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No tardaron mucho en notar los motivos y razones de Byakko y como sus fieles seguidores ayudarían a su portador; Atsushi había despertado de su pequeña siesta, al levantarse todo se vino a su mente. Los sacerdotes lo dejaron solo un momento para meditar

Atsushi seguía analizando la información que le habían dado. Sus orejas y cola de tigre se mantenían presentes como un recordatorio de su amor

Uno de los sacerdotes, el rubio, se acercó para taparlo con una sábana, Atsushi lo miró — Gracias

— escuche recipiente de Byakko, ¿Que te impide amar a ese hombre?

Atsushi suspiró, miró al hombre un momento y bajo su mirada — Es un mafioso, un asesino que incluso intentó matarme a mi

— ¿Eres masoquista?

— ¿eh? No. ¡No!

— Creo que Byakko es un Dios sabio, un Dios de protección, sabiduría y amabilidad. No creo que un Dios así deje de ir su recipiente de enamore de un chico malo. Mucho menos que te ayude a ver esos sentimientos

Atsushi se sonrojó — creo que tienes razón

— ¿entonces si lo amas?

— ¿Que? ¡No!  ¡No! No amo a Akutagawa

— así que se llama Akutagawa — dijo el rubio — ¡ya tengo el nombre! — gritó a los otros sacerdotes

Atsushi se envolvió en la sabana y lo noto, — ¿eh? — tocó sus orejas — ¿porque? ¡¿Por que no vuelven?!


...

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Rashomon ShipperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora