Capítulo 51.

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-Un gran cambio

El mapa que Cris ha cogido antes no lo van a necesitar. Rubius tiene un sentido de la orientación bastante bueno, así que enseguida se ubica. Por el contrario, Cris se encuentra algo perdida. Y eso que es la segunda vez que va.

-Jo. No me apetece ir ya a la peluquería –comenta Cris.

-¿Y eso? ¿No querías cortarte el pelo?

-Sí, bueno. Pero es que... -la chica mira hacia otro lado, lejos de la mirada de Rubius. No está segura de lo que va a decir, pero, aún así, lo suelta-. Me gusta estar aquí contigo.

-A mí también me gusta estar contigo. Ya lo sabes –le contesta el chico, rotundo.

-Sí, sí, lo sé –sonríe ella.

Miles de dudas asaltan la cabeza de Cris. ¿Seguirá Rubius enamorado de ella? Lo más seguro es que no. Se entristece, así de repente.

-Ey, ¿estás bien? –le pregunta Rubius, de improvisto. Ha visto un destello de tristeza en los ojos verdes de Cris.

Cris levanta la mirada y se topa con los ojos de Rubius. Son muy curiosos, nunca había visto unos ojos con un color tan peculiar. Es una especie de mezcla entre el color marrón y el verde. Según la luz, se ven de un color o de otro. O de los dos, incluso.

Pero lo importante y lo que le gusta a Cris no es, precisamente, el color de los ojos de Rubius. Es lo que transmiten. Es como si siempre brotara alegría de ellos. Tiene una mirada alegre, pero a la vez algo tímida. Es muy complicado de explicar.

Y esa sonrisa. Madre mía que dientes y que sonrisa tan perfectos. Y esa boca. Y esos labios tan besables. Tan deseables. Tan seductores...

-¿Cris? –la chica nota unos brazos sobre sus hombros, zarandeándola.

-¿Eh, qué? –reacciona la chica.

-Estabas en trance.

-¿Yo? ¡Qué va! ¡Si he escuchado todo lo que me has dicho! –dice Cris, que cree que, mientras ella estaba en sus ensoñaciones, el chico le ha hablado de algo.

-¿Ah, sí? –Rubius levanta una ceja.

-Por supuesto –y se sonríen, cómplices. Ambos saben que ella está mintiendo.

-¿Es por ahí, no? –le pregunta Rubius, señalando una calle algo apartada. Menudo cambio de tema tan radical.

-Yep. Vamos.

Caminan juntos hasta la peluquería, la que encuentran un rato después. Entran en ella.

Es una pequeña, pero acogedora peluquería. En las paredes hay un par de fotos de modelos con el pelo muy bien peinando. Hay una zona en la que hay tres espejos puestos en fila, casi formando uno. Delante de cada espejo, una silla y una especie de mesita con peines y cosas así se halla.

Hay una clienta ya. Está sentada en una de las sillas, frente a uno de los espejos y de espaldas a Rubius y a Cris. Su pelo le cae por la cara, ocultándosela. Lleva el cuerpo cubierto con una especie de albornoz negro, para proteger su ropa y cuerpo de los pelos. Tiene un bonito pelo castaño y que le llega por los hombros.

Una ancianita sale de no sé dónde, con un par de peines raros en sus manos. Cris abre mucho los ojos. El mundo es un pañuelo. Esa anciana es a la que Willy y ella le preguntaron sobre el súper mercado.

-¡Jovencita! –exclama, antes de ir a dónde su clienta.

-Hola. Volvemos a encontrarnos –sonríe ella. Rubius mira la escena extrañado. ¿De qué se conocen?

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora