Capítulo 49.

6.6K 412 204
                                    

-Por fin, todos en la casa

-¡¡¡Willy, frena!!! –grita Cris.

Pero él no reacciona. Sus manos sujetan fuertemente al volante, como si su vida se aferrara en él.

En cambio, Rubius, que desde que casi atropellan a Hachi ha aprendido a reaccionar rápido en situaciones así, se tira encima de Cris, alcanzando el volante como puede. Lo consigue agarrar y lo gira bruscamente hacia él, hacia la derecha. La furgoneta da un giro muy brusco, inclinándose hacia la derecha. Están a  punto de rozar a Natalia, la cual grita muy asustada.

Pero no. Consiguen esquivarla, mientras toda la tierra sacude a la chica medio pelirrosa. Dentro de la furgoneta, respiran aliviados, cada uno notando el corazón a punto de salírsele del pecho.

Natalia mantiene la vista fija en la furgoneta. No la puede apartar. Ha estado a unos centímetros de ser atropellada. De morir. Su corazón sí que late fuerte y tiene una constante presión en el pecho.

Rubius, viendo el estado de Natalia, sale rápidamente de la furgoneta y se acerca corriendo a la chica. Por la pálida cara de Natalia bajan lágrimas.

Él la abraza con fuerza, mientras ella no reacciona. Sabe perfectamente cómo se siente Natalia. A él una vez casi lo atropellan y no es una sensación bonita, precisamente.

-Tranquila, tranquila... -le susurra, acariciando su cabellera.

Ella sonríe. Nunca ha sido de llorar, a pesar de todo por lo que ha pasado. Ha aprendido a ser fuerte. Si nos paráramos a contar la vida de Natalia, no acabaríamos nunca.

-Estoy bien –le susurra ella, a modo de respuesta.

Continúan abrazados un buen rato, ante la atenta mirada de Willy y de Cris, los cuales bajan de la furgoneta aún asustados. Willy abraza por la espalda a Cris cuando ya están fuera de la furgoneta. El chico también deposita un pequeño beso sobre la cabeza de Cris, pero ella no está por la labor.

Contempla a la pareja abrazada. ¿Le gustaría a ella ser Natalia en ese momento? No sabe ni por qué se lo pregunta, puesto que tiene la respuesta muy clara. Amaría poder ser la destinataria de ese abrazo.

Los ojos verdes de Cris pasan a estar llorosos. Una y otra vez se pregunta qué está haciendo. Ahora mismo, de hecho, solo le apetece correr y huir de sus problemas. Dejar de lado todos sus líos sentimentales y encerrarse en su habitación.

Y eso hace. Se separa de Willy y, sin dar ningún tipo de explicación, sale corriendo hacia la casa, ante la asombrada mirada de Natalia, de Willy y, sobretodo, de Rubius.

La chica cruza corriendo la sala, sin prestar atención a los demás. Se intentan acercar a ella, preguntándole una y otra vez por su estado. Pero ella no responde y sube corriendo a su habitación para, posteriormente, encerrarse en ella.

Fuera de la casa...

-¿Qué le pasa, Guille? –dice Rubius. Se separa cuidadosamente de Natalia y lanza al chico una mirada de odio.

-Eh, eh. Baja esos humos. Yo no le he hecho nada. Se ha ido corriendo, así sin más.

-Sí, Rubén, hazle caso –interviene Natalia, ya más calmada-. Yo lo he visto. Él no ha hecho nada.

Natalia y Willy se sonríen. Pero Rubius no lo tiene tan claro.

Los tres se dirigen, caminando lentamente, a la casa. Rubius, confuso por la huida de Cris; Willy, tratando de asimilar que está saliendo con Cris; y Natalia, recordando inevitablemente algo.

La chica medio pelirrosa se gira hacia la furgoneta y la observa. Es igualita a la de... Un casi olvidado flashback acude a su mente...

Una niña de no más de nueve años, corre por las calles. No mira atrás, ni siquiera presta atención a la gente con la que se choca. Está enfadada, muy enfadada. Y dolida. Solo quiere correr. Y marcharse a otra parte. Odia a su familia.

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora