Capítulo 59.

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-Noche en pareja y despertar con un amiguito

¿Sabes esa típica escena de una película romántica en la que los dos protagonistas se besan? Sí, esa escena en la que la cámara va girando alrededor de ellos dos. Se aprecia perfectamente lo felices que son, lo contentos que están, lo unidos que se encuentran.

Pues, cuando al fin se separan, se miran muy emocionados. Y sus pensamientos son los mismos. Se sienten como en una película de la que no quieren salir nunca. Están narrando su propio guión, escribiendo su propia historia.

-Te brillan los ojos –le dice él mientras apoya su frente en la de ella.

-A ti también –le responde ella, sonriendo.

Ambos sienten que, estar tan cerca del otro, es algo inexplicable. Es como si no se quisieran separar nunca del otro. Se encuentran en una escena con la que muchas veces habían soñado. Y no quieren despertar de este sueño.

-A ti te brillan muchísimo, rubia.

-Y a ti, qué te crees.

-¿Estaremos enfermos?

-¿Enfermos de amor? –le pregunta ella a su vez.

-Pues probablemente –la sonrisa de él hace que la de ella se agrande-. O sea, nos estamos volviendo unos cursis.

-Habla por ti. Yo siempre he sido una cursi.

-Pues yo creo que...

Algo interrumpe la frase de Rubius. Un sonido proveniente de la casa...

Asomados a la ventana del cuarto de Cris se encuentran Cheeto, Mangel, Sof, Sandra y Marina. Sonríen ampliamente y aplauden sin cesar.

-¡Que vivan los novios! –se le oye gritar a Marina.

Luego empiezan a canturrear algo en plan "¡Qué bonito!, ¡qué bonito!" y Rubius y Cris miran al suelo avergonzados. Pero acaban sonriéndose y soltando un suspiro. Tienen unos amigos que están locos. Él rodea la cintura de ella y la atrae hacia sí. Luego, Rubius grita:

-¡Nos habéis cortado todo el rollo! ¡Gracias!

Cris ríe. Luego mira hacia las estrellas. Es como si quisiera recordar todos los detalles o todos los acontecimientos que están ocurriendo esa noche. Porque, clarísimo está, ésta noche está siendo la mejor de su vida. Irrepetible, mágica.

-¡Os dejamoh a solah, parejita! –grita Mangel.

La pareja suelta un bufido y terminan riendo juntos. Luego se miran a los ojos emocionados. Y sus labios se vuelven a unir, como atraídos por un imán.

Las manos de ella se cuelgan de su cuello. A continuación, pega un salto y enrolla sus piernas alrededor de las caderas de Rubius. Él, entre beso y beso, suelta una carcajada. La abraza más y va bajando sus manos por la espalda de Cris hasta llegar a la parte en la que finaliza la falda de su vestido. Se detiene ahí y la pega más a su cuerpo. Se separan un momento y ella apoya su cabeza en el hombro de él. Este abrazo también pasa a ser el mejor.

-Te quiero muchísimo... -le susurra la chica.

Él sonríe, notando un escalofrío por todo su cuerpo. Las palabras de una chica nunca le habían hecho sentir tanto. Qué especial le resulta Cris.

No le responde con palabras, sino con un nuevo beso, este algo más corto. Cuando finaliza, ella desenrolla sus piernas, aterriza en el suelo de un salto y toma su mano. Deciden volver a la casa, puesto que está empezando a hacer algo de frío.

Cuando entran, una calurosa bienvenida los recibe. Todos vuelven a aplaudir en la sala y cada uno va abrazando a ambos miembros de la pareja. Los felicitan un millón de veces y les repiten una y otra vez el hecho de que sabían que acabarían juntos. Mangel, Cheeto, Sandra, Sof y Marina se quedan en la sala. A diferencia de Cris y de Rubius, que suben a la habitación de ella.

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora