Capítulo 77.

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-La verdad 2/2

Miradas. Miradas que lo expresan todo. Miradas capaces de expresar mejor los sentimientos que las palabras propias.

La mirada de Rubius expresa la incredulidad de quien está en su situación. La mirada de la incomprensión. Su cabeza da vueltas mientras siente como Cris lo deja de abrazar y se aparta a un lado, con una mirada mezcla de temor, esperanza y miedo. La mirada del médico, al contrario, es de las miradas más imponentes que ha visto nunca. El chico traga saliva, expectante a lo que el doctor le tenga que decir.

Demonios, ¿ ha dicho antes "policía"? Tras unos segundos en silencio, el chico trata de incentivar al doctor para que hable:

-¿Pero qué...? -Se da cuenta de que le cuesta respirar, pero consigue formular la pregunta completa-. ¿Qué tiene que ver la policía con esto?

No recibe respuesta y las preguntas se le acumulan en la cabeza. Desesperado, lo vuelve a intentar.

-¿Y qué se supone...? –Toma aire. Sus pulmones le fallan, es una sensación horrible-. ¿Qué se supone que me ha pasado? –El médico aparta la mirada y la dirige a unos papeles que sostiene en sus manos. Ahora, Rubius mira a Cris-. ¿Cris? ¿¡Alguien me puede explicar algo, joder!?

Y empieza a toser, y se sume en un ataque de tos que no tiene para nada buena pinta. Cuando consigue retomar una respiración regular y carente de toses, el médico, por fin, habla:

-Rubén, seré muy claro con usted.

-Tutéame –pide el chico, aún sin poder hablar de una forma del todo correcta.

-Si esa es tu voluntad... Como iba diciendo, seré directo contigo. Aunque antes, has de ver esto. –A continuación, el médico le tiende un espejo pequeño.

El chico, extrañado, lo acepta. Lo toma en sus manos, como quien no tiene ni idea de qué hacer, y mira su reflejo en él. No tarda mucho en darse cuenta de que hay algo en su rostro que ha cambiado.

-¿¡Qué cojones son estas manchas rojas que tengo por toda la puta cara!? ¿¡Qué...!? –exclama, enfurecido.

Enfurecido consigo mismo por no tener ni idea qué ha sido lo que le ha ocurrido, enfadado con su propia ignorancia que le impide ver las cosas con claridad.

-Cariño, tranquilízate... -susurra Cris, algo asustada.

Rubius pasa de contestar. Se vuelve a mirar en el espejo. En total, hay siete manchas en su cara. La mayoría se concentran en sus pómulos, a excepción de tres que están en su barbilla y en ambos lados de su frente. Dios, si es que no tienen, ¡para nada!, buena pinta. Nota que empieza a sudarle la frente, y se asusta aún más cuando mira al doctor, quien pide a Cris que abandone la estancia.

Cuando la chica se va, el médico se aclara la garganta y habla decidido:

-Doblas, esas manchas que te han salido son producto de unos efectos secundarios. Por lo tanto...

-¿Unos efectos secundarios de qué? ¿Alguna alergia o qué, doctor? No entiendo nada... –Rubius no puede evitar cortar al médico.

-Dos cosas: una, no me cortes; dos, llámame Miguel.

Rubius asiente, cabizbajo. Tiene que contenerse. Cuanto antes acabe toda esta pesadilla, mejor. Para serenarse, coge el vaso de agua que tiene en su mesilla de noche y bebe un poco.

-Como decía, esas manchas son efectos secundarios del consumo de un tipo de droga. –Rubius casi escupe el agua que estaba en su boca. ¿Droga? ¿¡Droga!? Si el ayer no...-. Por la cara que has puesto, deduzco que no has tomado últimamente drogas, ¿me equivoco?

La gamer del Starbucks (Fanfic Rubius) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora