Capítulo 55.

7.5K 390 99
                                    

-Día fotogénico

El sol luce potente en el cielo azul claro. Es un día a principios de agosto muy caluroso, y los relojes de la casa marcan la 13:30 del mediodía. Los fuertes rayos de sol se cuelan por los ventanales de la sala en la que, los ocho jóvenes, quizás de distintas edades pero con perfecta relación entre ellos, comen.

Rubius, Cris, Natalia, Sandra, Sof, Cheeto, Marina y Mangel dan buena cuenta a unos macarrones con tomate que ha preparado Cheeto. Charlan animadamente sobre varias cosas, aunque de vez en cuando se entristecen al saber que Eva, Alexby, Vegetta y Willy se han ido. Y es que la despedida ha sido ese mismo mediodía, hace tan solo una hora o menos.

Hace una hora o menos, en ese mismo sitio...

Todos se abrazan. Les da pena que sus amigos se vayan, pero es una gran oportunidad que algunos que se quedan en la casa han rechazado. Y comprenden que los demás la quieran aprovechar.

-¡Cuidaos mucho! —exclama Eva mientras abraza a Cris.

-Lo haremos.

Cada uno se va despidiendo de todos hasta que a Cris le toca el turno de despedirse de su, ahora, ex novio. De Willy.

-Te voy a echar de menos —le susurra ella en medio del abrazo.

Y es que realmente lo va a echar de menos. No es algo que diga porque sí. Ese chico la ha ayudado a comprender sus sentimientos a la perfección. Y, además, se ha comportado muy bien con ella. ¿Cómo no va a echarlo de menos?

-Y yo a ti. Y, por favor, no lo dejes escapar... —le susurra él, acariciándole el pelo, esa melena rubia que le llega por debajo de los hombros.

Rubius los contempla con unos pocos celos. Pero muy pocos. Esos dos han terminado. Y se alegra de ello, a pesar de que quiere mucho a ambos. Bueno, a uno de esos dos, concretamente a ella, la quiere más...

-Odio las despedidas —susurra una voz a su lado, interrumpiéndole sus pensamientos. Es Natalia.

-Yo también.

Se sonríen y Rubius continúa mirando como Cris se va despidiendo de todos. Y como esa triste escena se acaba. Porque todos se volverán a ver. Mucho más adelante, pero se volverán a ver.

Volviendo a la hora en la que estaban, a la 13:30, en esa misma casa...

-¡Eh, eh! ¿Quién se anima esta tarde a una barbacoa? Bueno, a la tarde no. ¡A la noche! ¡Joder, es que hace tiempazo! —exclama Rubius, estirándose y contemplando por una de las ventanas el tiempo.

-Yo me apunto —susurra tímidamente Cris.

-Contad conmigo, chicos —sonríe Marina. Cris y ella se miran y se sonríen. Se llevan realmente bien.

-Cheeto y yo nos apuntamos. Sin dudar, vamos —dice Sof en nombre de ella y de su novio. Él le obsequia con un beso en la mejilla.

-Qué remedio... -susurra Sandra para sí- Yo también iré.

Mangel la observa y le regala una leve sonrisa, para luego confirmar que él también irá. Ella, algo atontada, le corresponde al sonrisa.

Lo que daría porque, todas las sonrisas que forman la boca de Mangel, fueran para ella. Y no para la tonta esa de Marina. La odia a muerte.

Su corazón se rompe cada vez más. La herida formada por el amor no correspondido hacia Mangel, es cada vez más profunda. Su ira, su rabia, su dolor por no poder ser la destinataria de sus besos, ejerce en ella una completa agonía. El laberinto en el que se ha metido carece de salida. ¿O quizás no?

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora