Nota: Ese capítulo es muy, muy corto, pero es que era lo que quedaba del capítulo 4, pero prometo que mañana sin falta subo la primera parte del cinco c:
La casa de Justin era pequeña y acogedora. Linda.
Se encontraba a las afueras de Hamilton, alejada del resto de las casas del pueblo, lo que significaba una gran tranquilidad lejos de los molestos vecinos y una distancia más corta a la universidad.
El pensamiento revolvió mi estómago.
Estar aquí me sabía extraño. Justin Bieber no era la persona más abierta del mundo y era la única persona de la cual no conocía su vida entera. A diferencia de él, las personas de Hamilton no sabían mantener su vida privada, así como otras no sabían mantenerse alejadas de cuchicheos, lo que resultaba en una biografía completa de cada ser humano nacido y por nacer de este lugar.
Extrañamente, no parecía haber señales de vida en la casa de Justin más que él mismo. En ninguna parte había una foto familiar, otro vehículo en la entrada ni varios platos sucios en la mesa. En cambio, no había fotos, solo había un plato en la mesa y la única habitación con cama era la de él.
—¿Justin? —lo llamé luego de terminar el tour de su casa mientras él nos preparaba cafés.
—Dime —murmuró, dándome la espalda.
—¿Vives solo?
—Uh… sí… ¿por?
—Bueno… porque no conozco a ningún adolescente de último año que viva por su cuenta.
—Tengo dieciocho y derecho a independizarme, ¿no?
—Bueno…
—Mis padres murieron en un accidente de auto cuando yo era pequeño, independizarme en cuanto pudiera era mi única opción
Me paralicé en mi lugar, preguntándome si había escuchado bien. ¿Sus padres también estaban muertos? ¿Y por un accidente de auto?
—Yo… lo siento mucho —mi voz salió en un susurro inestable.
—Fue hace mucho tiempo. Realmente no quiero hablar de eso. Supongo que tú más que nadie lo entiende. ¿Café?
—Por favor.
Quería preguntarle cuándo había sucedido y con quién había residido desde entonces, pero por la forma en que cortó el tema de conversación suponía que no sería una buena idea. Además él tenía razón, yo sabía lo difícil que era tener que hablar de algo que te lastimaba así.
Había tanto sobre Justin que era un misterio, y acababa de descubrir un pequeño pedazo nada agradable de su vida. Yo también mejor que nadie sabía lo solitaria y triste que la vida era cuando tu familia total consistía de tan solo un miembro. Al menos yo tenía a mi hermana… pero Justin… no parecía tener a alguien más.
Quería saber la razón por la que estaba en Hamilton, porque nadie simplemente se muda a este pueblo. Siempre dejas este pueblo, nunca vienes aquí. Si estás aquí es porque naciste aquí y no tuviste otra opción, pero él era la única persona que conocía que se había mudado aquí sin razón aparente.
Aunque yo también había hecho algo parecido, pero no por decisión propia, sino porque esta era la única residencia que quedaba de mis padres.
—Gracias —murmuré, recibiendo mi café.
—De nada —Justin se sentó junto a mí en el sillón, encendiendo la tele y cambiando de canal hasta que encontró algún partido de fútbol americano que llamó su atención.
—Tienes una casa muy linda aquí —dije. Bien, esto era incómodo.
—¿Linda? No es la palabra que yo usaría, pero supongo que está bien.
—¿Por qué te mudarías a Hamilton, de todos modos? —comencé con una pregunta fácil. No estaba aludiendo a sus padres (o eso suponía)—. Nadie se muda a Hamilton.
—Porque tenía que hacerlo —fue su respuesta. Pensé que diría algo más, pero luego de diez segundos de silencio asimilé que no lo haría.
—Bueno, eso es críptico —fruncí el ceño y perdí mi mirada en el contenido de la taza.
Él no parecía muy feliz de tenerme ahí. Quizás había sido mala idea preguntarle si podía prestarme sus apuntes de matemática, cosa que hice solo por pasar un poco más tiempo con él (estaba obsesionada oficialmente), así que no hice más preguntas y nos mantuvimos en un silencio solo opacado por el comentarista del partido.
En cuanto mi café se hubo enfriado lo suficiente como para tomarlo sin quemarme, me lo acabé tan rápido como pude y me levanté rápidamente del sillón.
—Uh… creo que ya debería irme —dije, mirando incómodamente a todas partes menos a él—. ¿Te importaría darme tu cuaderno?
Justin asintió distraídamente y se levantó. Abrió su mochila y me entregó rápidamente un cuaderno de color verde que a juzgar por su aspecto parecía como si hubiera sobrevivido al ataque de una bomba nuclear.
—Gracias, y gracias por el café. Nos vemos —me las arreglé para sonreír.
—De nada. Nos vemos —dijo, sin despegar su vista de la televisión.
Decepcionada y dolida por su repentina frialdad salí de su casa, y me apresuré hacia mi auto para no mojarme demasiado. Estuve todo el camino preguntándome qué demonios era lo que le sucedía, ¿había sido la mención de sus padres? Bueno, está bien, no es como que hubiera preguntado a propósito. No sabía que habían fallecido, y eso no le daba el derecho a pasar de caliente a frío de un segundo a otro.
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Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)
FanfictionJustin Bieber solo parece el típico chico malo del que ninguna secundaria de los Estados Unidos puede prescindir. _________ Grey no es de las chicas que son lo suficientemente listas para resaltar, pero sí de las que son lo suficientemente tontas co...