Epílogo

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"¡Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz! ¡Que los cumplas, Sofía, que los cumplas, feliz!"

Los gritos de mis amigos hicieron eco en mi computadora.

—¡Feliz cumpleaños cielo!

—¡Feliz cumple amigaaaaa! ¡Te quieroooooo! —grito Lore, tan efusiva como siempre.

—Feliz cumpleaños, Sofía. —Pamela seguía siendo tímida, pero podía notar que ya se sentía más cómoda socializando con los demás.

—Gracias chicos —contesté sonriente a la pantalla.

—Quiero ir a abrazarte... —soltó Lore, haciendo un gracioso puchero—. ¡Odio al Covid y a esta maldita pandemia!

—Yo odio saber que estás ahí sola —dijo Marcos, con cierto tinte de tristeza en su voz— ¿Te sentís mejor hoy?

—Sí, desde ayer a la mañana no tengo fiebre y, por suerte, la garganta me duele menos. Pero mejor hablemos de otra cosa, es mi cumpleaños y este bicho de mierda no me va a joder el día.

Charlamos por zoom hasta que se nos terminó el tiempo, poniéndonos al día con nuestras tan rutinarias vidas. Daba gracias a que vivíamos en la era de la tecnología y las redes sociales, sino, este confinamiento, hubiera sido un martirio para todos.

Tras cortar con ellos, cerré la computadora y la dejé sobre la mesita ratona frente a mí. Me estiré en el cómodo sofá sopesando tomar una pequeña siesta, aunque antes debía revisar mi celular, ya que no había dejado de sonar mientras charlaba con mis amigos.

Llevaba al menos diez minutos contestando los mensajes que había recibido por mi cumpleaños, cuando me entró un mensaje de Damián por WhatsApp. Mi corazón se aceleró en cuestión de milésimas de segundos. Llevaba bastante tiempo sin saber nada de él.

Después de la conversación en el estacionamiento, nuestra relación se había reducido solamente al ámbito laboral, pero debido a la pandemia, solo habíamos alcanzado a lanzar el spot institucional antes de tener que cancelar toda promoción de la cadena de hoteles en Latinoamérica, debido a que se vieron obligados a cerrar sus puertas por tiempo indeterminado.

Varik me había contado que en Europa habían abierto durante el verano, con todos los protocolos exigidos, y que estimaban poder hacer lo mismo en este lado del hemisferio cuando llegase la temporada de vacaciones. Así que estábamos aguardando novedades para darle marcha a las campañas locales. 

Con Varik seguía en contacto. Por suerte, como me había prometido, no había vuelto a insistir con la propuesta que me había hecho en Alemania. Me seguía pareciendo un hombre extremadamente atractivo y extraordinario, pero definitivamente no era a quien quería a mi lado.

Con manos temblorosas, abrí el chat para leer su mensaje. Era una imagen donde decía feliz cumpleaños en varios idiomas, lo cual me sacó una sonrisa nostálgica al recordar cuando lo había saludado de forma similar para su cumpleaños el año pasado.

Fui hacia atrás en la conversación, porque sí, no la había borrado en todo este tiempo, y copié su respuesta de entonces, esa donde me había agradecido en varios idiomas. Envié mi respuesta, junto con un emoji sonriente, y me quedé observando atentamente la pantalla. Al ver que leyó mi respuesta y que no me respondía, decidí tomar la iniciativa.

"Gracias por acordarte 😊"

"Todo bien?"

Contuve el aliento durante varios segundos, deseando con todas mis fuerzas que me respondiera algo, lo que sea.

"Todo bien, por suerte"

"Vos?"

Bien, eso era un avance. Hice un pequeño baile de la victoria antes de contestar.

"Todo lo bien que se puede estar, teniendo en cuenta de que es mi cumpleaños y me toco pasarla sola y en aislamiento"

Vi el doble tilde azul, pero pasaban los segundos y no había respuesta ¿Me había clavado el visto? Una angustia repentina invadió mi pecho. No sabía de qué me sorprendía ¿Qué esperaba? Ya era demasiado el que me hubiese saludado por mi cumpleaños.

Estaba por dejar el celular junto a mi computadora cuando éste comenzó a sonar. El aparato casi se me resbala de las manos, presa de mi habitual torpeza y por la sorpresa al leer su nombre en la pantalla.

—¡Mierda! —Maldije debido a que me estaba haciendo una video llamada.

Me hice un rodete rápido y cerré la bata que llevaba puesta, me acomodé en el sillón y respiré profundo antes de deslizar mi dedo sobre la pantalla. Su rostro no tardó en aparecer, provocando una leve sonrisa en mi rostro que se me hizo imposible ocultar.

—Hola ¿te contagiaste? ¿estás bien? 

—Hola. —Mi voz salió un tanto chillona. Me sentía conmovida por su preocupación—. Estoy bien, por suerte lo peor ya paso.

—¿Estuviste muy mal?

—Algo. Los primeros días estuve con bastante fiebre, mucho dolor de garganta, dolor corporal y de cabeza. Pero por suerte no tuve complicaciones respiratorias.

—Bueno, menos mal que no fue tan grave y que ya estés mejor. ¿Alguien de tu familia se contagió?

—No, llevaba más de una semana sin verlos antes del primer síntoma.

—¿Y eso? —preguntó confundido.

—Es que ya no vivo con ellos, me mudé al departamento que era de mi papá a principios de marzo, justo antes de que comenzara toda esta locura.

—Ah, mira que bien.

Podía sentir como la incomodidad se empezaba a apoderar del momento. El tema de conversación se estaba terminando, pero mis ganas de seguir hablando con él solo iban en aumento.

—Sí, creo que independizarme fue una de las tres mejores decisiones que he tomado en el último tiempo.

—¿Y cuáles fueron las otras dos? Si se puede saber, obviamente.

—Claro que sí. De hecho, de cierta forma estas involucrado.

—¿Yo?

—Sí. Decidí hacerte caso y hacerles frente a mis traumas empezando terapia. —Me encogí de hombros, restándole importancia.

No me cohibía contarle aquello, siempre me había sentido cómoda hablando con él. Su gesto se suavizó, sonriendo levemente.

—Me alegra sinceramente que hayas dado ese paso.

—A mí también.

—¿Y la tercera decisión?

Sonreí tímidamente, presa de los nervios.

—Esa la acabo de tomar... y te involucra directamente —confesé, mordiéndome los labios.

Aunque había sido una idea que había rondado mi mente durante varias semanas, ahora era una firme decisión. Lo quería de vuelta en mi vida y estaba dispuesta a todo para lograrlo, sin importar el tiempo que me llevase lograrlo.


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Hola!  Antes que nada, quiero pedirles mil disculpas por la demora. Mi vida es un caos y yo soy un desastre para organizarme 🤦‍♀️. Recién esta semana me pude sentar tranquila para editar lo que había escrito en mis escasos ratos libres. 

Ultima curiosidad: Yo también pasé mi cumpleaños con Covid el año pasado 😢

Esta historia la comencé a escribir en marzo del 2020 y en un principio no quería incluir en ella el contexto actual que nos estaba tocando vivir. Por eso la ubique temporalmente en el  2019, pero inevitablemente me vi obligada a mencionarlo llegado a este punto (quienes me conocen saben que suelo ser bastante fiel a la realidad al momento de escribir). 

Bueno, espero que les haya gustado! Gracias a los que me acompañaron en este viaje, por tenerme paciencia y darle cariño a mi historia.

Y tranquilas, no voy a dejarlas con un final abierto después de haberlas hecho esperar todo este tiempo, no soy tan mala 😋(mentira, lo soy, pero esta vez preferí ser benevolente).

Sigan leyendo!


¿Y si...?  #PGP2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora