23.3

3.4K 611 194
                                        



Akutagawa podía sentir algo extraño apretarlo de su cintura. Incómodo despertó en media madrugada. Su cuerpo estaba recostado de lado derecho, podía ver hacia la oscura pared.

Su instinto lo guió a voltearse, allí fue cuando lo noto.

Atsushi quien dormía a su lado cómodamente, llevaba orejas de tigre y su cola de tigre lo sostenía de su cintura ¿porque?

Recordó la primera vez que le tomó con su cola de tigre. Esta vez la cola lo tenía firme pero suave, sonrió de sentir la calidez de él. Se acercó para acariciar sus orejas — uuhm— escuchó el quejido y evitó reír

— cierto, lo dijiste. No te gusta que toquen tus orejas...

Miró algo negro moverse de lado del albino, así que se asomó — ¿Rashomon? — cuestionó. La tela estaba completamente abrazada de Atsushi y este también tenía a Rashomon envuelto en sus brazos

El mafioso tapó su rostro y volvió a voltearse en la cama. Su rostro estaba completamente rojo.
















A la mañana, Atsushi fue el primero en despertar, se estiró igual a un gato, su cola y orejas regresaron y miró a Rashomon a su lado — oh Rashomuncito ¿Que haces aquí? — le hizo un puchero tierno — papá Akutagawa te dejo solito toda la noche, AAy si lo dejo solito.

Rashomon daba vueltas en Atsushi — ¡GATITO! Mi gatito, gatito está aquí. Gatito. Gatito

— aaash ¿Que? — se quejó Akutagawa sentándose en la cama y miró al albino.

Despeinado y sonriente. Estaba de espaldas pero con su cara girada para mirarlo — buenos días Akutagawa

Su corazón latía como loco, su cara se puso ligeramente roja. — buen día. — no pudo decir más.

Atsushi simplemente había salido de la cama y arreglado su lugar, salió de la habitación dejando a Akutagawa viendo el techo. — no se que me pasa, creo que es un paro cardíaco

Salió de su cama, no arregló ni nada pero antes de salir de la habitación vio su cama — así.. se ve lindo — salió de su habitación encontrándose con algo que quizá y ni siquiera imagino en toda su vida.

Miró de abajo hacia arriba.

Descalzo, pantorrillas firmes y delgadas, unos cuádriceps provenientes y unos femorales firmes. Estaba seguro que de tocarlos estarían firmes. ¿Glúteos? Quizá no había mucho, eran tapados por la camisa holgada. Lo que no tapaba era ese cuello delgado.

El mafioso ni siquiera supo cómo llegó a la espalda del menor. Atsushi sintió un escalofrío apoderarse de él y volteó su mirada solo para quedar cara a cara con el mayor — ¿A-Akutagawa?

— Jinko... — le llamó en baja voz y su cabeza cayó en su hombro.

Atsushi abrió sus ojos amplios al escucharlo.

...
Aún falta una última parte
Lamento no haber publicado... ¡los amo!

¡Gracias por leer!

Rashomon ShipperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora