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Atsushi estaba tirado por décima vez en la cafetería debajo de la agencia. Kenji jugaba con su cuerpo como si fuera papel. — Mocoso, si hubiera sabido que no aguantas una sesión de principiante, te hubiera inscrito en un gimnasio desde que entraste

— no Kunikida-san, ya déjeme — pidió el albino

— Kenji, aviéntaselo a la vaca

— ¡si!

Kenji lo tomó en sus brazos y lo llevó — Kenji-san, por favor déjame morir — pedía Atsushi pero Kenji solo reía.

Kunikida subió a la agencia molesto, llegó hasta la sala donde tomó a Dazai del cuello — AAy no es viernes aún — se quejó Dazai

— Dazai, esto de que el mocoso ayude a la habilidad del perro es problemático. Quiero al mocoso devuelta a la agencia

— Kunikida-kun, en primera, suelta mi cuello, me emociono — Kunikida lo soltó — en segunda, ni yo puedo ayudarlo. Rashomon tiene un apego con Atsushi-kun

— pues desapégalos

Atsushi salía de la agencia tarde, le dolía todo el cuero y estaba solo ¿porque? Como se había dormido varías veces no terminó sus reportes a tiempo.

Para suerte del albino (no mucha) Akutagawa lo había estado esperando, hacerlo esperar por dos horas lo había puesto de malas así que Rashomon lo tomó — Jinko

— Hazme todo lo que quieras pero no me bajes

— ¿Jinko?

Le miró suplicante — llévame a casa

— ¿te duele?

— shi, llévame

— ya voy...

Akutagawa llevaba al albino con Rashomon. — Jinko, realmente quería que fueras a mi casa

— ¿me darás un masaje?

— ¿no te he dado muchos?

— entonces no quiero

— bien, te daré un masaje. Solo pasa tiempo con Rashomon

— siiii

El azabache llevó al albino todo el camino hasta su casa, donde literalmente lo arrojó en el mueble de la sala y Rashomon se dejó a él como un perro recibiendo a su amo. — ¡aaah! Rashomon quieto, quieto — pidió el albino

Akutagawa ignoraba sus gritos mientras iba por algo de agua, aquellos gritos que se hacían mayores y mayores hasta llegar a uno particularmente fuerte que le hizo voltear

Allí tenía al albino con la camisa rota y a Rashomon sobre el pecho del albino.

Akutagawa escupió su agua — ¡RASHOMON! — le grito en un regaño.

Logró separa a su habilidad del menor, aunque esté ahora estaba en camisa. Pudo ver aquella herida que dejaba sus recuerdos, se quedó viendo un momento hasta que el albino se quejó — ¿porque siempre terminó en situaciones así?

— Rashomon ha estado impaciente por ti

— si, si — suspiró. — ¿como iré a casa?

— y... ¿si te quedas?

Atsushi le miró, sus miradas se habían cruzado. El ambiente era cálido y podrían jugar que caían pétalos o solo era Rashomon con forma de un árbol de Sakura encima de ellos. Solo sabían algo...

Algo estaba pasando, y no era Rashomon

...
Esta historia comenzará a tomar su lado romántico y dramatico...
Disfrútenlo

¡Gracias por leer!

Rashomon ShipperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora