Capítulo 21: Divagación entre lo real y lo incierto en los sueños - parte 2

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Por supuesto, este lugar no tenía centro comercial, por lo que tuvimos que viajar en taxi durante media hora para llegar hasta uno. La buena noticia era que al menos pasaban taxis, en Hamilton ni eso encontrabas.

El lugar era precioso. Tenía por lo menos cinco pisos y una moderna infraestructura que me había dejado con la boca abierta, y puede que quizás seguía reacia a creer que ese dinero me pertenecía del todo, pero era una chica, y a pesar de que odio las compras, porque son sofocantes, no significa que odie tener ropa nueva, sobre todo ahora que no tenía que escatimar en gastos en un laaaargo tiempo.

—Esto es tan hermoso —murmuré entrando a una boutique de ropa importada de alguna parte de Europa. Me enamoré de un vestido y luego me distraje con una falda, luego tuve que dejarlos porque se suponía que tenía que comprar ropa adecuada para el clima.

Luego de recorrer toda la tienda como tres veces con Justin mirándome como si quisiera matarse a sí mismo, tenía en mi poder tres pares de pantalones, dos blusas, dos chaquetas y un abrigo.

—Voy a probármelos, puede que esto tarde más de lo que me costó encontrar la ropa.

Justin suspiró.

—Lo sé, pero me consuela saber que sentías esto mismo cuando estabas con Luce y Cher.

—¿Cómo sabes eso? —me reí.

—Porque cualquiera que viera tu cara lo sabría.

—Oh, cómo olvidar que eras un acosador de tiempo completo —rodé los ojos.

—Por favor no tardes tanto, aún faltan un montón de tiendas —dijo Justin como si estuviera considerando la idea de comprar una corbata para ahorcarse en alguna parte.

—Cinco minutos —dije atropelladamente y me metí al probador.

Más de cinco minutos más tarde, me había probado todos los atuendos y había decidido que todos me gustaban, así que los compré.

Lamentablemente, mi cuenta bancaria no era algo que pudiera usar directamente en una tienda porque al final levantaría sospechas que una adolescente de 17 años anduviera con tal cantidad de dinero por ahí gastándolo en ropa cara, por lo que fue Justin quien dijo que pagaría y cuando intenté objetar me dijo que lo recuperaría después desde mi cuenta ya que él podía sacar dinero de ella de forma segura.

Cuatro horas y un centro comercial completo después, tenía a Justin cargando más bolsas de las que alguien debería poder, y casi todas ellas era mías. Se había cansado de quejarse al final de la segunda hora y ahora solo estaba sufriendo en silencio y en pequeños suspiros lastimeros, por lo que cuando vio que ya no quedaban más tiendas lució como si quisiera ponerse a celebrar, pero solo sonrió y murmuró algo como "gracias, Dios".

Así que con el tema de mi armario y el suyo solucionado, comenzaba la etapa número dos de mi plan de reinicio de identidad, porque ________ Hunter no solo tendría ropa genial, sino que también sabría luchar y patear traseros.

—_______, eres un caso perdido —Justin dijo con diversión en su voz mientras me tambaleaba una vez más para darle la patada que habíamos estado practicando la última hora. Estábamos en una especie de introducción a la lucha corporal.

—En mi defensa, dudo que todos mis posibles enemigos sean tan jodidamente altos.

Me miró aburrido.

—Lo serán, créeme. ¿Acaso crees que me eligieron como agente solo por ser guapo?

—Sí.

Me ignoró.

—Me eligieron por mis características físicas y psicológicas. Estos imbéciles tienen altos estándares, y te encontrarás con las personas más especializadas para la tarea de patear traseros.

—Pues ya veo porque me alejaron de la parte divertida.

—Creyeron que eras muy chiquita para intimidar a alguien —se rió.

—Lo bueno de ser chiquita es que es más fácil darte una patada en la entrepierna —lo miré con indiferencia.

—Lo que digas, amor. Si te hace sentir mejor, es más fácil escabullirse de los malos —volvió a reírse.

—Oh sí, qué gran poder me han concedido mis padres y su horrible genética. Digo, ¿qué demonios? Mis padres son enormes, y para ser mujer Callie también es enorme. ¿Por qué yo tuve que nacer deforme y no enorme?

Algo extraño pasó por la mirada de Justin en ese momento, y antes de que pudiera responder el timbre sonó.

La pizza de un largo día de entrenamiento (oh quizás no tanto) finalmente había llegado, lo que significaba que podía dejar de intentar dar patadas y ponerme a comer.

Ese momento en la vida se llamaba felicidad.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora