Capítulo 47.

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-Welcome to my life.

En la casa de Cheeto, allá por las 15:45 de la tarde...

-¿No están tardando demasiado estos tres? –pregunta Sof, que camina en círculos por la sala.

-¡Tendrían que haber vuelto ya! –exclama Marina, mirando por la ventana- ¡Además, ya no llueve!

Mangel se acerca a ella y la abraza por la espalda. Deposita un pequeño beso sobre su cabeza y le susurra dulcemente al oído:

-Tranquila, que todo va a salih bien...

Ella se gira y lo besa con pasión, colgándose de su cuello y olvidando de golpe todos los problemas.

Sandra, desde el sofá, contempla la escena sin poder evitarlo. ¿Cuántos besos llevarán ya? Incontables. Cuanto desearía ella probar solo una vez los labios del catalán... Aprieta la mandíbula y respira hondo. Sabe cómo solucionar este problema, solo tiene que encontrar el momento adecuado. Mangel se enamorará de ella.

-Oye, parejita, mientras os dais el lote, algunos estamos buscando cosas... -ice Alexby, con su mirada fija en el portátil que está encima de sus rodillas. Eva lo acompaña a su lado.

Mangel y Sandra sonríen irónicamente a Alexby. Después, susurran algo entre ellos y suben a las habitaciones.

Eso para Sandra es demasiado. Piensa que va a tener que soportar los "sonidos" que hagan esos dos. Pero la curiosidad le puede. Siente una extraña mezcla de sensaciones en su interior. La gran mayoría negativas.

Unos minutos después, sube a las habitaciones. Camina silenciosamente por el pasillo. Hasta que llega a una habitación con la puerta cerrada. Las voces de Mangel y de Sandra se distinguen a la perfección.

Y oye los sonidos de unos besos. Y de más besos. Y de muchos más besos. Y, como piensa Sandra, es evidente lo que vendrá después. Como no tiene ganas de oírlo, corre a su habitación y se encierra en ella de un portazo.

Dentro, se tira sobre la cama y una presión en el pecho le invade. Las lágrimas salen solas de sus ojos. En su mente se repiten muchas escenas de besos entre Sandra y Mangel. ¿Por qué la vida es tan cruel con ella? Para una vez que se enamora... No es nada justo. Y se va a encargar ella de impartir justicia. Sea como sea.

Muy, muy lejos de allí, en un bosque rodeado de altos árboles y con una carretera de tierra sobre la que se encuentra un joven tumbado...

Una pequeña y áspera lengua le lame la cara. Rubius abre los ojos pesadamente.

Tras enfocar un poco la imagen, comprueba que está... en su casa. Sí, en su casa de Madrid. Siente el calor de su hogar. Esa familiaridad que todos tenemos con nuestra casa. Como en casa, en ningún sitio.

Observa al propietario de la lengua. Sam, su querido Sam. Ese gato del cual dudó de su sexualidad. Ese pequeño gatito naranja tan mono. Ese mismo.

Pero la imagen no es clara. Cree ver que el gatito inclina hacia un lado la cabeza y que maúlla muy bajito. Pero la imagen y el sonido le llegan muy mal a su cerebro.

De repente, una sacudida sacude la cabeza del chico. Se palpa la frente con la mano y pone una mueca de fastidio. La imagen que ven sus ojos es muy nítida, es más, no distingue casi ni los colores. Incorporándose poco a poco, se frota los ojos. La cabeza le va a estallar. Siente un mareo constante, pero consigue ponerse de rodillas.

Consigue ver bien. No está en su querida casa, ni mucho menos. A su cabeza acuden muchas imágenes y comprende dónde se encuentra: en medio de la nada de un bosque. Pero aún no comprende qué hace allí.

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora