Capítulo 45.

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-Atrapados.

Mientras Willy y Cris se dirigen al pequeño pueblo a comprar lo necesario, en la casa todos disfrutan. Algunos están viendo una película, otros editan vídeos, otros incluso los graban...

Rubius está en su habitación. Tumbado en la cama, mira hacia arriba, su vista se pierde en el techo blanco. Suspira y alcanza el portátil que tiene en la mesilla de noche.

Comienza a editar un vídeo de Rust que tiene grabado, pero enseguida se le van las ganas. No le apetece editar, no está de humor. ¿Qué le pasa?

Revisa sus redes sociales. Nada nuevo. Coge su móvil y mira cansadamente sus WhatsApps.

Natalia: ¡Rubén! Acabo de coger el autobús. Estoy yendo para allá.

Él le contesta afirmativamente a ese mensaje de hace un minuto para volver a suspirar. La echa de menos. No, no a Natalia. A Cris. A su Cris.

Bloquea el móvil y se sienta en la cama. Se rasca la nuca y dirige su vista hacia la ventana. La lluvia sigue cayendo. Pequeñas gotas recorren la ventana de su habitación.

Se levanta y abre la ventana, oliendo el característico olor de la lluvia. Nunca ha sido gran fanático de la lluvia, lo suyo siempre ha sido la nieve. Pero aún así, en ese momento, siente que la lluvia lo refleja a él.

A sus sentimientos. La lluvia le recuerda al amor, a esa parte agridulce del amor: llega sin avisar, arrasa con todo... Y luego, de repente, se va, dejando paso al sol. Pero a él no le ocurre así. ¿Es, acaso, Cris su sol?

No lo sabe. O no lo quiere saber. En cualquier caso, la necesita. Necesita un abrazo suyo que despeje la tormenta que se ha formado en su interior. Un beso suyo que despeje las grises nubes de su cabeza. Un "Te quiero" que salga de su boca y calme esa tormenta de verano psicológica que se le ha formado.

El chico sacude la cabeza. ¿Desde cuándo tiene pensamientos tan cursis? Joder, él no es así.

Coge su móvil y casi sin darse cuenta acaba en el contacto de Cris. La chica está "en línea". Es su oportunidad. ¿Pero de qué exactamente?

Sus dedos teclean casi sin darse cuenta un corto mensaje:

Rubius: Hey. ¿Qué tal por ahí?

Mucho más lejos de allí, en una vieja furgoneta blanca que se dirige a un poco habitado pueblo el móvil de Cris emite un sonido indicador de que tiene un nuevo mensaje.

Cris estaba hablando con Sandra. La morena le decía que no soporta a Marina y a Mangel tan juntos. Y Cris le animaba a que saliera adelante, a que se enamorara de otro tal vez.

Su amiga está muy rara. Desde aquel día en el instituto en el que huyó hacia el baño no es la misma... En realidad no es la misma desde que quedó con Mangel aquella noche... ¿Qué pasó entre ellos dos?

Cris se encoge de hombros y revisa el mensaje. Al leerlo y percatarse de que es de Rubius, un escalofrío recorre su espalda y una sonrisa se posa en su rostro.

-¿Por qué sonríes? –le pregunta su acompañante.

-Por nada... -le responde Cris a Willy, el cual conduce muy concentrado.

Mientras Cris le responde, Willy gira la furgoneta por un extraño camino y contempla el pueblo a través del mojado cristal. De hecho, es un pueblo pequeño, ya que ve su principio y su final.

La respuesta de Cris a Rubius se envía:

Cris: Bien, más o menos. Todavía no hemos llegado. Willy se ha perdido por un camino y hemos tenido que dar una vuelta enorme xD

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora