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Me desperté con la vaga sensación de que había tenido la pesadilla más horrible de la historia.
No me tomó mucho darme cuenta de que no había sido una pesadilla y de que todo había sido real.
En cuanto mis ojos se adaptaron a la oscuridad, comprobé con el reloj de la pared iluminado por la luna que apenas eran pasadas las seis de la mañana, lo que significaba que había dormido por tan solo unas dos horas, quizás menos.
Justin estaba sobre una silla recostado en una posición que a juzgar por su tamaño de uno noventa no podía ser cómoda, pero al menos había conseguido dormirse. Yo por mi parte estaba en la cama tapada por una manta que sospechaba Justin me había puesto encima.
Intranquila, comencé a pasearme por la habitación, sin saber qué hacer conmigo misma. Mis piernas se sentían débiles, y mis manos estaban temblando involuntariamente, y me desesperaba no poder hacerlas parar. No había más espacio en mi cabeza para Callie, o Justin, o mi vida siendo una mentira. Todo en lo que podía pensar era en mis padres estando vivos, en el accidente de la planta siendo una mentira.
Mis padres están vivos. Mis padres están vivos. Mis padres están vivos.
Nada de eso tenía sentido, pero aún así sabía que era todo verdad luego de la llamada de Callista. Ella me dijo que debía confiar en Justin, ¿pero si quiera podía confiar en ella? ¿Podía realmente confiar en alguien? Porque me sentía traicionada de una manera incomparable. Había una punzada en mi pecho (una de tantas) que clavaba casi tan fuerte como la de mis padres estando vivos, y esa era la traición, la mentira, la incertidumbre… nada era cierto, todo era falso.
Mi vida ni siquiera era mía. Nunca lo había sido.
No se suponía que debía serlo.
—¿_______? ¿Qué haces?
Justin estaba despierto, y me estaba mirando con precaución, como si esperara que en cualquier momento le saltara encima y le desgarrara la garganta, lo que era bastante posible a estas alturas, pero debía ser por los ojos completamente abiertos y las manos temblantes.
—Yo… no… nada —mi voz salió irreconocible.
—Vuelve a dormir —me pidió con voz suave.
—No puedo. No quiero.
Se paró lentamente y caminó hacia mí de la misma forma, como si temiera espantarme. La habitación era pequeña, así que no le tomó mucho llegar hasta mí. Por un momento pareció como si fuera a abrazarme, y estaba… perdiendo la cabeza, así que eso habría sido realmente bienvenido, pero se arrepintió al último momento y solo puso su mano en mi brazo como gesto reconfortante.
—Sé que esto es… muy difícil —dijo, con una voz suave, melodiosa y… madura, una madurez que no había estado ahí antes—. Y no imagino cómo debes estarte sintiendo. Todo ha sido de pronto.
—¿Cuándo veré a mis padres? —solté bruscamente, y por la mueca en el rostro de Justin, supuse que la respuesta no me iba a gustar.
—________... creo que no estás entendiendo. Tus padres fingieron su defunción porque era necesario. Porque es prácticamente… imposible derrocar a la AMA por completo, es demasiado poderosa, y ellos sabían que no podrían volver a acercarte a ti sin ponerte en peligro. Al fin de cuentas, puede que podamos sacarte en algún momento dado fuera del radar de la AMA, si es que tenemos suerte, pero tus padres… ellos están metidos demasiado al fondo como para salir.
—Justin… no necesito que adornes todo lo que vas a decirme con discursos bonitos y flores y rosas para mis padres. No me importa por qué lo hicieron, te estoy preguntando cuándo voy a verlos.
—No en un futuro cercano —dijo, suspirando.
No me sorprendió. En realidad, parecía lo más obvio, sin embargo no podía ni quería aceptarlo. Merecía estar con ellos, y ellos merecían conocer a la niña que habían dejado atrás hace tantos años tanto como yo merecía verlos a ellos y recordar sus rostros que de apoco se hacían difíciles de distinguir en mi mente y aun así me atormentaban en cada pesadilla y sueño por las noches.
Sin decir ninguna palabra, me giré, dándole la espalda y mirando hacia la ventana. Mis ojos se aguaron, pero extrañamente no lloré. La luna hoy estaba llena e iluminaba parcialmente la mayoría de los árboles que nos rodeaban y dejaban a este motel el perfecto punto para que no nos encontraran. Incluso la señal que decía motel solo tenía la letra L funcionando.
—Creo que estoy… a punto de perder la cabeza —susurré, con voz ausente.
—Lo sé —susurró también, ubicándose a mi lado junto a la ventana—. Odio esto.
—¿Qué odias esto? —me reí sin humor—. No me digas.
—_______... no lo entiendes. No lo odio por mí. He vivido esta vida desde que tengo memoria. Mis padres eran parte de la organización y han estado entrenándome desde que tengo uso de razón en tantas cosas diferentes que ya perdí la cuenta… matemáticas, ciencia, filosofía, idiomas, a pelear… nada es nuevo y no he conocido nada diferente.
Él hizo una pausa, y yo lo miré de reojo. Su mirada se veía perdida entre los árboles agitados por el fuerte viento y su rostro estaba completamente tenso. Mandíbula rígida y espalda demasiado recta, más de lo normal.
—Pero para ti es diferente. Para ti siempre será diferente: no naciste en esta vida como lo hice yo o como lo hizo Callista, y lo que te espera ahora será totalmente diferente.
—¿A qué te refieres?
—Has pasado por mucho, pero ya estoy harto de mentirte —ahora él me estaba mirando a los ojos—. Tienes que saber que tu vida ha cambiado desde el momento en que esos hombres te encontraron y que nunca volverá a ser la misma al menos que encontremos una manera de derrocar a la AMA. Estaremos huyendo… todo el tiempo, quizás encontremos estabilidad durante un tiempo, y probablemente luego de eso tendremos que correr otra vez, y no podrás regresar a Hamilton.
—¿Cómo dices? —mi voz salió irregular y sin fuerza.
—No puedes regresar a Hamilton, tampoco puedes seguir en contacto con nada que te ate a ese lugar.
—Te refieres a Cher y a Luce —dije con los ojos abiertos en consternación.
Justin asintió suavemente.
—No, no, no —comencé a negar efusivamente con la cabeza, retrocediendo—. No van a quitarme eso. ¡No puedo dejar Hamilton por siempre! Yo… yo tengo que graduarme, tengo que graduarme y solo ahí puedo irme, pero no puedo simplemente evaporarme en el aire. ¡Cher y Luce son todo lo que tengo!
—_______...
—No lo entiendes —mi voz comenzaba a sonar histérica ahora—. ¡No puedo perder a más gente! Luego de saber que mis padres estaban supuestamente muertos… todo mi mundo se vino abajo, y ellas eran todo en lo que podía apoyarme cuando Callie no tenía tiempo para estar ahí por sus también supuestos trabajos.
—Esto no es acerca de lo que quieres y no quieres, _______ —su voz sonó firme ahora, y eso no ayudó. En realidad, tuvo el efecto contrario, porque siempre me reconfortaba escuchar su suave y melodiosa voz, y esto era… todo lo contrario—. Se trata de protegerte a ti y a ellas. Si volvieras a Hamilton o establecieras contacto con ellas las pondrías en peligro también, y estoy seguro de que no quieres que eso pase.
Y en un abrir y cerrar de ojos, se había desvanecido el última rastro de mi vida que quedaba.
Nota: Este fue un capítulo extra como regalo de navidad, sé que ya son como tres días tardes, pero feliz navidad atrasada y espero que tengan un feliz año nuevo c:
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Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)
FanfictionJustin Bieber solo parece el típico chico malo del que ninguna secundaria de los Estados Unidos puede prescindir. _________ Grey no es de las chicas que son lo suficientemente listas para resaltar, pero sí de las que son lo suficientemente tontas co...