Capítulo 46.

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-"¿Lo intentamos, entonces?"

En la casa de los abuelos de Cheeto, un chico baja corriendo del segundo piso.

-¿Han llegado ya Willy y Cris? –pregunta Rubius.

-¡Jodéh tio, que te pireh! –le grita Mangel con los ojos fijos en la tele. Se encuentra sentado al lado de Marina en el sofá.

-Es la enésima vez que lo preguntas, Rubén... -le recrimina Sof.

-Joder, pero es que tardan mucho... -el chico se pasa las manos por el pelo- ¿Y si les ha pasado algo?

-Nos hubieran avisado –le dice Sandra, la cual se encuentra sentada en una silla con los pies encima de la mesa. Juguetea con el móvil en las manos.

-Además, ¿qué les puede haber pasado? No sé, el máximo problema es que no encuentren las patatas o algo así...

Mientras algunos ríen la broma de Marina, Rubius vuelve a subir al piso de arriba. Está enfadado. ¿Por qué no le creen?

Entra a su habitación y cierra de un portazo. Tiene un presentimiento. Sabe que algo ha pasado. ¿Intuición... masculina?

Desde el piso de abajo se escucha el portazo y Mangel se levanta suspirando. Tiene que hablar con su amigo.

El catalán sube las escaleras lentamente y camina por el pasillo en busca de la habitación de su mejor amigo. Cuando la encuentra, llama a la puerta.

-¿Puedo pasáh?

No obtiene respuesta, así que lo interpreta como un sí. Encuentra a Rubius de pie, en frente de la ventana y mirando por ella. Se le nota preocupado, ya que no para de mover las manos en gestos raros que indican nerviosismo.

-¿Te he dado permiso para entrar? –le pregunta Rubius a Mangel sin ni siquiera mirarlo.

-Vale, chico, lo siento. Pero no hace falta ponerse así. Si quiereh me voy...

-No sé ni para qué has venido.

-¿Para ayudah' a un amigo que lo ehtá pasando mal? –le recrimina él a su vez.

Rubius se gira y contempla a su amigo. No se merece ser tratado así.

-Vale, vale. Lo siento, Mangel... -dice el chico. A continuación se sienta en la cama y apoya los codos en sus rodillas, para después apoyar su cabeza en sus manos- Soy un gilipollas. No sé qué me pasa. Y odio la lluvia.

-¿Qué? –le pregunta Mangel sentándose a su lado-. Menudo lío tieneh hecho en la cabeza, Rubiuh...

-No sabes tú bien.

-Vamos, seguro que no será para tanto –dice Mangel acariciándole el hombro a su mejor amigo-, enseguida volverán.

-No, Mangel, no. Algo les ha pasado. Habrían vuelto hace ya... -Rubius mira su reloj de muñeca- trece minutos y doce segundos.

-¿Cómo lo sabeh? –Mangel está sorprendido de la exactitud dada por su amigo.

-He buscado en Google el tiempo que se tarda desde aquí al pueblo. Lo he multiplicado por dos porque tienen que ir y volver. A ese tiempo le he sumado media hora de compra, puesto que tienen que ubicarse en el pueblo y encontrar todo. Y como llueve y me ha dicho Cris por WhatsApp que Willy se había perdido y que habían tenido que dar la vuelta, he sumado al resultado final otros quince minutos. Así que sumándolo a la hora exacta en la que les he visto salir, tendrían que haber llegado hace trece minutos –Rubius toma aire-. ¡Y no han venido!

Mangel abre mucho los ojos. Su amigo está loco. 

-Y mira que a ti lah mateh se te dan de culo...

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora