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En casa, Atsushi estaba arreglando la mesa pues Chuuya había dicho que haría de cenar, Akutagawa apenas llegaba — Atsushi, estás aquí.

— Si — le sonrió — Bienvenido

Akutagawa se sonrojó — Estoy en casa — mencionó siendo recibido por un tierno beso en sus labios. Sin negarlo, mucho menos evitarlo Akutagawa abrazó al agente — ¿Que hace aquí mi pequeño tigre? Es día entre semana

— Chuuya me mando un mensaje diciendo que vendría a hacer la cena para los cuatro

— ¿cuatro? ¿No es una cena para dos?

— Noupi, dijo que traería a Dazai-san

— Ya veo

Atsushi sonrió con ligeras risas y se acercó a besar de nuevo al azabache. Eran besos dulces, ligeros y tronaditos. Lo suficiente para transportar a aquel mafioso a un mundo donde todo era brilloso, rosa y lleno de pétalos de rosas.

...

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Rashomon ShipperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora