Capítulo 76.

4.7K 337 119
                                    


-La verdad (1/2)

¿Dónde está? Parpadea con dificultad, sintiendo como si sus párpados pesaran trescientos millones de veces más. Consigue enfoncar una imagen, pero no reconoce donde se encuentra. Se sienta y se estira. Le duele la espalda muchísimo.

El frío que siente lo hace estremecerse y, el increíble dolor que le perfora cada centímetro de su cuerpo, hace que un escalofrío le recorra de arriba abajo, de abajo arriba. Pasados unos segundos, Rubius consigue situarse.

Se encuentra tumbado en... en un banco, ¿no? Sí, eso es lo que parece. Se intenta poner de pie, pero se tambalea y cae sobre el sitio en el que ha dormido. Porque... ¿ha dormido ahí, no? Un momento. ¿Y por qué coño ha dormido en un banco en medio de Madrid?

Como por acto reflejo, saca el iPhone de su bolsillo trasero. Al menos sigue ahí, se lo podrían haber robado. Habiendo dormido en un incómodo banco... Eso suponiendo que es ahí donde ha pasado la noche. Que, quizás y solo quizás, es mucho suponer. Dios, ¿qué cojones ha pasado?

En toda su vida, ha tenido cientos de resacas. Unas peores, otras más fáciles de llevar. Pero jamás había sentido ese dolor en todo el cuerpo. Siente que no es persona, se siente pesado. No puede con su propio cuerpo y su peso le hace apalancarse en el banco. Además está esa estúpida y constante sensación de mareo...

Tirado de cualquier manera en el banco, se abraza a sí mismo mientras espera a que su móvil se encienda. Hombre, la pregunta es por qué lo tenía apagado. ¡Tiene tantas preguntas...! Pocas veces cree haberse sentido así de confuso.

En cuestión de minutos, se percata de que está en el centro de Madrid y de la cantidad de gente que circula a su alrededor. Rápidamente, se recuesta en el asiento. Qué vergüenza. Observa su móvil con rabia. ¿Por qué tarda precisamente hoy tanto en encenderse?

Ah, claro. Porque no tiene batería. Genial. ¿Puede empeorar la situación? No sabe cuánto.

Lejos, lejos, lejos de allí, dos chicas dialogan frente al espejo del baño.

-¡Cris, tía, míranos la cara! -Y Sandra suelta una gran carcajada.

Cris ríe también. El resacón por el que ambas están pasando no es medio normal, y está más que reflejado en sus rostros.

Ayer, por altas horas de la madrugada, Sandra se encontraba algo mal. Y es que, claro, con la emoción de encontrarse con Cris haciendo efecto, puede que se pasara un poco con el alcohol... Así que, vista la situación, Cris la dejó quedarse a dormir en su casa (es decir, en la que ella y Rubius comparten).

La rubia no pudo pegar ojo en toda la noche, a diferencia de Sandra, que durmió plácidamente. Cris no podía parar de pensar en dónde demonios se había metido Rubius.

Su cabeza, ya acostumbrada a darle vueltas a todo, comenzó a imaginar mil y una teorías sobre la desaparición de su chico. Ninguna (o casi ninguna) tenía una excesiva coherencia, pero en momentos como en los de anoche pierdes el control de tus pensamientos, que vagan buscando las respuestas a tus preguntas.

Harta de mandarle mensajes y de llamarlo, cansada de esa larga espera y, finalmente, somnolienta por las horas que eran, Cris cayó en un profundo sueño. Esta mañana cree haberse levantado con alguna que otra imagen de una posible pesadilla que ha podido tener, pero tampoco le ha dado demasiadas vueltas.

Su amiga da un par de giros sobre sí misma y se mira de arriba abajo. El pelo naranja, definitivamente, favorece muchísimo a Sandra. Se la ve incluso más madura. Aún así, Cris aún tiene mucho de lo que hablar con Sandra, ya que la noche anterior, entre el ruido y demás, no pudieron hablar tranquilamente de muchas cosas serias.

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora