Capítulo 64.

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-La historia de Vanessa, la hermana perdida

Tras las palabras de la chica que se encuentra al otro lado de la línea, el corazón de Nieves comienza a latir el doble de rápido. Pequeñas gotitas de sudor resbalan por su frente. Es como si, con esas palabras, dentro de su cuerpo se hubiera generado una enorme explosión, un Big Bang.

Incapaz de seguir con esa conversación, Nieves aprieta el botón rojo, cortando la llamada. Sus manos no responden y dejan caer el teléfono fijo al suelo. Y la mujer se desploma en el sofá. Dani, que bajaba de su habitación con intención de ver la tele, observa el mal estado en el que se encuentra su madre, tirada en el sofá y con aspecto de que, de un momento a otro, va a tener un ataque de ansiedad.

-¡Mamá! ¿Qué te ha pasado, estás bien? –pregunta atropelladamente, sentándose junto a ella y abrazándola.

Nieves se echa a llorar. Demasiada presión, demasiados errores. La mujer suelta todo lo que lleva dentro en forma de lágrimas que recorren su rostro sin cesar. El dolor de una madre que siente que ha hecho algo muy mal durante toda su vida, el dolor de quien llevaba algo dentro y ha explotado de repente. Una explosión de dolor contenido.

-¡Cariño! –Ignacio entra atropelladamente en la sala.

Los tres miembros de esa familia permanecen unidos en un abrazo durante un buen rato. Tan solo se escuchan los sollozos de Nieves. Una vez que la madre se calma, es Ignacio quien hace la pregunta clave:

-¿Qué ha pasado, cielo? –Y la toma de las manos, con intención de darle más seguridad.

La mujer aparta la mirada. Sus pensamientos vagan, se pierden. No es algo fácil lo que tiene que decir. Es algo muy duro. Algo nada sencillo. Pero, reuniendo todo el valor del mundo, logra articular:

-Es Vanessa. Ha vuelto. –Y suspira.

Dani mira confuso a sus padres. De repente, ambos tienen el semblante muy triste. Su madre le explica a Ignacio que la ha llamado esa tal Vanessa y que está en Madrid. El joven se pasa una mano por su alborotado pelo rubio y mira la hora. Había quedado con Eli, pero eso tendrá que esperar. Mientras sus padres continúan hablando y con los ojos llorosos, le manda un WhatsApp avisándole de que hoy no pueden quedar. Luego, mira seriamente a sus padres.

-Papá, mamá. –Ambos se giran y lo miran. El chico se levanta y se coloca frente a ellos de pie, como quien no quiere dejar escapar la ocasión de averiguar algo-. Nunca me habéis contado la historia de Vanessa. Solo sé que es mi hermana y poco más. Por favor, contármelo todo. ¿Qué pasó con...?

-Daniel. –Su madre lo llama por su nombre completo, como si fuera una señal de que la situación requiere de seriedad-. ¿Estás seguro de querer saber todo lo que pasó?

-Por supuesto –responde el muchacho con seguridad, preparado ante todo lo que se le tenga que venir encima.

-Bien... -Nieves toma aire.

Dani la mira con atención. Su padre parece distante, con la mirada perdida en el infinito. Perdido en sus pensamientos. Vuelve a prestar atención en su progenitora. Es como si se estuviera preparando mentalmente para contarlo todo.

-Eras bastante más joven, por aquel entonces. –La historia, relatada por su madre, comienza. Dani presta toda su atención, sentándose en la alfombra-. Tú acababas de cumplir los once años. Cris, por el contrario, tenía cinco añitos. Y Vanessa, vuestra hermana, nueve.

-Tú eras muy distante. –Ignacio despierta de su ensoñación y ayuda a su mujer a contar la historia-. Salías con tus amigos, jugabas a fútbol con ellos... A decir verdad, no les prestabas mucha atención a tus hermanas pequeñas.

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora