pronto en sollozo cuando los largos y elegantes dedos de Justin comenzaron a enroscarse entre mi cabello enredado y a acariciarlo con cuidado de tirar.

Acariciarme el cabello siempre era la forma más efectiva de dormirme.

En este caso, de calmar mi inicio de ataque psicótico.

—No puede ser que estén vivos —repetí otra vez, apretando mis ojos con fuerza para evitar que otro torrente de lágrimas cayera.

Había tantas otras preguntas arremolinándose en mi cabeza otra vez, y no podía ordenar ninguna de ellas como para preguntarlas. Era todo tan… surreal.

Una cosa era que toda mi vida fuera una mentira.

Pero otra mucho peor era que mis padres estuvieran vivos.

No podía ser.

—Por… por qué —fue lo único que susurré, esperando que Justin comprendiera.

—Tuvieron que huir, ya sabes eso. Sabían que no… no podrían volver nunca a ti sin ponerte en riesgo. Eras pequeña, así que creyeron que sería fácil que siguieras con tu vida si pensabas que ellos estaban muertos, pero si sabías que estaban por alguna parte corriendo quizás… sería más complicado.

—Pensaron… mal —murmuré con voz rota.

—No pensamos que te encontrarían —dijo, su mano ahora acariciando mi espalda—. Se suponía que no debían encontrarte en un pueblo que ni siquiera aparece en Google. Tus padres tuvieron que huir porque sería más probable que te encontraran si estabas con ellos. Luke… mi hermano, que era uno de los que habían desertado se fue con tus padres para protegerlos. Todo quedó dividido. Unos apoyaron la salida de tus padres y otros estuvieron en contra. Era una horrible batalla entre la CIA y la NSA.

Era demasiado que procesar. Demasiado. Me sentía como una demente a punto de entrar en estado de locura máxima, a punto de tener un ataque de psicosis.

En cambio me empecé a reír.

Al principio fue una risa leve y sin humor, que fue aumentando de apoco hasta volverse una risa histérica y poco natural. No sabía por qué me estaba riendo, pero no podía parar. Toda la situación me parecía tan increíble y estúpida, que parecía una reacción certera.

El problema es que no lo era, y Justin me estaba evaluando como si pensara que en cualquier momento iba a necesitar contenerme con una camisa de fuerza.

Luego la risa se convirtió en llanto de nuevo, y ya no sabía qué hacer conmigo misma a este punto. Mis padres eran parte de una organización secreta que creaba sueros para hacer súper humanos y resultaba que no estaban muertos. Resulta que me enviaron a Hamilton para protegerme, resulta que mi hermana sabía todo y me mintió durante cinco años y para rematar, resulta que mi novio es en realidad un agente de dicha organización que fue enviado para cuidarme de que ellos me atraparan y experimentaran conmigo como rata de laboratorio porque resulta que tenía el suero que crearon mis padres en mi ADN y además la fórmula para crearlo tatuada en mi piel.

¿Me había faltado algo?

Ah sí, también era cien por ciento probable de que Justin no sintiera nada por mí en realidad y solo se hubiera acercado para cuidarme de cerca.

Pasó un largo rato antes de que pudiera calmarme, antes de que pudiera pensar con una mínima claridad. Una parte de mí estaba tan feliz de saber que ellos estaban vivos, que chocarla junto a la parte de mí que no podía creer cómo me habían dicho una mentira tan descarada era intentar apagar el sol con agua. Sentía todo mi interior y mis recuerdos desvanecerse de apoco.

¿Cómo lidias con la muerte de tus padres?

¿Y cómo demonios lidias con su resurrección?

No lo haces. No se puede.

 —Dios mío —susurré con voz torturada, en alguna tonalidad entre el llanto y la histeria.

—Hey —Justin estaba de nuevo sosteniendo mis manos entre las suyas—. Todo se arreglará.

—¿Que todo se arreglará? ¿Qué hay para arreglar? Nada de esto puede arreglarse. Confiaba en… confiaba en estas personas con mi vida. ¡También confiaba en ti! —desprendí mis manos bruscamente—. Y ahora resulta que todo es una farsa. Eso no puede ser arreglado.

—________...

—No Justin. Ni siquiera lo intentes, perderás tu tiempo.

—Sé que es difícil de asimilar, pero ellos lo hicieron…

—Para protegerme, sí, lo has dicho varias veces, sin embargo no me importan sus razones. Merecía saber, merecía saber que aún tenía padres en alguna parte. Merecía saber que estaba en peligro y definitivamente no merecía que te acercaras a mí porque tenías que. Dios, me siento increíblemente estúpida, y pérdida, y confundida —me paré de la cama, sin saber adónde ir, sin saber qué hacer con mis pies, así que solo me quedé ahí mirando por la ventana—. ¿Esa es la razón por la que a Callie no le gustaba que te acercaras a mí? ¿Por qué sabía que era una farsa y ahí estaba yo creyéndome todos tus cuentos?

—No, ________, esa no es la razón —sonó sincero, pero ya no podía creer nada de lo que salía de su boca—. Te he… te he estado vigilando desde que tienes trece años.

—¿De qué hablas? Es imposible. Tenemos la misma edad.

—No realmente.

—¿También mentiste sobre tu edad? —me giré para enfrentarlo.

—Tenía que.

—Ya, claro.

—No me habría acercado a ti de esta forma si no sintiera algo, ________.

—Dudo que sientas algo.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora