Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)

Capítulo 4 Parte 1

Luego de eso, Justin se mantuvo parcialmente callado… bueno, todo lo callado que Justin Bieber podía estar durante noventa minutos completos.

Luce no dejó de tirarme papeles para llamar mi atención durante toda la clase. La ignoré todo el tiempo mientras me sacaba los papelitos que se incrustaban en mi cabello con cierta frustración. Ella simplemente no entendía que no era que no me diera cuenta de que estaba tratando de que me diera vuelta a mirarla, era solo que no quería hacerlo.

Luce era persistente.

Esta vez en inglés avanzado nos encontrábamos analizando el libro “Matar a un Ruiseñor” de la escritora Harper Lee. Era un libro que se posicionaba entre mis favoritos respecto a la literatura del siglo XX, y significó una distracción bienvenida del resto del mundo. Sí, todos seguían dándome miradas furtivas y sí, Luce no paró de tirarme papeles en ningún momento, y sí, cada vez que miraba a Justin de reojo, él parecía sentirlo y sonreía burlonamente sin mirarme ni despegar la mirada de su cuaderno, pero él sabía.

—¿De qué demonios ha ido eso? —me asaltó Luce enseguida el timbre nos liberó de la clase de Inglés.

Los ojos de Luce estaban abiertos en su máximo esplendor verde y me estaba dando esa mirada de periodista psicópata. Ella no me iba a dejar en paz hasta que le dijera todo de todo.

—Uhm… nada —me encogí de hombros, pensando que valía la pena al menos intentarlo.

—Dios, _________, ¿pensé que habíamos hablado sobre tú tratando de mentir? Porque si no, simplemente no lo hagas, es un desperdicio de tiempo.

—Él… él solo… nada.

—¿Por qué sigues mintiendo? —frunció el ceño.

—Dios, eres tan desesperante como él —gemí.

—¿Te hizo algo? ¿Te está molestando? —la preocupación adornó sus hermosos ojos chocolate.

Me apresuré a negar con la cabeza.

—No, es solo que él… nosotros… nosotros nos besamos —murmuré tan bajo que apenas me escuché yo misma.

—¿Qué? —por su ceño fruncido ella no había escuchado.

Era ridículo posponer lo inevitable.

—¡Que nos besamos! —chillé, molesta, haciendo que todos se giraran a mirarme.

Luce se quedó petrificada en su lugar y no reaccionó hasta que todos ya habían superado mi gritito inicial y se habían girado para seguir con sus propios asuntos.

Como había anticipado, Luce comenzó a chillar un par de cosas que tuvieron tanto sentido como el hecho de que Justin me hubiera besado. Entendí algunas blasfemias y otras exclamaciones y verbos, pero nada que tuviera sentido racional. No fue hasta que se calmó un poco que empecé a procesar con más facilidad sus palabras y atribuirle el sentido que no tenían.

—Bien, bien, estoy tranquila —dijo luego otra serie de maldiciones, respirando profundamente. Cualquiera creería que le acababa de decir que había habido una rebaja en Forever 21 y se la había perdido—. Entonces… ¿realmente se besaron? No puedo creer que se besaron. Dios, ¡besaste a Justin Bieber!