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Atsushi había salido de la casa, y unos pasos más tapó su rostro — Oh por Dios, me acabo de dar cuenta... A-Akutagawa me baño y cambio, ¡aaah! Trágame tierra y escúpeme en puebla.

Siguió su camino, debía ir acomodar la panadería e ir a la agencia. Salió casi corriendo para olvidar aquello.

En la panadería, lavo bien sus manos, se puso mandil y ato su cabello con red protectora, prendió luces, puso el horno a calentar y comenzó a hacer la masa. Los dueños, un matrimonio de abuelitos bajaron a verlo — Atsushi, buen día

— señor y señora Yukishina, buen día

— mi Niño — dijo la Señora jalando su mejilla — tan atentó como siempre

— comenzamos a sentirnos mejor, no tienes que hacer esto

— es un placer para mi ayudarlos, ustedes son tan amables y siempre los he visto solos

— no tiene mucho que te mudaste ¿no? — preguntó el señor

— algo así — respondió Atsushi confundido — vivo con un chico, es por el bien de... un niño, es un niño pequeño que no me suelta para nada, nada nadita; es difícil tratarlo por qué llega a lastimar — suspiró — quisiera ayudarlo de mejor forma

— Hubiese deseado un nieto así de atento — se quejó el señor

— basta cariño. — pidió la Señora — Atsushi, si tienes un bebé, podríamos ayudarte. Sabemos cómo calmar a los niños

— ah, es que.... — los miró y sonrió — se los agradecería mucho.

— Perfecto, pide permiso para quedarte con nosotros hoy

— Si, si, si es necesario pagaremos tu día

— No se preocupen, le hablaré a mi jefe — sonrió Atsushi

Atsushi y los señores Yukishina siguieron hablando mientras Atsushi preparaba el pan, la verdad se llevaron muy bien, y ambos ancianos siempre quisieron nietos que nunca tuvieron, así que Atsushi ahora era todo suyo.

...

Aún queda una última parte del primer capítulo

¡Gracias por leer!

Rashomon ShipperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora