-Mírame a los ojos
Tras el sonido del timbre, ambas chicas se miran. Una de ellas confusa, la otra nerviosa.
-¿Habías quedado con alguien más, Iris? –pregunta desconcertada Cris.
-Bueno, verás...
Vuelven a llamar.
Iris, refunfuñando, se acerca al telefonillo, el cual se encuentra en el pasillo. Cris se estira en el sofá. Ella quería hablar a solas con Iris, necesitaba contarle lo que ha estado planeando durante la noche. Bueno, tal vez solo sea el cartero o algo así.
Iris vuelve caminando hacia la sala. Se sienta en el sofá, mira seriamente a Cris y le dice:
-Cris, es Rubén. Ha venido a hablar contigo.
El desconcierto en la cara de Cris se hace notar los primeros segundos. Y del desconcierto pasa a la rabia, al enfado.
-¿Me estás vacilando?
-No. Está subiendo.
-Pero, pero... -La chica se levanta y exclama-: Por qué le dejas subir? ¿¡Habías quedado con él!?
-Cris, escúchame. Tenéis mucho de lo que hablar y él te tiene que explicar aún muchas cosas. Que diga lo que tenga que decir.
-Pero...
Otro timbre vuelve a sonar. Y luego un toc toc. Las miradas de las dos jóvenes coinciden una vez más. Cris le lanza una mirada mezcla de rabia, indignación y decisión. Iris solo se encoge de hombros.
La morena se dirige a abrir al chico. Cris se sienta en el sofá y trata de relajarse. Se encuentra con los nervios a flor de piel. Respira agitada. Trata de regular su respiración, pero se le hace muy difícil. Se peina el pelo repetidas veces y se mira de arriba abajo. Genial, está en pijama.
Oye unas voces a lo lejos, provenientes de la entrada. Escucha una conversación bastante seca entre Iris y él. Reconoce su voz. Profunda, grave, esa voz tan peculiar. Nota que lo latidos de su corazón aumentan de ritmo. Sus manos comienzan a sudar. Ahora solo escucha pasos. Cada vez más cerca. Cada vez más cerca. Hasta que...
-Hola, Cris.
Se atreve a dirigir su mirada hacia él. Su perfume embriaga sus sentidos. Sus miradas coinciden. Ella es la primera en apartarla. La dirige a su cuerpo. Viste con una chaqueta negra, sudadera verde y pantalones negros. Lleva el pelo algo despeinado, pero qué más da. Está guapísimo.
Su expresión denota seriedad, decisión e, incluso, madurez.
-Hola –contesta ella fríamente.
Iris va a su habitación con intención de dejarlos solos.
Un silencio frío y repleto de tensión se instala en la sala. Ambos apartan sus miradas, sus ojos no quieren encontrarse. Los dos giran la cabeza hacia la entrada cuando escuchan que Iris sale a la calle. Finalmente, solos.
-¿Cómo te encuentras? –se atreve a preguntar él, como cortando un hilo de tensión.
La chica suspira y lo observa acercarse. El chico se sienta a su lado. Ella vuelve a suspirar y, por primera vez en un rato, se miran a los ojos, valientes.
-No muy bien. Es jodido enterarte de que tienes una hermana y de que todo el jodido mundo te lo ha estado ocultando. –Un dardo directo al corazón de Rubius.
El chico calla y agacha la cabeza. ¿Qué puede decir? Había decidido dejar que su corazón hablara, pero su corazón se halla en un profundo y doloroso silencio. No sabe de donde saca las fuerzas, pero dice:
ESTÁS LEYENDO
La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]
Fanfiction¿Acaso el amor lo es todo? ¿Se puede vivir sin un "amor correspondido"? Que se lo pregunten a ella. Cristina Gómez, o Cris para los amigos, está en un momento de su vida en el que pocas cosas marchan como ella quiere. Se siente perdida y necesita qu...