-Clic, selfie
Es noche cerrada en Madrid. Mientras conversan sobre algo relacionado con el Call Of Duty: Blacks Ops III, el móvil del chico comienza a sonar. Pero para él pasa desapercibido.
Embelesado, escucha hablar a su chica sobre las ganas que tiene por comprar ese juego. Le encanta su voz. Es muy dulce, se parece a ella. Le gustan sus gestos al hablar: mueve las manos de arriba abajo, sacude la cabeza, mira hacia arriba como pensando en lo que decir...
-Rubén, tío, el móvil.
Rubius, tras oír las palabras de su amigo y despertar de una extraña ensoñación, se palpa el bolsillo derecho. Cierto, su iPhone está sonando. Le lanza una sonrisa de agradecimiento a su amigo. Es la segunda vez hoy que no oye el teléfono. Ya le vale.
Interrumpen la conversación mientras todos observan a Rubius. El chico descuelga sin siquiera mirar el nombre de la persona que lo ha llamado.
-¿Sí?
-¿Rubén? Hola.
Esa voz... Le suena muchísimo. Hace memoria y trata de acordarse de quién es antes de responder. Pero no sabe si es por las cervezas que se ha tomado o simplemente porque no le da, pero no recuerda la persona de la que proviene esa voz.
-Sí, hola. Eh... ¿Con quién hablo?
-Soy Nieves, hijo.
¡La madre de Cris! Rubius, instintivamente, mira a Cris y ésta le dedica una mirada interrogatoria. El chico le indica silencio con el dedo índice y continúa la conversación.
-Ah, sí. Lo siento, estoy en un sitio con mucha gente y no la había reconocido. Hola, Nieves –le responde el joven, algo avergonzado por no haber reconocido la voz de su suegra.
A Cris se le para el corazón al escuchar el nombre de su progenitora. ¿Por qué llama a Rubén? No entiende nada y, sentada al lado de él, pega su oreja al teléfono del chico.
-No pasa nada, hombre. –Se oye una risita-. Y tutéame, ya sabes.
-Sí, lo siento. Bueno, ¿querías algo?
-Sí. A tu novia. ¿Está contigo?
Rubius mira hacia su derecha y comprende que la chica también ha oído la pregunta.
-Sí, está aquí al lado.
-Pásamela, por favor.
-Claro. Un beso, Nieves, ya estaremos.
-Adiós, Rubén.
A continuación, Rubius le pasa al teléfono a Cris, la cual se levanta y se aleja de allí, buscando más privacidad. Respira hondo, como lista para una buena bronca. Con la mayor alegría posible, contesta:
-¡Hola, mamá! ¿Qué tal?
-Hola, cielo. Bien. Y mal. ¿Por qué no me coges el teléfono?
La chica frunce el entrecejo y, con la mano libre, saca su móvil del bolso. Al desbloquearlo descubre que está en silencio y que tiene seis llamadas perdidas de su madre.
-Ah, ya. Lo siento, lo tenía en silencio.
-¡Te he llamado ochenta veces!
-Han sido solo seis.
-¿Solo? Ay, hija, eres incorregible. –Cris nota que su madre suspira y sonríe al otro lado.
-Mamá, ¿qué querías?
-Tienes que venir al hospital.
El cuerpo de la chica se estremece al escuchar a su madre. ¿Al hospital? Normalmente, a un hospital no se va para nada bueno y menos a esas altas horas de la noche. ¿Le habrá pasado algo a alguien? ¿A su padre? Comienza a alarmarse de verdad y, controlando sus nervios, logra articular:
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La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]
Fanfiction¿Acaso el amor lo es todo? ¿Se puede vivir sin un "amor correspondido"? Que se lo pregunten a ella. Cristina Gómez, o Cris para los amigos, está en un momento de su vida en el que pocas cosas marchan como ella quiere. Se siente perdida y necesita qu...